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Más de un 15% de los adultos en España padece obesidad, un problema de salud que contribuye de manera muy notable a la mortalidad por su asociación a patologías como la diabetes, el cáncer o las enfermedades cardiovasculares.
Aunque en ciertos casos puede estar indicado el tratamiento farmacológico o incluso la realización de intervenciones quirúrgicas, en la mayoría de los casos la obesidad se aborda sobre cambios en la dieta, la actividad física y el estilo de vida. Por ello, los investigadores se esmeran en identificar las dietas con mayor potencial para lograr reducciones de peso y para mitigar otras consecuencias de la obesidad, como la resistencia a la insulina que puede conducir a la diabetes de tipo II.
Almidón resistente: que alimentos lo contienen
Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista científica Nature Metabolism ha encontrado que incrementar el consumo de almidón resistente se relaciona con cambios en la microbiota intestinal (la gran comunidad de microorganismos beneficiosos que habita en nuestro tracto digestivo) y, en último término, con descensos del peso corporal y aumentos de la sensibilidad a la insulina, que mejoran el control de los niveles de azúcar en sangre.
El almidón resistente es una forma de fibra presente en alimentos como la avena, el arroz, el sorgo, las legumbres, las patatas o los plátanos verdes. Tiene la particularidad de no ser digerible por el cuerpo humano; sin embargo, en su tránsito por el sistema digestivo es fermentado por algunas de las bacterias presentes en él y facilita cambios en la composición del microbioma.
Como explican los autores de este trabajo, algunos estudios previos llevados a cabo sobre roedores habían mostrado que las dietas altas en almidón resistente podían facilitar la pérdida de grasa corporal y la mejora de la salud metabólica.
Reducciones en el peso corporal
En este caso los investigadores llevaron a cabo un ensayo clínico sobre seres humanos en el que modificaban la microbiota intestinal mediante cambios en la dieta relacionados con la ingesta de almidón resistente.
Concretamente, reclutaron una cohorte de 37 pacientes con sobrepeso u obesidad y que no estaban en tratamiento con probióticos, antibióticos o cualquier otro que afectase al metabolismo de la glucosa. Posteriormente los dividieron en dos grupos y les asignaron una dieta con almidón resistente o amilopectina (otro tipo de almidón), respectivamente.
Con el paso de ocho semanas, los participantes en el grupo del almidón resistente habían experimentado de media una reducción del peso corporal de aproximadamente 2,8 kg y una mejora de la sensibilidad a la insulina. Estos cambios se atribuyeron principalmente a ciertos cambios que se observaron en su microbiota intestinal.
El impacto en nuestro microbioma intestinal
Específicamente, los voluntarios en este grupo mostraban una mayor población intestinal de la bacteria Bifidobacterium adolescentis, que investigaciones previas sobre modelos murinos (ratones) han demostrado que tiene efectos protectores frente a la obesidad causada por la dieta.
Lo interesante de trabajos como este no sólo es que expanden lo que ya se ha averiguado en estadios anteriores de investigación (como es la investigación en animales) o que alumbren nuevas pautas dietéticas útiles para la pérdida de peso en personas que clínicamente lo necesitan. También, estos hallazgos profundizan en nuestro conocimiento sobre los procesos que conducen a los trastornos metabólicos y el papel que juega en ello la microbiota.
De hecho, cada vez son más las evidencias científicas que tenemos de la relevancia que tiene nuestro microbioma intestinal en una gran variedad de patologías, tan diversas como los problemas cardiovasculares o incluso las enfermedades neurodegenerativas. Ser conscientes de la importancia de estos microorganismos y cuidar su bienestar podría ser la clave para proporcionar a muchas personas mayor esperanza y calidad de vida.
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