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Este precioso municipio catalán se ve a la distancia gracias a su enorme fortaleza del siglo XIII
Lo más normal cuando uno piensa en volcanes y España es irse a Tenerife. El Teide gobierna en esta isla y ha impuesto una imagen, pero vamos, que todas las Canarias son volcánicas. Cataluña también lo es, a pesar de que muchos no lo sepan. Otros sí.
La comunidad autónoma cuenta con más de 40 volcanes y coladas de lava. Todos ellos se encuentran en una sola comarca, la Garrotxa (Girona). Aquí se concentran algunos de las maravillas naturales más espectaculares del territorio, como la Fageda d’en Jordà, por ejemplo. Pero también alberga algunos de los pueblos más pintorescos de la región.
Dónde está
Uno de estos rincones de un encanto fuera de lo común es Santa Pau. Se trata de un municipio que, entre otras cosas, es de los que más cercanos se encuentran a los cráteres de la zona.
Entre ellos destacan el volcán Santa Margarida, que tiene una ermita románica en el centro de su cráter, y el volcán Croscat, con su característica forma de herradura. El Croscat fue el último en entrar en erupción hace más de 11.000 años.
Un castillo como bienvenida
Entre toda esta naturaleza cuesta destacar, pero Santa Pau lo hace. Además, desde lejos, se deja ver gracias con su dominada por el castillo de la Baronía. Esta fortificación construida en el siglo XIII, todavía permanece en pie y se puede visitar tras sus diversas reformas.
De sus orígenes mantiene la planta cuadrangular, con ventanales góticos y un increíble patio interior alrededor del cual se encuentran todas las estancias. Destaca especialmente la torre maestra que tiene en su base la antigua capilla de Sant Antoni Abad i Honorat, donde se guarda un retablo de alabastro del año 1340 con escenas de la pasión, una Veracruz y numerosas piezas de orfebrería.
Qué ver
Gracias al castillo Santa Pau conserva el encanto de las villas medievales, pero es mucho más. Un recorrido por sus calles revela la esencia de tiempos pasados. La plaza Mayor, también conocida como Firal dels Bous, es uno de los puntos de interés más destacados, con sus arcos desiguales y su proximidad al castillo. Continuando el paseo, encontramos la iglesia de Santa Marina y las estrechas callejuelas que llevan al Portal del Mar, desde donde se puede disfrutar de impresionantes vistas de los valles circundantes.
Estos valles esconden joyas arquitectónicas como las iglesias de Mare de Déu dels Arcs, Sant Vicenç del Sallent, Sant Martí Vell y Sant Miquel Sacot, todas ellas testigos del paso del tiempo y la historia de la región.
Dónde comer
La visita a Santa Pau no estaría completa sin degustar su destacada gastronomía. Las alubias de Santa Pau, conocidas como fesols, son un verdadero tesoro culinario. Esta legumbre, protegida por la Denominación de Origen Protegida de la Unión Europea, se cultiva en la tierra volcánica de la región. De tamaño pequeño, color pálido y piel fina, las fesols ofrecen un sabor suave y mantecoso.
Este manjar se puede disfrutar en diversas preparaciones, desde ensaladas frías hasta guisos calientes, ideales para los días fríos. La forma más tradicional de saborear estas alubias es acompañándolas con butifarra, un plato emblemático de Santa Pau y de la cocina catalana.
Qué hacer
Para completar la experiencia en Santa Pau, nada mejor que explorar las rutas de senderismo que parten del pueblo. Una de las más destacadas es la ascensión a la cima de Finestres. Este recorrido ofrece vistas panorámicas excepcionales de la comarca volcánica. Durante el trayecto, se pueden admirar variados paisajes dominados por hayas y encinas.
En la cima de Finestres, se encuentran los restos del castillo y la ermita de Santa María de Finestres. Estos sitios históricos ofrecen una vista inigualable de La Garrotxa, Gironès y el Pla de l'Estany, convirtiéndose en un lugar perfecto para concluir la visita.
Cómo llegar
Para conseguir arribar a Santa Pau es necesario coger el vehículo privado. O ir en tren hasta Vic y coger un bus hacia el municipio, pero eso puede alargar el viaje.
En coche se suele tardar alrededor de una hora y media en llegar desde Barcelona. Se suele ir por la C-17 y a la altura de Manlleu desviarse por la C-37 hasta Olot. Ya en la capital de la Garrotxa uno toma la GI-524 siguiendo las indicaciones hasta Santa Pau.
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