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La comarca de Liébana, en las entrañas de los Picos de Europa, enamora al viajero más exigente.
Con el tamaño de unos 100 campos de fútbol, en el corazón de los Picos de Europa nos encontramos con Liébana, una pintoresca comarca conocida por su impresionante paisaje, con preciosos ríos y valles de ensueño. Un rincón cántabro que no puedes perderte y al que querrás volver una y otra vez porque es capaz de conectarte con la naturaleza de una forma única y envolvente.
Los Picos de Europa son el telón de fondo perfecto para los encantadores pueblos que conforman la comarca de Liébana. Localidades como Potes, Cabezón de Liébana o Camaleño son claros ejemplos de una arquitectura rural bien conservada, con sus casas de piedra y calles adoquinadas en las que parece haberse detenido el tiempo.
Entre los pueblos que conforman la comarca, además de los mencionados, nos encontramos con Cillorigo de Liébana, Pesaguero, Vega de Liébana y Tresviso. Este último destaca por ser el pueblo más pequeño de Cantabria, con 54 habitantes e infinitos encantos.
Antes de descubrir alguno de los pueblos de Liébana, debe el viajero saber que la comarca se divide en varios valles. El Val de Baró es el más poblado y en su extremo superior nos encontramos con Fuente Dé y su famosos teleférico, que salva unos mil metros de desnivel hasta el mirador del Cable, una visita obligada para descubrir en toda su grandiosidad los Picos de Europa.
Naturaleza y monasterios en los Picos de Europa
Como podrá imaginar el explorador, esta comarca es perfecta para practicar actividades al aire libre, ya que Liébana ofrece oportunidades para practicar senderismo, alpinismo o ciclismo de montaña en un entorno natural impresionante. Existen numerosas rutas que atraviesan frondosos bosques de encinas, alcornoques, hayas o robles, así como los ríos de la zona, el Deva, el Quiviesa y el Bullón. Una travesía que permitirá disfrutar de cerca de la flora y la fauna autóctona.
En el paisaje de Liébana también destacan los monasterios. Hay varios que merecen una visita y unas cuántas instantáneas, pero, de entre todos ellos, nos quedamos con el monasterio de Santo Toribio, también conocido como el santuario del Lignum Crucis. Este monasterio franciscano localizado en el municipio de Camaleño albergó la creación de las obras de Beato de Liébana, y conserva una reliquia del Lignum Crucis, un trozo de la madera usada para crucificar a Jesús De Nazaret.
El monasterio de Santo Toribio, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un destino importante no solo para los viajeros más devotos, sino también para todos aquellos amantes de la arquitectura y la historia.
Gastronomía de Liébana
La gastronomía de Liébana es otro de los grandes atractivos de la comarca. El cocido lebaniego es un sabroso guiso a base legumbres, verduras y embutido. Un plato perfecto en esta época del año. Además, cuentan con otras exquisiteces como la miel, que tiene denominación de origen protegida (DOP) de miel propia de la comarca de Liébana. Toda la producción, extracción y envasado se realiza en la región.
Y de la miel pasamos a los quesos, ya que el queso picón es muy reconocible por su sabor y destaca por su calidad, que combina a la perfección con otras exquisiteces de la zona. Llega el momento de poner el broche final con los dulces. Y debe tomar nota el viajero más foodie: probar los frisuelos con miel de Liébana es algo que no olvidará en mucho tiempo.
En resumen, la comarca de Liébana es un verdadero tesoro en el corazón de los Picos de Europa, donde la naturaleza exuberante se combina con una rica herencia histórica y una deliciosa gastronomía. Sin duda, el secreto mejor guardado de Cantabria, con sus preciosos ríos y valles de ensueño.
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