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De las coloridas calles de su casco histórico a los templos ceremoniales de Monte Albán, esta vibrante ciudad mexicana conquista todos los sentidos.
Los vivos colores que impregnan sus fachadas, el aroma inconfundible del chocolate caliente o el profundo sabor de sus platos con el mole como protagonista son algunas de las primeras sensaciones que nos enamorarán al dar los primeros pasos por las calles de Oaxaca.
Esta capital cultural mexicana es una de las favoritas del país para muchos viajeros y seguro que muy pronto lo será para ti. Te contamos las cinco visitas que debes realizar para enamorarte del pedacito de México más colorido, ¡y eso es ya mucho decir!
Pasear por el centro histórico
Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el casco antiguo de Oaxaca es uno de los más bonitos de México. En sus edificios coloniales inundados de color, se suceden cafeterías, galerías de arte, restaurantes y tiendas de artesanía, mientras que El Zócalo es el punto de encuentro para locales, visitantes y artistas callejeros.

A unos pasos encontramos la Catedral de Oaxaca, con sus majestuosas torres y sus relieves. De estilo barroco, se empezó a construir en el siglo XVI. Aunque si hay un templo barroco que destaca en Oaxaca ese es la iglesia de Santo Domingo de Guzmán y su retablo dorado.
Degustar los sabores de Oaxaca
La gastronomía de Oaxaca es una de las más aclamadas de México y no hay mejor lugar para degustarla que en el Mercado 20 de Noviembre, donde el aroma a mole se mezcla con el de la carne asada de la "Zona de Humo", un pasillo dedicado a esta especialidad servida en tortillas recién hechas. A dos pasos se ubica el Mercado de Benito Juárez, especializado en quesillos, dulces de leche y chapulines.

El mezcal es otro de los productos indispensables de Oaxaca, presente en muchos de los establecimientos del centro histórico, en destilerías y en palenques. Hay numerosos lugares que ofrecen degustaciones del elixir más representativo de México, elaborado con métodos tradicionales. Uno de los puntos curiosos donde degustarlo es Trastero, un bar mezcalería oculto en el coqueto hotel boutique Casa Bonita.

Situado en una zona tranquila de la ciudad, este establecimiento, al más puro estilo 'speakeasy', ofrece también conciertos de jazz para acompañar los tragos con buena música. El alojamiento también cuenta con un exquisito restaurante donde continuar disfrutando de los platillos tradicionales oaxaqueños con un exquisito toque contemporáneo.
Explorar el barrio de Jalatlaco
El color alegra también las calles de Jalatlaco, un barrio bohemio que es considerado uno de los puntos más antiguos de la ciudad. Tras sus fachadas, decoradas por fotogénicos murales de arte urbano, se esconden pequeñas cafeteríasen las que sentarse a leer un libro rodeados de un encanto único.

Revivir la historia en Monte Albán
A unos 10 kilómetros del centro, una colina acoge una de las zonas arqueológicas más importantes de México. Se trata de una ciudad sagrada fundada por los zapotecos aproximadamente 500 años a. C. Desde ella es posible admirar espectaculares panorámicas del valle, además de caminar por plazas y adentrarse en templos de más de 2.500 años de antigüedad. En Monte Albán aún se siente la poderosa energía de su pasado y su estremecedora conexión entre la historia y la cosmología, grabada en sus enigmáticos relieves.

Ensimismarse con el paraíso natural de Hierve el Agua
Los amantes de la naturaleza no deben perderse este conjunto de cascadas petrificadas que crean un paisaje de otro mundo. Las pozas naturales que perfilan sus manantiales invitan a relajarse ante las impresionantes vistas del valle. Estos son solo algunos de los encantos que guarda Oaxaca. ¿A qué esperas para conocer todo lo que este rinconcito de México desea mostrarte?
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