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Un destino cercano a España que merece una escapada exprés para disfrutar de su cultura y su gastronomía

Apodada La Ville Rose por sus fachadas de ladrillo rosado, esta ciudad del suroeste francés esconde mil sorpresas: ¿sabías que su nombre tiene que ver con nuestra ciudad de Tolosa de España, que es el epicentro europeo de la tecnología espacial y que la llaman la Ciudad Rosa porque sus edificios están hechos con arena del río Garona? Además de eso, Toulouse esconde en su cultura un fuerte potencial gastronómico, una capacidad museística asombrosa y monumentos únicos en los que es obligatorio hacer una parada.
Secretos gastronómicos
Víctor Hugo es el nombre del mercado más famoso de la ciudad, el lugar donde los locales van a diario a comprar y los domingos a comer queso y beber vino. En su interior hay puestos de queserías, panaderías, vinotecas, carnicerías y comida preparada tradicional; pero una de las cosas que realmente hay que hacer es ir a primera hora de la mañana y desayunar allí, comprar cosas de sus diferentes puestos y sentarse a disfrutar sin prisa de la experiencia. Esa visita se puede completar con una parada en el Café Cerise, frente al río Garona, un lugar perfecto para disfrutar del café de especialidad y la bollería francesa bien elaborada.

El barrio de palacetes renacentistas
En el barrio de Carmes y sus alrededores, entre calles adoquinadas y pequeñas placitas, aparece un conjunto único de palacetes renacentistas, conocidos como hôtels particuliers. Construidos entre los siglos XV y XVII, estos edificios fueron mandados levantar por comerciantes que se habían enriquecido con el comercio del bleu de pastel, un pigmento azul que se extrae de la planta Isatis tinctoria que da lugar a un color azul único que se empezó a vender e hizo crecer la ciudad.

Estas mansiones, muchas de ellas escondidas tras discretas fachadas de ladrillo rosa, revelan en sus patios interiores columnas esculpidas, torres elegantes y una arquitectura que mezcla poder, arte y refinamiento. Entre las más emblemáticas se encuentra el Hôtel d’Assézat, sede de la Fundación Bemberg, perfecta para poder conocer por dentro cómo son (ya que en su mayoría son de acceso privado); el Hôtel de Bernuy, con su impresionante torre; y el Hôtel du Vieux Raisin, cuya fachada es una joya del Renacimiento toulousaine.
Un jardín secreto con arte moderno
El antiguo matadero industrial de la ciudad de Toulouse es hoy aparece Les Abattoirs, el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de la ciudad, un lugar donde se exponen obras de los siglos XX y XXI, de artistas como Tàpies, Dubuffet, Miró o Picasso. Pero además de esto, en su interior se encuentra un jardín secreto con esculturas que da a orillas del Garona y una terraza estupenda para ver el atardecer desde allí.
Un museo de máquinas
A las afueras de la ciudad, pero accesible en tranvía, se encuentra Halle de la Machine, una antigua nave que acoge una de las experiencias más divertidas de Toulouse: máquinas teatrales gigantes creadas por ingenieros-artistas que se mueven, rugen o bailan. Este plan, aunque parezca que solo es ideal para familias con niños, es perfecto para todas las edades, es apasionante para todo tipo de visitantes.
Paseo en barco
Uno de los mejores lugares para disfrutar del conocido Canal du Midi es, sin lugar a dudas, Toulouse, una obra maestra de la ingeniería del siglo XVII declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El canal, ubicado en las afueras, atraviesa la ciudad entre zonas verdes, caminos de sirga y esclusas que aún se abren manualmente. Pero lo interesante, además de recorrerlo a través de su orilla, es hacerlo en barco, en uno de esos paseos fluviales, incluso en kayak, para disfrutar de una visita diferente de la ciudad.
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