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Uno de los pocos supervivientes a los bombardeos aliados sobre la ciudad alemana de Dresde es este mural de porcelana de Meissen con una procesión principesca.
El castillo de Dresde, o palacio real, fue el hogar de electores de Sajonia y reyes durante casi 400 años. El bombardeo sobre Dresde, entre el 13 y el 15 de febrero de 1945 por parte de las fuerzas aliadas, lo destruyó casi completamente, como ocurrió con la mayoría de la ciudad alemana. Sin embargo, una pared del Stallhof, el patio de los establos del castillo, sobrevivió a las 4.000 toneladas de bombas que destruyeron la llamada en su día Florencia del Elba. En ella se encuentra el Fürstenzug, el Desfile o Procesión de los Príncipes, la obra de arte de porcelana más grande del mundo.
Pero el Fürstenzug no siempre fue de porcelana. Realizado por el artista Wilhelm Walther entre 1872 y 1876, el mural conmemoraba el 800 aniversario de la casa principesca de Wettin. Realizado mediante la técnica del esgrafiado sobre yeso, Walther representó a todos los príncipes de la casa Wettin desde 1089. Pero debido a las condiciones climáticas de Dresde, la obra rápidamente comenzó a desvanecerse. La solución fue utilizar un material más duradero. Entre 1904 y 1907, Walther dirigió los trabajos para trasladar la obra a gres porcelánico de Meissen. Se utilizaron más de 23.000 azulejos en casi 102 metros (101,9) para representar a 35 margraves (príncipes soberanos de algunos estados de Alemania), príncipes y reyes y a 59 científicos, artesanos y agricultores. Casi todos ellos, montados a caballo. 49, a pie. Y todos, representados con sus escudos de armas.
El mural tiene una altura de 10,5 metros y una superficie de 957 metros cuadrados y es una de las atracciones más visitadas de la ciudad. Resistió a la tormenta de fuego que destruyó la ciudad gracias al poder de resistencia de la porcelana al calor. La versión actual que vemos del Desfile de los Príncipes es fruto de una limpieza y restauración que tuvo lugar entre 1978 y 1979, donde se repararon también algunas tejas.
La procesión de príncipes, y de sus correspondientes armas, se encuentra enmarcada en un cuadro con diferentes flores, hojas y frutos, pero también 45 pájaros, nueve mariposas y algunos perros. En 2006 se representó una procesión real con motivo del 800 aniversario de la ciudad de Dresde, una manera de traer el cuadro a la vida.
Todo aquel que se sitúa frente a esta especie de tapiz de porcelana puede detenerse a buscar los mil y un detalles que lo decoran, que están llenos de simbolismos, como el hecho de que el caballo de Augusto II el Fuerte pise una rosa. Algunos han interpretado que esa rosa representa a Anna Constantia von Brockdorff, condesa de Cosel, que fue amante de Augusto II y a la que este acabó traicionando.
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