CanalViajar
En medio de un parque natural con amplias vistas al Mediterráneo se abre un espacio para la calma
Cadaqués impresiona. Eso no lo vamos a negar. Pero más allá de alabar los típicos tópicos que ya te conoces este pueblecito, queremos dedicar este artículo a desvelar algunos de sus secretos, como por ejemplo una cala impresionante que se esconde cerca de Cadaqués, concretamente en medio de un parque natural.
Se trata de una cala que te transportará a las Maldivas, con sus aguas de color turquesa y su tranquilidad fuera de este mundo. Nos estamos refiriendo a Cala Jugadora, el rincón perfecto para buscar la inspiración y huir del calor que hace este verano en Cataluña.
Cómo llegar
Hay uno cosa que hay que tener en cuenta: si llegar a Cadaqués ya supone tomar una carretera plagada de curvas (la GI-614), seguir esa carretera hacia la Cala Jugadora es seguir por un camino de todavía más zigzagueante. De hecho, superar los casi 8 km del municipio que hay hasta la playa suponen 17 minutos en coche.
Si uno prefiere ir andando, ha de tener claro que ha de superar siete kilómetros de camino de tierra y piedras. Eso sí, a través de unas increíbles calas y cruzando el parque natural del Cap de Creus, que es donde está radicado el destino elegido.
La ruta
La caminata o el trayecto en coche tiene resultados. Situada en la punta del cabo, uno llega allí y ve como el Mediterráneo se abre a sus pies. Y además se muestra calmo.
La gracia de esta cala es que incluso cuando sopla la tramontana conserva la calma, protegida por un pequeño acantilado, queda a resguardo de las olas. De ahí que todavía conserve un poco de arena para poder tirar la toalla y ponerse a tomar el sol.
Rincón dividido
La geografía de este paraje natural hace que este espacio se divida en dos pequeñas playas. Por un lado, está la compuesta por la arena dorada, donde todavía se conservan cuatro paredes de un antiguo refugio de pescadores. En otro lado, está la parte rocosa, para aquellos que sean fóbicos a la arena.
Pese a que en la temporada de verano se llena de más visitantes, todavía conserva un aspecto de playa virgen de 15 metros de longitud. La gama de azules de sus aguas y el vergel que le rodea ayudan a ello.
Actividades
La suciedad brilla por su ausencia y ese espacio resplandeciente tocado por el sol, dejan ver el suelo de arena blanca y la fauna que allí se esconde.
Es habitual en el lugar ver a pequeños grandes exploradores haciendo snorkel o practicando submarinismo. Mientras, los que son más de nadar pueden dar las brazadas que quieren es esa lengua mediterránea formada por la naturaleza.
Qué (más) ver
Y para los que piensen que hay demasiada gente, recordar dos cosas. Una, se puede visitar todo el año, pero junio o septiembre son los momentos perfectos, hay menos gente y todavía hace calor. Por otro, alrededor hay una cantidad de playas tremendamente hermosas.
Cala Guillola, Sa Sabolla, Cala Culip o Cala Bona son otras de las calas que se encuentran en la zona, yendo de Cadaqués hasta allí. Pero la más cercana y especial es el Racó des Barrillers, una lengua de mar entre dos cabos con unos islotes que la protegen. Un paraíso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario