Al pensar en una escapada a alguna ciudad europea, la capital de Serbia no estará en nuestras primeras opciones. Sin embargo, Belgrado es toda una joya oculta, un destino diferente a lo normal y con una historia apabullante que se palpa en su rico patrimonio histórico. Situada en la confluencia del Danubio y el Sava, la urbe nos espera con grandes atractivos que sorprenderán a todo aquel que la visite.

Del Templo de San Sava a la Asamblea Nacional

La visita a Belgrado podría empezar por el espectacular Templo de San Sava, la iglesia ortodoxa más grande de los Balcanes. En su exterior destaca la enorme cúpula coronada por una cruz, mientras que en su interior nos deslumbrarán los mosaicos dorados que decoran techos y paredes. Muy cerca se encuentra el Museo de Nikola Tesla, que nos permite conocer la vida y la obra del científico a través de cartas, libros, fotografías e incluso exposiciones interactivas.

Templo de Sava.
Templo de Sava.

Desde aquí llegaremos a la bonita Iglesia de San Marcos, dentro del Parque Tašmajdan. Levantada en estilo serbio-neobizantino, guarda en su interior las tumbas de importantes personajes de la historia y la familia real serbia. Al lado está el precioso edificio de la Asamblea Nacional de Serbia, una visita que se completa con las del Palacio Nuevo (1922) y el Palacio Viejo (1884), ubicados justo enfrente uno junto al otro. Mientras que el nuevo es la sede actual del presidente del país, el viejo es la de la Asamblea de Belgrado.

Plazas y calles con encanto y una fortaleza histórica

Es el turno de la Plaza Terazije, rodeada de edificios tan emblemáticos como el Hotel Moskva, el Palacio Albania y el Teatro Terazije. De plaza en plaza llegamos a la de la República, la que podría considerarse en centro neurálgico de Belgrado. Este concurrido espacio acoge el Teatro Nacional, construido en 1868, y el Museo Nacional, que hace un recorrido cronológico desde el Paleolítico hasta el arte del siglo XX, incluyendo obras de artistas del calibre de Picasso, Matisse, Van Gogh y Monet.

Knez Mihailova.
Knez Mihailova.

Continuaremos con un paseo por el bohemio barrio de Skadarlija, perfecto para hacer una parada en alguno de sus bares y restaurantes. Asimismo, no puede faltar caminar por la Knez Mihailova, la principal calle peatonal de la ciudad. Aquí se combinan los comercios con espléndidos edificios del siglo XIX y elegantes cafeterías. 

Finalmente, acabamos en la zona norte, donde confluyen los ríos Sava y Danubio. Allí se alza la fortaleza de Kalemegdan, cuyos orígenes se remontan al siglo III a.C., con la propia fundación de la ciudad. Destrucciones y reconstrucciones, reformas y ampliaciones, todo ello ha ido moldeando la estructura a lo largo de los siglos hasta la actualidad. En la zona, también encontraremos otros edificios de interés como la Iglesia de Ružica y Pabellón de Arte Cvijeta Zuzorić.

Kalemegdan.
Kalemegdan.