Beteve
DelaCrem, Morreig, La Campana, Azah, L'Atelier, Mamá Heladera y Aurelien nos proponen algunos de los helados más sorprendentes con sabores de tradiciones, de nostalgia, de culturas lejanas, pero sobre todo de autor y de producto de calidad.

Barcelona vive días de calor intenso y una buena manera de soportarla es buscando sombras, refrigeración y frescura, y nada mejor que los helados para hacer bajar la temperatura. No será una disminución en grados, pero sí en sensación y, sobre todo, en sabores refrescantes y cada vez más originales que proponen las heladerías de autor de la ciudad.
La resaca de la verbena de San Juan ha dejado dos propuestas que nos remiten a las hogueras, pero sobre todo a las cocas tradicionales. En DelaCrem (Muntaner, 59; Enric Granados, 15, y paseo de Sant Joan, 59), nos proponen la versión de crema helada de la coca de Sant Joan. Pero no sólo se han atrevido con la versión clásica, sino que han creado una versión de hogardones sólo para catar a DelaCrem Creativa. Desde la heladería avisan de que estos sabores de junio estarán disponibles solo durante este mes.

Este no es el único establecimiento que liga la tradición y los alimentos propios de la cultura catalana con la creación de helados nuevos. En la pastelería Morreig (Verdi, 25), también han querido hacer su versión de la coca de San Juan clásica. Este año la pastelería ha ganado el premio a la mejor coca de San Juan tradicional y, por ello, han decidido añadir el helado de coca de San Juan a la carta hasta finales de julio.

El chocolate de Dubai que conquista paladares
No todo son sabores a tradición. Hay sabores nuevos que han entrado con fuerza en la elaboración de dulces. El chocolate de Dubai, inspirado en los postres árabes tradicionales, se ha convertido en un fenómeno en todas partes.
Crujiente por fuera y cremoso por dentro. Así definen en La Campana (Princesa, 36) el helado de chocolate de Dubai. Está elaborado con crujiente de kataïfi, crema de chocolate, helado de pistachos, crema de pistachos y pistachos. Una explosión de sabores que evocan a otros continentes.

La vuelta al mundo por los sabores helados
En L'Atelier Barcelona (Viladomat, 140), también se inspiran en otros países y culturas. En su carta de helados proponen un viaje ambicioso, la vuelta al mundo a través de los sabores en los que exploran 12 gustos y 12 paradas. Londres, la capital británica, lleva un sorbete de ruibabre. París se decanta por un cremoso helado de vainilla con toques de naranja, mantequilla y Grand Marnier, los sabores de la crep Suzette. Nueva York apuesta por la vainilla, la nueva pecana, galleta y caramelo salado. Y en Bombay nos espera un sorbete de mango y cardamomo.
El viaje continúa y hacemos una parada en el exótico Bangkok con un helado de coco, lima y citronella. Seguimos en Míkonos: yogur griego, miel y frutos secos. En Siracusa un sorbete de limón y albahaca. Ahora, parada en Hong Kong con un sorbete de lichi, jengibre y té verde. En Oaxaca, cascarilla especiada. En Dubai, un helado de pistacho, kataïfi y chocolate. Turín, con su crema italiana de chocolate y avellanas que llaman gianduja. Y la última parada del viaje sensorial es Ghana, con un helado de chocolate intenso.

Los sabores del Líbano, una apuesta de aromas florales
Continuamos el recorrido por sabores de otras culturas, en este caso la libanesa. Se trata de una nueva propuesta en la calle de Enric Granados, 61, Azah. Esta heladería mantiene la esencia tradicional de los helados libaneses con el uso de mástico, una pasta de resina que se mastica y que es aromática y da una textura más gomosa. La carta de sabores libaneses incorpora helados de tomillo, de agua de rosa con espino, tila con anís, gessamí con albahaca y mariposa con citronella. Todos con pistachos sobre la bola de helado y, opcional, un poco de nata montada.

Los helados que evocan recuerdos se extienden
La heladería Mamá Heladera (rambla del Poblenou, 44), convive con una clásica y centenaria, la horchatería El Tío Che. La nieta de la familia heladera, Irene Iborra, ha cogido el legado familiar para crear un nuevo concepto, una heladería de recuerdos, entre los que destaca uno inspirado en el apagón del 28 de abril. Desde el establecimiento dicen que elaboraron el dulce para dar las gracias: El apagón es un abrazo en forma de helado". De crema de avellana con pistacho, coronado con trocitos de pistacho, avellana y chocolate negro crujiente, avisan de que a pesar de estar a la carta se agota muchos días.

El establecimiento a través de aromas y sabores evoca momentos únicos. Otra apuesta de Mamá Heladera es el Mantecado del Yayo Alfonso, una receta familiar que se había perdido y se ha recuperado en la carta helada. El abuelo Alfonso hacía un helado de vainilla con yevo de huevo, pero lo dejó de hacer porque decía que le daba mucho trabajo y la receta se perdió. Para recuperar ese sabor estuvieron dos meses haciendo pruebas y dejándolo catar a quienes lo conocían. Explican que lo consiguieron gracias a los recuerdos del barrio.

También de recuerdos se nutre Aurelien (plaza del Sol, 9). Esta heladería de autor se inspira en el camino de Mamá Heladera con la idea de los helados neurogastronómicos, así llaman la evocación de recuerdos o sensaciones a través de la experiencia gustativa. Por ello, todas las propuestas tienen atada una historia detrás. El helado de queso de cabra Rocamadour con mermelada de higos es para el creador una combinación de recuerdos franceses y catalanes de la infancia. Otra elaboración es el helado azul, que se creó para la terraza El Cielo del Sofitel Barcelona: el azul evoca el cielo y el mar que se encuentran. Con ingredientes naturales y ecológicos, la espirulina, una microalga, le da el color y está aromatizado con garganta.
Y otro recuerdo, una cena de Navidad donde un amigo le cocinó un plato de corazón de mozzarella y burrata con remolacha tostada al horno con aceite de oliva. Del recuerdo a la creación helada: helado de straciatella de burrata con infusión de albahaca fresca con truenos blancos frescos.

No hay comentarios:
Publicar un comentario