La historia del origen de las conservas de alimentos, se remonta al siglo XVIII, cuando en el año 1791 Francia se encontraba en plena ruina económica y militar. La falta de suministros, de alimentos en estados aceptables conservados durante ciertos períodos de tiempo, o de comida fresca como avituallamiento para las tropas, causaba numerosas bajas entre los militares que luchaban día a día por la defensa de sus estados y reinos. Esto llevó a que en el 1795, el gobierno francés de Napoleón Bonaparte ofreciera un premio de 12.000 francos (unos 25.000 euros de ahora) a quién encontrara, un proceso que permitiera hacer duraderos durante largo tiempo los alimentos, para abastecer la campaña de su ejército.
Nicolás Appert, chef, pastelero y enólogo francés, sería finalmente el patriota reclamado por Napoléon. Este francés, sería el inventor del proceso de esterilización con calor de los alimentos envasados en recipientes cerrados, conocido como proceso de appertización, que permitía la conservación prolongada de los alimentos.
Appert, dejó atrás su trabajo como cocinero y destilador y se pasó 14 años, cocinando parcialmente los alimentos y guardándolos en botellas de vidrio grueso, con boca ancha, cerrada con tapones de corcho, asegurados con alambre y lacre (para asegurar su contenido) y que luego hervía por más de 12 horas en el agua. Nicolás, observó empíricamente que, los alimentos, se mantenían sin alterar por largos períodos de tiempo, conservando todas sus características organolépticas. Las muestras conservadas de Appert, fueron enviadas a la Marina francesa que batallaba en el Mediterráneo. Hasta ese entonces, los marinos sólo se alimentaban de alimentos ahumados, salados y/o fermentados; con el avance propuesto por Nicolás Appert, los marinos podían disfrutar de frutas, verduras y carnes en alta mar. Fue por esta razón, por la que en 1810, Nicolás Appert recibió el premio de 12.000 francos por parte del Conde Montelivert, ministro del gobierno napoleónico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario