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Visitar el País Vasco es un plan perfecto para otoño. En sus tierras encontramos uno de esos lugares de ensueño que hay en España. Mundaka es un pueblo con un origen incierto. Cuenta la leyenda que en el siglo X llegó a esta zona un barco desde Escocia en el que viajaba una princesa desterrada. Fueron los propios escoceses los que encontraron una fuente que les llamó la atención debido a la claridad del agua. La llamaron 'munda aqua' en latín, es decir, agua cristalina.
Esta historia también explicaba que esa princesa tuvo un hijo que se terminó convirtiendo en el primer Señor de Vizcaya. Nunca se ha podido comprobar si esta leyenda es verídica, pero sí que se puede establecer que Mundaka ha jugado un papel importante entorno a la mitología vasca.
Este pequeño pueblo marinero, situado en la Reserva de la Biosfera del Urdaibai, se concentra entorno a un puerto pesquero. Es uno de los rincones pintoresco del municipio y reúne cada día a cientos de vecinos de todas las edades que acuden a los bares o el parque que se encuentra en la zona.
Mundaka, conocido por la famosa ola izquierda
Mundaka es muy famoso entre los surfistas. Es un destino perfecto para todos los que se dedican a este deporte, puesto que ahí encuentran la famosa ola de izquierda más larga del mundo. Esta ola, que nace en Mundaka termina en la playa de Laida. Es posible su formación gracias a los vientos del sur-suroeste. Puede llegar a tener una altura de hasta 4 metros y unos 400 metros de largo.
Otro de los puntos de interés es la Ermita de Santa Catalina que está situada en una pequeña península a las afueras del municipio. El edificio ha sufrido daños. De hecho, algunas partes han sido destruidas en alguna ocasión por estar tan cerca del agua. Fue construida en 1897 y mezcla el estilo gótico y el renacentista.
Durante años, esta edificación ha sido zona de cuarentena para los enfermos de diferentes epidemias y un lugar de reunión de pescadores. Llegó a ser un almacén de munición, puesto que se encontraba muy cerca de la fortaleza.
La Iglesia de Santa María es otro lugar a visitar. Data del siglo XVI y, al igual que ocurre con la ermita, combina dos estilos diferentes. Como dato, el pórtico y la torre se construyeron en el siglo XIX.
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