miércoles, 18 de junio de 2025

El pueblo medieval italiano que tiene un puerto de cuento y un embriagador olor a limón en sus calles

 CanalViajar


A orillas del lago de Garda descubrimos una preciosa localidad que parece sacada de una postal.

El precioso pueblo medieval a orillas del lago de Garda.

El olor a cítricos lo envuelve todo. El color amarillo de los limones contrasta con el de las aguas del lago y aquí la vida transcurre a otro ritmo. Estas características podrían llevarnos a pensar que, por eso, este pueblo medieval italiano que tiene un puerto de cuento sea una de las blue zones del planeta y albergue a una población que se encuentra entre las más longevas de Europa.

A orillas del lago de Garda descubrimos un pintoresco pueblo que ha permanecido aislado durante muchos años. Un pueblo que hoy es frecuentado por viajeros que quieren descubrir la verdadera esencia italiana. Bienvenidos a Limone sul Garda.

Un puerto de cuento en Limone sul Garda.

Leyendas y orígenes del pueblo Limón

Antes de pasear y dejarnos embelesar por su belleza, es momento de conocer la leyenda de Limone sul Garda. El mito narra que Limone, uno de los dos hijos del dios Benaco y la ninfa Fillide, fue asesinado por un jabalí mientras cazaba en las laderas del monte Baldo. Su madre imploró a Benaco que lo reviviera mediante una pócima de flores celestes y Limone resucitó. Entonces Limone, en agradecimiento y siguiendo los deseos de su padre, se trasladó a Limone sul Garda y comenzó a cultivar los cítricos que le dieron nombre a la ciudad.

Más allá de la leyenda y de lo que podría parecer obvio (que Limone se llama así por la cantidad de limones que se cultivan en la zona), lo cierto es que hay varias hipótesis con respecto a su nombre. Una de ellas vincula el nombre a la palabra celta limo o lemos (que se traduciría como olmo), mientras que otra, lo relaciona al término līmen (frontera), debido a la cercanía con los límites del obispado de Trento.

La mejor forma de conocer este pueblo de cuento es perderse por sus calles.

Y, ahora que sabemos algo más sobre la toponimia de este paraíso, es momento de pasear por sus calles. Lo primero que llama la atención es el tiempo. Y es que Limone sul Garda cuenta con un microclima privilegiado, gracias a su ubicación en la ribera de Brescia, en Lombardía. Precisamente su situación ha hecho que durante muchos siglos fuera un pueblo aislado dedicado a la pesca y el cultivo de olivos. Y ahora nos remontamos hasta la época de la República de Venecia, a principios del siglo XV, cuando Limone sul Garda se abrió gracias a las nuevas infraestructuras y arrancó su desarrollo. En ese momento, la economía cambió y dio paso a la construcción de invernaderos para cítricos.

El centro histórico de Limone sul Garda parece detenido en el tiempo. Sus calles empedradas, patios y plazas nos sorprenden, en muchas ocasiones, con unas espectaculares vistas del lago

La mejor manera de descubrir este pueblo de cuento es dejarse llevar sin seguir un itinerario fijo. Sorprenderán las casas de colores, las buganvillas o los nombres de las calles, colocados en bellas piezas cerámicas decoradas, cómo no, con limones.

Limones y su importancia para el pueblo

En Limone sul Garda hay que visitar alguno de los limonaie, huertos de cítricos que suponen un verdadero museo al aire libre sobre el mundo de los limones. El más famoso es Limonaia del Castèl, que cuenta con numerosas terrazas en las que crecen limones, naranjas, pomelos o mandarinas. Tampoco puede perderse el viajero las tienditas de souvenirs en las que el color amarillo lo inunda todo o la plaza Garibaldi, que nos conducirá al puerto deportivo, con barcos de colores y casas que se reflejan en el agua.

En las tiendas de souvenirs, el color amarillo lo inunda todo.

En Limone sul Garda las diferentes iglesias que aglutina el municipio son otras de sus joyas.  San Rocco se encuentra en un mirador y destaca por el fresco del ábside que representa a la Virgen entre San Rocco y San Sebastián. También merece una visita la iglesia de San Benito, que alberga un altar mayor del siglo XVIII, un retablo del siglo XVI, altares de mármol y un crucifijo barroco. A lo largo de las calles o en las esquinas de las casas, además, se pueden descubrir capiteles como el de la Madonnina, en la calle Milanesa, o el de San Giovanni Nepomuceno.

Playas y un paseo en bici sobre el mar

Desde 2018, Limone cuenta con una espectacular pista de ciclopeatones con vistas al lago que, a lo largo de 5 kilómetros, conecta el pueblo con el cabo Remol, en la frontera con el Trentino Alto Adigio. Pasear o pedalear por una pasarela que parece suspendida sobre el lago, es una de las excursiones imprescindibles si se visita este idílico lugar. Y, para reponer fuerzas tras la caminata, nada mejor que relajarnos en alguna de las playas, como Grostol o playa Cola, en la que se pueden alquilar tumbonas y sombrillas.

Desde 2018, Limone cuenta con una espectacular pista de ciclopeatones con vistas al lago.

En Limone sul Garda habitan menos de 2.000 habitantes y es considerada una de las Blue Zones de Europa. ¿El motivo? Se ha demostrado científicamente que sus vecinos poseen el gen Limone, una proteína especial que confiere extrema longevidad y protege de enfermedades cardiovasculares. De hecho, muchos de sus vecinos, sobrepasan ampliamente los 100 años.

En definitiva, este pueblo medieval italiano que tiene un puerto de cuento y un embriagador olor a limón en sus calles es, además, un rincón único en el mundo en el que la vida se disfruta por muchos años

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