Los mamuts habitaron el planeta Tierra hace entre 5 millones y 4.000 años, en una época conocida como la Edad de Hielo. Se extinguieron a causa de una combinación de factores: el cambio climático, la pérdida de hábitat y la caza por parte de los humanos. Desde el primer hallazgo de unos restos hace aproximadamente 250 años, han causado fascinación: la cultura popular da cuenta de ello.
Y no es para menos: estas criaturas medían hasta 6 metros de largo y 3,5 metros de altura, y pesaban varias toneladas. Estas evidencias nos hacen creer que estar cerca de uno de ellos —algo que, según este y varios estudios, ocurrió— debió ser una experiencia impactante. Ahora, con un poco de imaginación, el CosmoCaixa de Barcelona nos brinda la oportunidad de comprobarlo.
El museo científico ha incorporado a su colección un esqueleto de mamut lanudo que vivió hace entre 40.000 y 50.000 años en la región de Tiumén, en Rusia. Este fósil, formado a partir de restos originales en excelente estado de conservación, se exhibe en la Sala Univers del museo, frente al Bosc Inundat, como pieza emblemática del ámbito Evolución.
La pieza más emblemática del museo
Asimismo, CosmoCaixa ha preparado actividades complementarias como la visita familiar Caçadors de mamuts ("Cazadores de mamuts"), que pone en valor el trabajo de paleontólogos y arqueólogos. También se ha creado el espacio de mediación Restes i rastres ("Restos y rastros"), donde se explica qué son los fósiles, cómo se forman y qué tipos existen, una actividad que fomenta la curiosidad científica entre los visitantes de todas las edades.
Lo que este fósil de mamut lanudo puede revelar
Este mamut lanudo no es solo una pieza espectacular, sino también una fuente valiosa de conocimiento sobre la vida en la Edad de Hielo. Gracias a su buen estado de conservación, permite estudiar aspectos clave del comportamiento de estos animales, como su dieta (hasta 180 kg de hierba al día), sus migraciones estacionales y su reproducción (por cierto, ¡gestaban por 22 meses!).
Y no menos importante, el fósil ayuda a comprender las causas de su extinción, que sigue siendo objeto de debate científico. Como señalábamos antes, las evidencias apuntan a una combinación de factores: el cambio climático, la pérdida de hábitat y la presión de la caza humana. Recientemente, se han añadido nuevas hipótesis, como el posible papel de bacterias patógenas conservadas en los restos, que podrían haber contribuido a su desaparición.
Estudiar su evolución nos lleva, además, a conectar el pasado con el presente: los mamuts pertenecen a la familia de los proboscidios, de la que derivan los elefantes actuales. Así pues, los restos de estos parientes lejanos ofrecen pistas sobre los desafíos que enfrenta la fauna actual, y abre el debate sobre la posibilidad de "resucitar" especies extintas mediante ingeniería genética.

No hay comentarios:
Publicar un comentario