La Nube de Perseo es una de las regiones de formación de estrellas más cercanas al sistema solar. Muchas de sus estrellas son jóvenes y tienen discos protoplanetarios donde pueden tener lugar los procesos físicos que dan origen a los planetas
Susan Iglesias-Groth, del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y Martina Marín-Dobrincic, de la Universidad Politécnica de Cartagena, han descubierto la presencia de numerosas moléculas prebióticas en la región de formación estelar IC348 de la Nube Molecular de Perseo, un cúmulo estelar joven 2-3 millones de años.
Algunas de estas moléculas biológicas se consideran elementos esenciales para la construcción de moléculas más complejas, como los aminoácidos, que formaron el código genético de los microorganismos antiguos y provocaron el florecimiento de la vida en la Tierra. Conocer la distribución y abundancia de estas moléculas precursoras en regiones donde muy probablemente se están formando planetas, es un reto importante para la astrofísica.
La Nube de Perseo es una de las regiones de formación de estrellas más cercanas al sistema solar. Muchas de sus estrellas son jóvenes y tienen discos protoplanetarios donde pueden tener lugar los procesos físicos que dan origen a los planetas.
“Es un laboratorio extraordinario de química orgánica”, explica Iglesias-Groth, que en 2019 encontró fullerenos en la misma nube. “Estas son moléculas complejas de carbono puro que a menudo se presentan como bloques de construcción para las moléculas clave de la vida”.
Ahora, una nueva investigación ha detectado en la parte interior de esta región moléculas comunes como hidrógeno molecular (H2), hidroxilo (OH), agua (H2O), dióxido de carbono (CO2) y amoníaco (NH3), así como varias moléculas que contienen carbono que podría desempeñar un papel importante en la producción de hidrocarburos más complejos y moléculas prebióticas, como cianuro de hidrógeno (HCN), acetileno (C2H2), diacetileno (C4H2), cianoacetileno (HC3N), cianobutadiina (HC5N), etano (C2H6), hexatrina (C6H2) y benceno (C6H6).
Los datos también muestran la presencia de moléculas más complejas como los hidrocarburos armoáticos policíclicos (PAH) y los fullerenos C60 y C70. “IC 348 parece ser muy rico y diverso en su contenido molecular”, afirma Iglesias-Gorth. “La novedad es que vemos las moléculas en el gas difuso a partir del cual se están formando las estrellas y los discos protoplanetarios”.
La presencia de moléculas prebióticas en sitios interestelares tan cercanos a estos cúmulos estelares sugiere la posibilidad de que se estén produciendo procesos de acreción en planetas jóvenes que podrían contribuir a la formación de moléculas orgánicas complejas. “Estas moléculas clave podrían haber sido suministradas a los planetas nacientes en los discos protoplanetarios y de esta manera podrían ayudar a producir allí una ruta hacia las moléculas de la vida”, dice Marina-Dobrincic.
La detección de los dos investigadores se basa en datos tomados con el satélite Spitzer de la NASA. El próximo paso será utilizar el poderoso Telescopio Espacial James Webb (JWST). “La capacidad espectroscópica del JWST podría proporcionar detalles sobre la distribución espacial de todas estas moléculas, y extender la búsqueda actual a otras más complejas, dando mayor sensibilidad y resolución, que son esenciales para confirmar la muy probable presencia de aminoácidos en el gas en esta y en otras regiones de formación estelar”, concluye Iglesias-Groth.
No hay comentarios:
Publicar un comentario