El templo religioso del siglo XVIII conserva su estructura inicial desde las habitaciones al gimnasio: así es la original propuesta
Si Berga tiene una residencia creativa en un convento, Lleida ha reconvertido otro de estos templos religiosos en un hermoso hotel que se ha convertido en el luego lugar de moda. Un parador en pleno centro de la ciudad donde lo lúdico se une con lo lúdico con lo espiritual.
El Convent del Roser es la joya arquitectónica que reina en la capital del Segrià con una fusión de historia, cultura y gastronomía en el corazón de Cataluña. Un emblemático edificio, que si una vez sirvió como convento dominico ahora es punto de reunión de viajeros sibaritas de la historia y la cultura.
Esta es la historia del templo
Desde que se inaugurara como convento en pleno siglo XVIII, este convento ha pasado por etapas muy diversas. Ha sido un refugio espiritual y residencia de clérigos, museo, universidad e incluso biblioteca. Y, a pesar de todo, mantiene buena parte de su estructura original, también como parador.
El nuevo local de hostelería ha sabido conjugar las antiguas paredes de la construcción y añadido a ellas servicios modernos como una buena sala de reuniones para eventos, gimnasio e incluso la cocina de un exquisito restaurante.
¿Qué cambios se han hecho?
La transformación ha sido un viaje emocionante no solo para los visitantes, sino también para los lugareños, algunos de los cuales recuerdan el edificio como el lugar donde cursaron sus estudios universitarios. Muchos de ellos, al entrar, sienten que el tiempo no ha pasado entre esas cuatro paredes.
El mismo director del reconvertido Parador de Lleida, Miquel López Llena, revela que le resulta “fascinante ver la emoción en los rostros de aquellos que vuelven como huéspedes, recordando sus días de juventud aquí”. Se refiere a los años en que el espacio era un centro educativo, obviamente.
El origen: un trágico suceso
Esos eran los años felices para sus habituales y para el mismo edificio. Construido en 1669 con el nombre de convento de Santo Domingo por alojar a la orden de los Predicadores de la orden de los Dominicos, al poco tiempo se sucedió la tragedia.
No pasaron ni 40 años cuando, en medio del sitio de Lleida, durante la Guerra de Sucesión, que el convento ardió en llamas. Perdieron la vida más de 700 personas que allí se alojaran. Pero rápidamente, entre 1723 y 1752, se llevó a cabo su reconstrucción.
Así ha evolucionado el uso del convento
Poco más de un siglo pasó hasta que otro hecho histórico sacudió al convento. La famosa desamortización de Mendizábal obligó al templo a pasar de templo religioso a edificio de uso civil. El primero, la facultad de Derecho de Lleida. Eran los inicios del siglo XIX.
Ha pasado mucho tiempo, desde entonces, la facultad de vino, museo y biblioteca, fue declarado Bien Cultural de Interés Local y, en 2003, pasó a manos de un inversor privado, Paradores de España. La reforma ha causado estragos.
Los temores iniciales a que el edificio perdiera su vieja forma se disiparon rápido. El Convent del Roser brilla nuevamente, rehabilitado meticulosamente para combinar la solemnidad de su arquitectura original con las comodidades modernas de un alojamiento de lujo.
La rehabilitación, que se extendió por más de 15 años, ha sido fiel a la estructura original del convento, preservando su iglesia y claustro mientras se adaptaba a las necesidades contemporáneas. El resultado es un parador que ofrece 53 habitaciones amplias y luminosas, una cafetería encantadora y salas de reuniones, todo dispuesto alrededor del claustro cubierto, que ahora sirve como un atrayente patio central.
Así es el rincón gastronómico del convento
Pero es en el antiguo edificio de la iglesia donde el Parador de Lleida verdaderamente distingue. La recepción y el comedor del restaurante L'Aplec se sitúan aquí, separados por una delicada celosía de madera que armoniza con el entorno.
En una época en que la alta cocina y el postureo parecen ir de la mano, este local se ha convertido en estrella. El renombrado chef Paco Vidal se ha puesto al frente de la cocina y deleita a los comensales con platos que celebran la riqueza de la gastronomía catalana, desde escalivadas y xatonadas hasta pescados frescos del Mediterráneo y carnes selectas, sin olvidar los tradicionales caracoles a la llauna.
Esta es la forma más original de comer en el convento
Los platos, además, brillan en un entorno del que muy pocos restaurantes pueden presumir. Ubicado en la nave principal de la antigua iglesia, el comedor es realmente impresionante. Los ábsides y capillas sirven de reservados, y la antigua sacristía, adornada con frescos originales, alberga el buffet de desayunos.
El convento también mantiene parte de ese legado cultural del que siempre ha gozado. Los muros se engalanan con cartones de la Real Fábrica de Tapices, una decoración que añade un toque cultural único al ambiente.
¿Cómo llegar al Convent del Roser?
El Convent del Roser, ahora Parador de Lleida, es una inmersión en la historia, la arquitectura, el lujo y la gastronomía catalanas. Un emblemático edificio reconvertido representa una fusión perfecta de pasado y presente, ofreciendo a los visitantes una experiencia sin igual en una de las ciudades más vibrantes de Cataluña.
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