Isla de la Gaiola, misterios y maldiciones en un precioso enclave natural de Italia

 CanalViajar20M

Italia es un destino maravilloso en el que los preciosos paisajes de montaña se mezclan con las playas paradisíacas del Mediterráneo. En las aguas de sus costas encontramos cientos de islas, unas habitadas y otras no, que reflejan a la perfección la cultura y las tradiciones italianas. Se estima que el territorio está formado por unas ochocientas islas e islotes.

Aunque las más famosas y visitadas son Cerdeña, Sicilia y Capri, hay otras menos conocidas que son preciosas e increíbles y bien merecen una visita. Pero también hay islas que esconden macabros misterios que llaman la atención de los más curiosos y valientes que se acercan hasta allí para descubrir todos sus secretos. Una de ellas es la Isla de la Gaiola, perteneciente a Nápoles. 

La curiosa Isla de la Gaiola

La Isla de la Gaiola está ubicada en el territorio de Nápoles y es la más pequeña de la región de Campania. Se encuentra enfrente de la preciosa costa de Posillipo, en pleno Parque Sumergido de Gaiola. Lo cierto es que no es una única isla, sino dos, unidas por un pequeño puente que permite cruzar de una a otra.

Cuevas de la isla Gaiola.

Este destino destaca por las aguas cristalinas de la reserva natural en la que se encuentra, donde es posible bucear o hacer snorkel entre preciosos e imponentes paisajes submarinos. Los locales conocen este enclave como la Atlántida por sus muchos restos arqueológicos y cuevas marinas.

Una maldición histórica

Se dice que esta isla tiene una maldición.

Pero las playas preciosas y el submarinismo no son los únicos elementos que atraen a los viajeros hasta la isla. En el territorio de Gaiola habita una maldición que ha atormentado a sus ciudadanos durante años. Muertes repentinas, suicidios, secuestros y otras desgracias rondan el lugar. 

Cuenta la leyenda que en este lugar se encuentra atrapado el fantasma de Lucietta, una mujer que nunca podrá abandonar la isla. Se trata de la mujer del que fuera propietario de la isla en los años 20, el alemán Hans Braun. Pese a vivir enamorados y felices, Lucietta falleció tras ahogarse en un terrible accidente, y desde entonces su alma vaga perdida por este espectacular paraíso, tan encantado como bello.