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La Conselleria de Salut mandó esta semana una circular en la que establece una serie de medidas exhaustivas para la prevención y control del sarampión en el ámbito asistencial ante los 13 casos activos en Sant Pere de Ribes. El propósito es reforzar la red sanitaria para detectar con rapidez las posibles infecciones que se presenten en los CAP y evitar males mayores.
En el documento, Salud advierte que, "ante el aumento reciente de casos de sarampión en el ámbito europeo y la existencia de brotes vinculados al ámbito familiar, comunitario y sanitario", la cuestión es "reforzar" la detección precoz en la atención primaria, primer punto de encuentro con el paciente. La "respuesta rápida y coordinada" es clave para "reducir el riesgo de transmisión secundaria", sobre todo aquellos que afecten a los profesionales.
Más allá de este episodio, Cataluña ha confirmado hasta el 3 de octubre 71 casos de sarampión, lo que supone un incremento del 110% respecto al año 2024, cuando hubo un total de 34 casos. La mayor parte corresponden a edades comprendidas entre los 16 y 45 años, en un 58%, y el 15% corresponde a menores de cinco años. Del total, hay afectados 47 hombres y 24 mujeres.
Vacunación anticipada
El brote del pasado 7 de octubre, originado por familias antivacunas, ha afectado a personas de entre siete y 48 años, de los que tres requirieron ingreso hospitalario. Una erupción que puso en marcha toda la maquinaria de vigilancia de Salut. En estos días, se ha contactado con 518 personas en la comarca del Garraf y se ha emitido indicaciones a 200 personas.
En las líneas de actuación que recoge el texto, la prioridad del personal sanitario debe ser administrar la vacunación completa con dos dosis de vacuna triple vírica (TV), separadas al menos en cuatro semanas a mayores de 11 meses. Además, se pide una vacunación anticipada a los bebés de entre 6 y 11 meses que viajen a zonas con alta incidencia o endémicas.
Notificar "inmediatamente" los casos
También, se recomienda avanzar la segunda dosis de menores de entre 11 meses y tres años si hay riesgo de exposición, respetando un intervalo mínimo de cuatro semanas entre las dosis y se subraya la necesidad de revistar y completar el estado vacunal de las personas que trabajen en los centros sanitarios.
Asimismo, se hará una gestión "inmediata" de los contactos estrechos no inmunizados, con una vacunación en las primeras 72 horas postexposición, lo que valoran como "altamente efectiva" y, en aquellos individuos que tengan contraindicaciones, como las embarazadas o inmunodeprimidas, se les administrará inmunoglobulina hasta seis días después de la exposición.
En los centros asistenciales, se notificarán los posibles casos inmediatamente al Servicio de Vigilancia Epidemiológica territorial, al igual que se aislará a cualquier persona con clínica compatible y se establecerá circuitos que eviten el contacto con otros pacientes, también, se facilitará mascarilla quirúrgica y se evitará la estancia en las salas.
Un sanitario sostiene una dosis de vacuna
El personal sanitario
La actuación para el personal sanitario que ha tenido un contacto estrecho se realizará de la siguiente manera: se valorará la inmunidad guiándose por el estatus vacunal o los antecedentes de sarampión documentado. Aquellos trabajadores con antecedentes o con las dos dosis documentadas podrán continuar trabajando bajo vigilancia y con el uso de mascarilla quirúrgica durante 23 días.
Sin embargo, aquellos con una sola dosis o sin evidencia de vacunación, se procederá a la administración de las dosis necesarias y una adaptación o exclusión del servicio durante los cinco y 23 días postexposición, con uso de mascarilla quirúrgica durante su actividad laboral. En cuanto a aquellas personas que estén afectadas por el sarampión, se podrán reincorporar a partir del cuarto día del inicio de las erupciones en la piel.
Preocupación
Esteve Fernández, secretario de Salud Pública, da el siguiente dato: un 95,8% de los menores de dos años tienen la primera dosis del sarampión y el 92% de los menores de cinco años completan la pauta. En todo caso, la alarma incipiente existe: "Nos preocupa quien decide no vacunarse, porque es una enfermedad prácticamente erradicada", sostiene.
La razón por la que estos casos no han ido a más se da gracias a la inmunidad de grupo. Es decir, el 95% de la población está vacunada y "es casi imposible" que se transmita con la misma rapidez y virulencia, así que el individuo que ha decidido prescindir de su dosis se beneficia de la responsabilidad del grupo.
Los indecisos
El brote del sarampión no es un hecho aislado. El auge de los antivacunas ha ocasionado distintos focos en Cataluña, tanto de tosferina como de polio en años anteriores, motivo por el que Salud reforzará sus protocolos con un seguimiento exhaustivo de las familias, llamando e invitando desde los CAP a que acudan a completar las dosis, explica.
"La vacunación ha funcionado sin ser obligatoria, lo que es significativo, así que hay que combatir esta ola con información", señala, "hay que incidir y luchar contra la desinformación, porque más allá de un grupúsculo de vacunas muy convencido, los líderes políticos tienen más influencia y hace más daño en aquellas personas que no están convencidas de nada".
La batalla de los indecisos. Esa franja gris que por el miedo o la inseguridad se atemoriza por los bulos difundidos tanto en redes sociales como por los mandatarios políticos de primer nivel. El último ejemplo ocurrió hace unas semanas, cuando el secretario de Salud de EEUU, Robert F. Kennedy, aseguró que el paracetamol podía tener efectos secundarios durante el embarazo, como producir autismo, una falsedad que rápidamente desmintió la comunidad científica.
No acuden a los pediatras
"Pensábamos que no hacía falta incidir en la vacunación infantil, pero mejoraremos el mensaje", asegura Fernández, sobre todo porque en Cataluña se ha detectado que el perfil de antivacunas se da en colectivos dados a "la vida natural", es decir, quienes prescinden de la medicina y, por ejemplo, no lleva a sus hijos al pediatra para hacer un seguimiento y cumplir con los calendarios de vacunación prescritos para menores. "Nos preocupa este problema, y mejoraremos", afirma.
La primera dosis del sarampión se pone a los 12 meses de edad y la siguiente entre los tres y cuatro años, la cual también inmuniza contra la rubeola y las paperas. El periodo de incubación de la enfermedad es variable, así que hay pacientes sospechosos del Garraf que aún no se han confirmado, por lo que, a pesar de que ha habido tres días sin nuevos casos, no celebrarán la victoria antes de tiempo.
"La vacunación es un derecho adquirido, y también nos cuesta dinero, porque gastamos millones en la compra de vacunas", comenta, "en todo caso, es una inversión en salud individual y en salud colectiva, porque proteges al entorno gracias a la inmunidad de grupo".
Tuberculosis en Badalona
A principios de septiembre, se notificó el brote de tuberculosis en el instituto ocupado B-9 de Badalona. El desalojo de las 400 personas que viven en su interior preocupa a las autoridades sanitarias, ya que aún hay ocho casos en activo de los diez detectados, confirma Fernández preguntado por este asunto. A los afectados, se les administra una cura que dura entre tres y nueve meses.
"Estas personas están en tratamiento y no son contagiosas, pero, si se desalojan, hay que hacerlo de forma responsable para asegurar su seguimiento", recalca el secretario. En todo caso, su departamento colabora con la atención primaria de Badalona y tanto los equipos médicos como los hospitales están pendientes de esta situación.
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