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Al cobijo de los imponentes Alpes austríacos, la preciosa ciudad de Innsbruck celebra una de las navidades más mágicas de Europa tras recibir a este personaje temido por los niños traviesos.
En diciembre, todas las ciudades se ponen elegantes, abren mercadillos de productos tradicionales y encienden sus luces para competir por narrar el mejor cuento navideño posible. A esta apuesta, la ciudad austriaca de Innsbruck suma su cultura rodeada de fabulosas pistas de esquí, que ofrecen aventuras alpinas cargadas de tradición para conquistar a grandes y pequeños durante las señaladas fechas.
Las fiestas más mágicas del año dan comienzo con la llegada de los Krampus a principios de diciembre, un ser mitológico, mitad cabra mitad demonio, que acompaña a San Nicolás -o Papá Noel- en su arduo recorrido por los pueblos de los Alpes para asegurarse de que los niños traviesos se portan bien. Su aspecto de bestia aterradora y el sonido de sus campanas intimida en el desfile Krampuslauf, que da cita, en las calles de Innsbruck, tanto a foráneos fieles a esta tradición como a turistas curiosos que quieren conocer a esta especie de demonio navideño del folclore local.
Un cuento navideño en Innsbruck
Si hay puntos que reúnen toda la magia de la Navidad en las ciudades, estos son, sin lugar a dudas, los mercadillos navideños. Cada uno con su propio estilo, son una buena muestra de la artesanía y los productos de la región. En Innsbruck el que preside la avenida principal de Maria Theresien Straße es el más famoso y el último en echar el cierre, pudiendo adquirir los últimos regalitos tiroleses hasta la misma noche del 5 de enero. También es el sitio perfecto para degustar especialidades como el kiachl, una rosquilla frita y rellena con mermelada, que acompañar con glühwein, el tradicional vino caliente especiado.
Pasear por esta avenida, flanqueada por coloridas fachadas medievales entre las que asoman los picos nevados del Nordkette es disfrutar de una estampa espectacular. La torre Stradtturm, desde la que obtener algunas de las mejores fotografías de Innsbruck o el elegante Tejadillo de Oro en contraste con las blancas cumbres, invitan a callejear hasta la Plaza del Mercado, donde, frente a un árbol de Navidad hecho de cristal Swarovski, se despliega otro de los mercados populares de la capital del Tirol. Allí, junto al río Eno y con las montañas abrazando la ciudad como si de un decorado se tratase, el trasiego de esquiadores es constante. Si esta imagen impresiona, más lo hace acceder a esos picos en funicular desde el mismo centro de Innsbruck. Para ello debemos acercarnos a la estación de Congress. Nada más llegar podremos continuar las compras en el que probablemente sea el mercado navideño con las mejores vistas alpinas del mundo. A continuación seguiremos ascendiendo hasta Top of Innsbruck para terminar de quedarnos anonadados con las cumbres del Nordkette y sus panorámicas a los valles de Alemania e Italia.
Los amantes de la naturaleza y la nieve que quieran seguir explorando el entorno de Innsbruck, pueden acercarse a Graf Ferdinand Haus y realizar una excursión con raquetas de nieve entre bosques blancos para luego descender en trineo hasta Kühtai, un encantador pueblo situado a 2.020 metros sobre el nivel del mar.
A pocos kilómetros de Innsbruck también se encuentran los Mundos de Cristal Swarovski, un rincón donde el arte en cristal adquiere otra dimensión, y mucho más en Navidad, cuando la decoración, el uso de tecnología y las luces hacen que este particular museo deslumbre notablemente.
La oferta cultural durante esta época del año es imparable. Nadie debe perderse los espectáculos de danza contemporánea del español Enrique Gasa y su compañía Limonada, con coreografías cargadas de fuerza y emoción.
Al atardecer, las luces empiezan a encenderse, haciendo que los encantos de Innsbruck multipliquen su reflejo en las montañas. Un momento que puede disfrutarse tomando una copa en la terraza de 360° Cafe. Aunque si hay un lugar que brilla con más intensidad cuando cae la noche, son los Jardines Imperiales o Hofgarten, situados en el casco histórico de la ciudad, donde las luces de LUMAGICA recorren senderos que guían hacia más de 300 instalaciones artísticas que terminan de dar vida a este paraíso de invierno.
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