CanalRViajar
Con esculturas de hasta quince metros de altura, surgió de la mente de una de las artistas más importantes del siglo XX.

Tal es la importancia de la obra del arquitecto Antoni Gaudí, máximo representante del modernismo catalán, que siete de sus obras han sido incluidas en la lista de Patrimonio de la Humanidad, y desde abril de este 2025 está considerado venerable por la Iglesia Católica.

Una de estas obras es el parque Güell, el cual Gaudí diseñó por encargo del empresario Eusebi Güell, con el objetivo de hacer una urbanización para familias acomodadas. Sus obras se abandonaron en 1914, ya que la venda de parcelas resultó más compleja de lo esperado. Así, el espacio se convirtió en un jardín privado que Güell cedía para actos públicos. Años más tarde, en 1926, abrió sus puertas como parque público.
Un paseo místico
Inspirándose en esta maravilla de la arquitectura, la artista francesa Niki de Saint Phalle creó un esotérico jardín de esculturas en la comuna de Capalbio, en la región de Toscana. Abierto al público en 1998, el Jardín del Tarot está compuesto por un total de 22 estatuas que representan los arcanos mayores del Tarot.
Las esculturas tienen aturas que varían entre los 12 y los 15 metros, y están construidas con hierro y hormigón, posteriormente recubiertas con cerámias de colores, vidrio de Murano, y mosaicos de espejo. Mientras que el uso de los mosaicos es un claro homenaje a Gaudí, de Saint Phalle también puso su sello personal en las esculturas, llenándolas de color y vida que reflejaban su propio espíritu.

La dedicación de la artista a lo largo de los casi 20 años que duró la construcción del jardín fue total, llegando incluso a vivir en el interior de la escultura con forma de esfinge de la Emperatriz, con el dormitorio y la cocina ocupando ambos pechos de la estatua, y con el baño, que en vez de bañera tiene un dragón, en la parte inferior.
Algunas de las esculturas que también alberga el jardín son el Mago, la Sacerdotisa, o el Obispo. Pero, aparte de las estatuas hechas por de Saint Phalle, hay obras que fueron compuestas por otros artistas, como los sinuosos bancos de cerámica creados por Pierre Marie Lejeune.

El pabellón de entrada es obra del arquitecto Mario Botta, el cuál construyó un muro grueso utilizando la bonita piedra local, con una apertura circular en el centro (que parece evocar una puerta al mundo mágico del jardín), y el cual de Saint Phalle describió como “una protección como lo es el dragón guardián del tesoro en los cuentos de hadas”.
Una visita al jardín
El recinto se divide en varios espacios, cada uno rodeados por diversas esculturas. Nada más entrar se halla un estanque circular donde se recoge el agua que sale de la boca de la Sacerdotisa, así como la Rueda de la Fortuna.

En el mismo espacio se erigen tres de las esculturas más espectaculares de todo el jardín: la Muerte, representada por un jinete que atraviesa un campo lleno de cadáveres; el Diablo, con la figura del demonio flanqueada por dos esculturas más pequeñas; y el Mundo, con un individuo que se eleva encima de un huevo dorado.
El precio de la entrada general es de 15€, si bien existen varios descuentos: tiene un precio de 10€ por persona para los visitantes de 7 a 22 años y mayores de 65, los integrantes de grupos de por lo menos 25 personas, y para aquellos que visiten el jardín con un guía turístico. Para los menores de 6 años o personas con una discapacidad superior al 67%, la entrada es gratuita.
Desafortunadamente, durante ésta época del año el Jardín del Tarot cierra las puertas al público, volviéndolas a abrir en abril. En la temporada de apertura, el jardín abre todos los días de 14.30h a 19.30h, siendo de visita libre con una duración media de 1h30.

No hay comentarios:
Publicar un comentario