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Este espectáculo natural se encuentra en Tenerife y ofrece unas vistas sobrecogedoras.
Llegar a Masca no es fácil. Las curvas de la carretera 436 que unen Buenavista del Norte con este pequeño pueblo ubicado en el noroeste de la isla de Tenerife pueden provocar el desánimo del viajero más susceptible a marearse en coche. Aun así, tanto el viaje como el destino merecen la pena.
Tenerife recibe al año en torno a 5 millones de viajeros y aunque principalmente lo hacen para disfrutar de sus playas, cada vez son más numerosos los que optan por visitar el conocido como Machu Picchu español.
El caserío de Masca es, casi con total seguridad, el pueblo más bonito de esta isla canaria. Solo unos 80 habitantes viven escondidos en este precioso valle, rodeados de acantilados, palmeras y chumberas. Su enclave es tan idílico como inaccesible, ya que, tal y como hemos comentado, son infinidad las curvas que tendrán al conductor más novato con el alma en vilo.
Serpenteando por una estrecha carretera en zigzag que parece infinita se llega a una altitud cercana a los 700 metros sobre el nivel del mar. En algunas partes del camino, la estrechez es tal, que no caben dos coches juntos y nos tocará echarnos a un lado de la carretera para dejar paso. Con paciencia, alcanzaremos nuestro destino, un lugar que antaño fue escondrijo predilecto de los piratas para no ser encontrados. Y es que este pintoresco lugar siempre fue un rincón angosto y perdido de la civilización.
Masca parece una estampa de postal; el tiempo se detiene y olvidarse de las prisas y el estrés se convierte en un mantra obligatorio. Pasear por las calles, hablar con los lugareños mientras se toma algo en alguna cafetería o detenerse en algún rincón para hacer unas cuantas fotos es un placer que muchas veces tenemos más que olvidado y es donde verdaderamente se le coge el pulso a un destino.
¿Qué ver en Masca?
Lo más interesante sea, quizás, arrancar la visita desde el mirador de Cherfe, que ofrece una perspectiva única de este caserío, de su localización en medio de montañas, y del mar, que se encuentra a pocos kilómetros de distancia. Después de tomar unas cuantas fotografías, conviene descender para explorar cada rincón. No llevará mucho tiempo, pero casi es ley hacerlo sin prisa porque las empinadas calles tienen su aquel y pueden jugarnos alguna mala pasada.
La ermita, situada en una recogida plazoleta, recibe al visitante mostrando su coqueta fachada de piedra. Construida en el siglo XVIII está dedicada a la Purísima Concepción. También puede disfrutar el excursionista de un museo y un centro de artesanía, que han sido montados en el interior de una de las casas del pueblo. Y es que el caserío de Masca está considerado como un Bien de Interés Cultural con categoría de Conjunto Histórico.
Tampoco conviene obviar, si se dispone de algo más de tiempo, la visita a otros caseríos de la zona, como el de Las Portelas o Teno Alto, no tan espectaculares, pero sí con rincones interesantes y curiosos.
Los pocos habitantes que quedan en Masca (unos 80, pero que van descendiendo vertiginosamente cada año) se dedican, principalmente, al turismo, siendo la hostelería, artesanía y restauración su principal medio de vida. La amabilidad canaria tiene aquí su máxima expresión.
La joya de la corona: una experiencia sin igual en Masca
La joya de la corona para el explorador que llega al Machu Picchu tinerfeño es la ruta de senderismo conocida como Barranco de Masca. Es una ruta muy popular y su tiempo estimado (si contamos solo la ida) es de unas tres horas aproximadamente y unos 5 kilómetros. Eso sí, hay que afrontar un importante desnivel que nos llevará desde las montañas hasta tocar el agua del mar.
Este itinerario arranca en este caserío perteneciente al municipio de Buenavista del Norte. Se necesita una buena condición física para afrontar el descenso, pero, la llegada a la playa es, sin duda, la culminación perfecta para esta ruta de ensueño. Hay quien dice que es la más espectacular de todas las islas Canarias y desde Revista VIAJAR creemos que puede ser cierto.
Una vez en la playa, podemos contemplar un atardecer de esos que permanecerán para siempre en nuestra retina. También se puede tomar desde allí mismo un barco que nos llevará hasta la parte más suroeste de la isla: el puerto de los Gigantes. Eso sí, para aventurarnos a coger el ferry debemos haber llegado a Masca en transporte público o, de lo contrario, volver a por el coche nos supondrá un verdadero quebradero de cabeza.
En muchas ocasiones no somos conscientes de los tesoros que se esconden dentro de la geografía española y, si bien es cierto que Tenerife conquista sobre todo por sus playas, pasar un día en Masca será el plus que todo viajero necesita para poder decir que ha conjugado en sus vacaciones el mix de playa y montaña perfecto.
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