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En España no es difícil encontrar una cascada, un salto de agua o una catarata. La espectacularidad visual de estos elementos naturales, algunos con caídas que superan los 200 metros, y la peculiar banda sonora que producen nos animan a visitar estos lugares en cualquier ocasión. A continuación, explicamos cuáles son los 10 enclaves más impactantes de España en los que el agua cae de forma extraordinaria.
El Salto del Nervión (entre Burgos y Álava)
Comenzamos con la caída de agua más larga de España. Con 22 metros y un cierto parecido al Salto Ángel de Venezuela, tiene una particularidad geográfica curiosa: el agua sale desde Burgos, pero cae en Álava. Está considerada, además, el nacimiento de la ría de Bilbao. Puedes aprovechar esta visita para ir también a la cercana cascada de Gujuli, que cuenta con más de 100 metros de longitud.
Cola de Caballo (Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, Huesca)
Algo tiene el agua cuando la bendicen, dice el refranero nacional. Pues bien, según el periódico británico The Guardian, este paisaje acuático al que se puede llegar desde el entorno de la localidad de Torla, en la comarca oscense del Sobrarbe, es la mejor cascada natural del mundo. Su energía es poderosa y llena de esplendor la sensibilidad de sus observadores.
Salto de Orbaneja del Castillo (Burgos)
El rasgo más carismático de este flujo serpenteante de agua es que se ubica en pleno casco urbano, entre casonas medievales localizadas en un cañón natural. La población es considerada Conjunto Histórico y presenta una musicalidad sonora inconfundible.
Monasterio de Piedra (Zaragoza)
Este parque de agua es una de las principales atracciones turísticas de Aragón. Se trata de un lugar de ensueño en el que la naturaleza fluvial y el patrimonio arquitectónico se fusionan. En torno a un antiguo monasterio cisterciense reconvertido en hotel y spa, podrás disfrutar de un sugerente sendero que circula entre impresionantes lagos, bosques, cascadas y saltos de agua. El lago del Espejo, la cascada Cola de Caballo —con más de 90 metros de altura—, Trinidad, La Caprichosa —que parece el velo de una novia— y Los Fresnos son sus principales reclamos.
Chorreras de Despeñalagua (Guadalajara)
Los pueblos negros de Guadalajara ofrecen en La Mancha magníficos espacios naturales como este salto de agua situado en Valverde de los Arroyos. En sus inmediaciones encontrarás una serie de cascadas escalonadas que serpentean entre las rocas y la vegetación de forma deliciosa.
Los Chorros del río Mundo (Albacete)
Sin abandonar esta comunidad, puedes descubrir en un paisaje kárstico formidable este salto acuático con alrededor de 80 metros de altura. El arranque del agua se produce de golpe, en un fenómeno llamado reventón que muestra un importante torrente inicial. El resultado embellece este espectáculo natural ubicado en el Parque Natural de los Calares del Río Mundo y de la Sima, en plena Sierra de Albacete.
Nacimiento del río Cuervo (Cuenca)
También en tierras manchegas puedes localizar este nacimiento fluvial donde convergen distintos manantiales que unen sus finos hilos de agua entre el musgo del terreno. Desde Vega del Codorno llegarás a diferentes miradores ideales para contemplar este espectáculo incomparable.
Cascada del Caozo (Cáceres)
En el extremeño valle del Jerte, el río Caozo se desliza entre las piedras de granito, los robles y los fresnos durante más de 30 metros. Desde los observatorios y las rocas salientes, casi se nota el agua en su caída. A continuación, baña los campos de cerezos y adquiere una tranquilidad bucólica y regeneradora.
Cascada del Peñón (Burgos)
Terminamos este recorrido en la provincia donde lo hemos empezado. La zona norte reúne decenas de cascadas, entre las que figura este salto de agua conocido también como cascada de Pedrosa de Tobalina. Se halla en la comarca de Merindades y cambia radicalmente según la estación del año. En los meses más fríos, derrocha caudal y energía. Cuando llega el calor, se convierte en una refrescante piscina natural.
Cascada de A Toxa (Pontevedra)
La aldea de Meza es el punto de partida para visitar la poza y el mirador desde donde se admira la mayor cascada gallega. Con 60 metros de caída prácticamente vertical, en un curioso entorno pétreo en el que la luz conforma distintos coloridos, es un salto de agua de menor envergadura, aunque su belleza minimalista le otorga una gran poder de atracción.
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