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El lugar imprescindible del Parque Natural de Somiedo
El Parque Natural de Somiedo, declarado hace más de dos décadas Reserva de la Biosfera de la Unesco, es seguramente uno de los espacios naturales más representativos de los paisajes rurales que solemos identificar con el Principado de Asturias.
Dentro de él, la braña de La Ponarcal es el máximo exponente etnográfico del modo de vida de estas tierras de montaña y una verdadera joya que se ha conservado a pesar de que el paso del tiempo y los cambios de estilo de vida han puesto en serio peligro, al igual que en otras brañas, los elementos tradicionales que forman parte de ella.
Llegamos hasta un lugar mágico, una de las maravillas del norte de España que ensalza como pocas el gran valor y la autenticidad del medio rural.
Una joya dentro de un espacio espectacular
El Parque Natural de Somiedo se encuentra en el tramo central de la cordillera Cantábrica, al sur del Principado de Asturias y lindando con el territorio de Castilla y León.
Llamado así por abarcar la totalidad del concejo de Somiedo, que le da nombre, incluye en sus límites cinco valles con sus respectivos ríos, así como relieves prominentes que llegan a superar los dos mil metros sobre el nivel del mar o Monumentos Naturales como el Conjunto Lacustre de Somiedo, que comprende los lagos de Saliencia (Calabazosa, Cerveriz, La Mina y La Cueva), el lago del Valle y la zona de alta montaña que los separa. Lagos que son seña de identidad paisajística y geológica del parque.
Declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco nada más comenzar el nuevo milenio, es célebre por la presencia de la población de osos pardos más grande de toda la cordillera, así como por una riqueza faunística incomparable que aglutina especies como el lobo, el ciervo, el jabalí, el rebeco, el corzo, el urogallo, el tejón, la jineta, el gato montés, el águila real, la nutria...
Pero al margen de todo este paraíso natural, hablar de las brañas es hablar de una de las partes esenciales del Parque Natural de Somiedo.
Los pueblos más bonitos de Asturias
Estos espacios de pastos para el ganado, ligados tradicionalmente al pastoreo estival por parte de familias de vaqueiros, son comunes a toda la cordillera Cantábrica, pero es en Somiedo donde se encuentran los ejemplos más bellos y mejor preservados.
El carácter ganadero de este concejo ha moldeado de manera destacada este espacio natural. La histórica parcelación de los pastos de las partes altas de Somiedo, que hoy en día son normalmente de uso comunal, es el reflejo de una cultura instaurada en estas tierras desde tiempos remotos.
Los vaqueiros de alzada - llamados así por ir alzando su trashumancia hacia la parte alta de las montañas, a medida que avanzaba el verano – son los representantes de esta cultura arraigada, mientras que los teitos – cabañas de piedra, normalmente con cubierta vegetal, que servían para el cobijo de los vaqueiros o el ganado, o para otros usos ligados al campo como hórreos y pajares – son los elementos más genuinos de esta actividad.
Pura herencia etnográfica
Brañas como las de Arbeyales, Suerdius, La Corra, Mumián, Sousas o La Ponarcal, acogen un gran tesoro etnográfico que afortunadamente se ha conservado y puesto en valor en la actualidad, como ocurre en el Ecomuseo de Somiedo La Casa, en Veigas, que ofrece visitas guiadas a los teitos de esta aldea.
Dentro de ellas, la braña de La Ponarcal destaca por el gran número de teitos conservados, legándonos un paisaje autóctono de la arquitectura popular y las costumbres de esta zona de montaña. Con sus treinta y tres cabañas censadas, su visita resulta imprescindible para asimilar de un vistazo el valor de la cultura vaqueira.
Desde la aldea de Villar de Vildas, siguiendo el curso del río Pigüeña, parte la ruta que conduce hasta la braña de La Ponarcal, dejando a nuestros flancos bosques y pastos que se extienden hasta donde nos alcanza la vista.
Al aproximarnos a ella, pronto adivinamos la belleza del paisaje que se avecina, situado a unos 1200 metros de altitud. Una auténtica maravilla rural y natural que envuelve nuestras miradas por completo.
Mientras, un poco más lejos, siguiendo el camino, podemos alcanzar también la braña Viecha o de los Cuartos, menos espectacular pero más antigua que La Ponarcal, pudiendo sentir de cerca toda la tradición que rezuman estos parajes del Parque Natural de Somiedo.
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