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Agustina de Aragón fue, y nunca mejor dicho, una mujer “de armas tomar”, ¡La encarnación viva de la mujer brava aragonesa!, símbolo de la resistencia contra los franceses durante la guerra de Independencia y… sin embargo pocos saben que era barcelonesa!…
Hay teorías que sitúan su nacimiento en Lérida y en Reus aunque nosotros nos decantamos por su nacimiento en Barcelona ya que el día 4 de marzo de 1786 fue bautizada en la iglesia de Santa María del Mar con el nombre de Agustina Raimunda Saragossa i Doménech.
Sus padres, Juan Ramón Saragossa Labastida y Raimunda Doménech i Gasull tuvieron 11 hijos. Agustina fue la tercera en nacer. Eran originarios de Fulleda (Lérida), de “Cal Silvestró vell” hasta que marcharon a Barcelona cuando el padre encontró trabajo en un taller textil (1785), Vivieron en la calle Sombrerers. La ciudad vivía tiempos de miseria a causa de la guerra contra Inglaterra.
PRIMER MATRIMONIO: JUAN ROCA VILASECA
Con 17 años, la familia la casó (1803) con Juan Roca Vilaseca en la basílica de Santa María del Pí. Era un militar destinado temporalmente en Barcelona como cabo segundo del Primer Regimiento del Real Cuerpo de artillería de Massanet de Cabrells (Girona).
En Barcelona vivieron cinco años y aquí tuvieron a su hijo, llamado como su padre, Juan. Los franceses habían ocupado ya Cataluña y Navarra y el general Duhesme controlaba Barcelona, una ciudad alborotada por las noticias que llegaban desde Madrid (2 de mayo 1808). ¡La Guerra de la Independencia estaba empezando!.
Por aquel entonces, las esposas de los militares acompañaban a los esposos En sus destinos. Juan y Agustina vivieron juntos la segunda batalla de El Bruc donde coincidieron en tiempo y lugar con el mítico “timbaler del Bruc”.
Juan, su marido fue destinado Zaragoza cuando los franceses empezaron e sitio de la ciudad. Al poco tiempo, Agustina, con 22 años y con su hijo llegaron a la capital aragonesa donde vivía una hermana. Quería localizar a su marido, del que había dejado de recibir noticias hacía demasiado tiempo.
2 de julio de 1808: El capitán general José Palafox estaba al mando de la ciudad sitiada por la puerta del Carmen, la del Portillo y la de Santa Engracia por las tropas francesas.
EL PRIMER SITIO DE ZARAGOZA. NACE EL MITO DE AGUSTINA DE ARAGON
Los zaragozanos se volcaron para defender su ciudad, la misma Agustina ayudó como voluntaria en la Puerta del Portillo socorriendo a los heridos.
En un determinado momento cayó una granada enemiga matando a artilleros. Sin tiempo para pensárselo dos veces, Agustina, tomó el botafuegos de la mano de un cabo muerto y prendió un cañón cargado gritando: ! Viva España”, “Viva mi rey Fernando!. Agustina fue condecorada, ahora perenecía al cuerpo militar.
Un oficial que vio el heroico gesto, arrancó las insignias de un artillero muerto y se las dio a Agustina… ¡había nacido el mito!
Desde ese momento Agustina se hizo popular En toda Zaragoza. El 13 de agosto los franceses tras salir derrotados de Bailen, se replegaron para volver a la carga a los pocos meses.
Ella y su hijo también habían contraído el tifus. De se mantuvieron escondidos en el convento de San Agustín hasta que fueron delatados por un vecino… Tres veces fue apresada por los franceses y tres veces logró escapar! . Se quedó completamente sola cuando su hijo no pudo resistir ni la enfermedad ni las privaciones. (27/3/1808).
A principios de octubre de 1808 Francisco de Goya estaba en Zaragoza invitado por el general Palafox. Estaba tomando bocetos del asedio para su serie de grabados los “desastres de la guerra!.
produjo, un boceto llamado “Muchachos arrastrando cadáveres franceses por el coso”, “Fabricación de balas”, “Fabricación de pólvora en la sierra de Tartienda” y “Retrato de Agustina de Aragón”, así como los preparatorios de los grabados de los Desastres de la Guerra: “Lo Mismo”, “Las Mujeres dan Valor”, “Bien te se esta”, “Que Valor”, “No Quieren”, “Tampoco”, “Ni Por Esas” etc, que los cubrió de un producto blanco para ocultarlos y luego se perdieron por no poderlos recuperar.
EL SEGUNDO SITIO Y FIN DE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA
En diciembre llegó el segundo asedio: unos 50.000 soldados franceses armados y bien preparados dirigidos por los generales Moncey y Mortier atacaron a 30.000 improvisados soldados españoles. Zaragoza acabó rindiéndose agotada por 61 días de batallas y una la epidemia de peste. De 55.000 zaragozanos quedaron vivos 12.000!
SE EMPAREJA CON JUAN JOSÉ CARRATALÁ MARTÍNEZ
Agustina tenía entonces 36 años. Durante sus andanzas había conocido a un médico militar alicantino, José Carratalà Martínez, según otros llamado Luis de Talarbe”. Con el continuó la lucha y con él tuvo a su hijo, llamado Juan en recuerdo al fallecido. (1818).
Al final de la guerra, de una población de unos 885.000 españoles, quedaron unos 300.000. Afectó sobre todo a Cataluña, Extremadura y Andalucía.
Fernando VII quiso conocer a la famosa “Agustina de Aragon”. Le concedió el rango de subteniente de Infantería y una pensión de un real diario.
Su compañero, José Carratalà, al ser ascendido a teniente coronel tuvo que marchar a América en una expedición al mando del general Morillo para reconquistar la Isla Margarita. (1815) En América volverá a casarse y tener hijos hasta volver a España donde morirá en 1855…
REENCUENTRO CON EL PRIMER MARIDO
¡A Agustina le llegaron voces de que su marido, Juan Roca seguía vivo! Se reencontró con él y siguieron juntos hasta la muerte de éste en el Hospital Militar de Barcelona. (1823).
TERCER MATRIMONIO: JUAN COBOS Y MASPERUZA
Ella volvió a casarse, con otro Juan, también militar: Juan Eugenio Cobos y Masperuza (1824). Para desgracia de ella, él fue gastando el dinero familiar para apoyar la causa carlista, contraria a los ideales de ella, que era “fernandina”.
Tuvieron a su hija Carlota (1825) y durante un tiempo vivieron en Sevilla (1830) donde ejercía de médico su hijo Juan.
ÚLTIMOS AÑOS DE “AGUSTINA DE ARAGON”
Después de unos años de aguantar al marido (futuro barón de Cobos de Belchite -1876), Agustina lo dejó para ir a vivir a Ceuta con su hija, casada entonces con el capitán de artillería rondeño Francisco Atienza destinado en la ciudad.
Aquí vivió Agustina sus últimos años dedicada a sus nietos. Murió el 29 de mayo de 1857 a los 71 años de una afección pulmonar. Fue enterrada en el cementerio de Santa Catalina.
Al poco de morir, su hija Carlota publicó (1859) una biografía novelada de su madre que no hizo más que aumentar su popularidad. Se le asignó una pensión vitalicia para ella y sus hijos.
El cadáver de Agustina de Aragón fue trasladado desde Ceuta (1870) a la basílica del Pilar de Zaragoza hasta reposar definitivamente en el mausoleo en recuerdo de los caídos de la iglesia del Portillo.(1909)
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