sábado, 29 de abril de 2023

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Bellísima Villa de Sitges

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Los primeros sijetanos

La presencia humana en el territorio del actual término municipal de Sitges, auspiciada por su privilegiada situación cerca del mar Mediterráneo, ya es constatable en épocas tempranas y viene testimoniada por una mandíbula de neandertal encontrada en la Cueva del Gigante.

Ya de la época del neolítico es destacable el yacimiento con vasos campaniformes de la Cueva de St. Lorenzo. Dispersos por el todo el término han sido localizados varios yacimientos ibéricos y romanos, destacando el extenso y cada vez más conocido núcleo de poblamiento situado bajo el casco antiguo de Sitges y la villa romana del Vinyet.

Desde siempre, la costa de Sitges ha sido la puerta de salida al comercio marítimo de las producciones locales y de la comarca del Penedès.

 

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Primeras referencias

Las primeras referencias a Sitges y sus tierras aparecen en pergaminos y documentación de los archivos fechados en el s. X, época en la que el condado de Barcelona se fue expandiendo hacia el sur. En el año 990 ya aparece mencionado el lugar llamado Les Sitges.

Fue en aquella época, cuando aún debían de ser visibles los silos del tiempo de los íberos y los romanos. que se dio nombre en el lugar. En medio de la montañeta junto al mar donde ya ha habido un núcleo de población íbero y romano se edificó un castillo, al que a continuación se le añadieron las casas y la iglesia que dieron inicio a la actual población de Silos.

En la primera mitad del s. XI ya aparecen mencionados los castillos de Sitges, Miralpeix y Campdàsens, y en el s. XII el monasterio de Garraf, territorios que en los siglos XIV y XV se fueron vinculando a la Pía Almoina de la Sede de Barcelona, que se convirtió en señora feudal de la Villa y de los territorios que todos juntos conforman el actual término municipal de Sitges.

 

Silos medieval

En la época medieval Sitges ya destacaba por ser la única población a orillas del mar entre Barcelona y Tarragona y por estar rodeada de murallas. Sus habitantes se dedicaban aparte de los cultivos de subsistencia a la producción vinícola y al comercio marítimo por el mediterráneo.

Los vinos de Sitges, muy tempranamente dedicados al mercado internacional, tuvieron nombrada: tanto los vinos blancos y tintos como sobre todo el moscatel y la malvasía.

A partir del s. XVI, superando las pestes que tan bien afectado el país, así como las guerras y la piratería, Sitges fue de las primeras poblaciones en tener una economía ya primordialmente de mercado, basada en la exportación de vinos al norte de Europa.

Sitges contaba con un grupo de barcos dedicados al comercio que ocupaban prácticamente la mitad de su población. En aquella época la creciente fuerza de la villa chocaba con las limitaciones que imponía a la municipalidad su barón feudal.

Los sucesivos pleitos entre una y otra parte, la presión social y la evolución histórica fueron ampliando paulatinamente las competencias municipales, que no se consolidaron hasta la disolución del régimen señorial a principios del s. XIX.

 

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Los intercambios con América

En la segunda mitad del s. XVIII Sitges se abrió al mercado americano y exportó sus vinos, hasta llegar a dedicar al cultivo del viñedo -merced a la construcción de márgenes de piedra- prácticamente la totalidad de la tierra susceptible de ser cultivada.

Se estableció una importante corriente de emigración hacia América y buena parte de los barcos se dedicaron al comercio en ese continente. Fueron muchos los sitgetanos que establecieron comercios y empresas sobre todo en Cuba y Puerto Rico. La construcción del ferrocarril en 1881 significó una importante mejora de la comunicación terrestre pero también la total y definitiva desaparición de la flota local, puesto que la comunicación con América se concentró en grandes barcos que salían del Puerto de Barcelona.

A pesar de la sangría demográfica de la emigración Sitges mantuvo la población en torno a los 3.500 habitantes, y el retorno de los americanos con los capitales obtenidos con sus establecimientos comerciales comportó un crecimiento de las industrias del país que en Sitges se dedicaron al textil ya los zapatos, ramo que tuvo especial importancia hasta los años 60 del s. XX.

 

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Los atractivos de la villa y las corrientes artísticas

A finales del s. XIX Sitges ofrecía un núcleo urbano que se iba embelleciendo con las casas de los americanos, un entorno de viñedos y una playa que formaba un paisaje que atrajo a los pintores de la llamada escuela Luminista. Este núcleo de artistas, paisaje, la actividad de las entidades sociales y de sus teatros fueron el entorno que acogió con los brazos abiertos en Santiago Rusiñol, hecho que lo decidió a construir su Cau Ferrat ya organizar las Fiestas modernistas. Con el impulso de los baños de mar y de las segundas residencias Sitges inició con brío el camino del sector turístico.

Los atractivos de Sitges ya eran conocidos por todas partes. El crecimiento urbanístico se manifestó con la aparición en 1918 de la ciudad-jardín de Terramar, y en la segunda mitad del s. XX el turismo de masas, la generalización de los automóviles y la mejora de las comunicaciones con Barcelona a través de la autopista hicieron que las urbanizaciones se extendieran por todo su término.

Sitges, que actualmente (2017) alcanza los 28.527 habitantes, tiene una fuerte dinámica económica, cultural y asociativa y -a pesar de los retos planteados por la globalización- trabaja para mantener el nombre de la villa a la altura de su legado histórico, su propia personalidad y defender el patrimonio cultural y natural.

 

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