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Ya sea loncheado o en pieza entera, el embutido es uno de esos imprescindibles en cualquier despensa ya que te puede arreglar una comida improvisada, un aperitivo o una cena de picoteo.
Además, estado en la penínula ibérica no hace falta ser un genio para adivinar que los ibéricos que podemos encontrar aquí son de los mejores del mundo por lo que sería un delitio no aprovecharlos y un pecado dejar que estas auténticas joyas gastronómicas se estropeen.
Seguro que a ti también te ha pasado lo de dejar un blister de jamón en el frigorífico y cuando lo has ido a comer de nuevo se ha quedado reseco y con puntitos blancos, o tener un chorizo fuera del frigorífico y encontrar la piel con moho... Bien, pues para que eso no te ocurra más, te contamos la manera perfecta para conservar los embutidos.
Cómo conservar los embutidos curados
"Si el embutido que deseas conservar son embutidos curados como el jamón, el chorizo o el lomo, la manera correcta para conservarlos es fuera de la nevera", aseguran desde la empresa de cárnicas Rodríguez Sacristan. "Este tipo de embutidos, se deben conservar en un lugar fresco, seco, con una temperatura en torno a los 15 o 20 grados y que no reciban la luz directa del sol".
Tal y como comparten desde Rodríguez Sacristán, si ya hemos abierto el embutido lo ideal es comerlo cuanto antes, pero mientras tanto debemos conservarlo tapando la pieza con un papel film y un trapo y guardarlo igualmente en un lugar fresco y seco.
Si quieres ir un nivel más allá, puedes huntar la zona abierta del embutido con un poco de aceite de oliva o con la propia grasa de la pieza, como en el caso del jamón.
¿Qué ocurre si en casa no tenemos una estancia fría y seca para conservar estos productos? Pues que efectivamente tendremos que tirar de nevera durnate los meses de verano. "En esa situación, lo que recomendamos es guardarlo muy bien envuelto en papel film para que no se seque demasiado. Otra opción es conservarlos dentro de un tupper que cierre herméticamente para que no entre la humedad ni los olores".
Cómo conservar los loncheados
Si no consumes tanto embutido como para comprar las piezas enteras y eres más de loncheados, también tienes que tener en cuenta cuál es la mejor manera de guardar estos productos.
"Lo ideal es apilar las lonchas y envolverlas correctamente en film transparente. También se pueden conservar en un tupper con cierre hermético", aseguran los expertos de esta empresa de cárnicas.
Según explican, "la temperatura a la que guardamos el embutido loncheado debe ser en torno a los 7 grados, por eso, las baldas de la zona superior y central de la nevera, son las más adecuadas".
Aunque lo conservemos de la mejor manera tenemos que tener en cuenta que deberíamos consumir el embutido en los siguientes cuatro días después de abrirlo y que para disfrutarlo al máximo deberíamos sacarlo de la nevera al menos media hora antes de consumirlo.
"Si el embutido que has comprado es loncheado y envasado al vacío, hay que conservarlo en la nevera a una temperatura de entre 5 y 8 grados. Y, como en el caso anterior, debemos de sacar el envase de la nevera una media hora antes y abrirlo para que se oxigene y poder obtener todas sus propiedades organolépticas", aseguran desde Rodríguez Sacristán.
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