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Cada vez más, lo que se busca es desconectar, y las clases más altas no quieren viajar a lugares masificados.

El concepto de viajar ha cambiado en gran medida en los últimos años. Antiguamente, viajar era una suntuosidad que tan solo podían permitirse los de las clases más altas, pero ahora es algo que casi cualquiera puede hacer, con más o menos comodidades. Ahora no solo se visitan lugares, sino que se busca conectar con el lugar y conocer sus tradiciones más ancestrales. El lujo ya no solo reside en el destino, sino también en la experiencia.
Si un viaje ya es especial por sí solo, cuando se organiza para Navidad lo es aún más. Quienes más viajan en estas fechas son aquellas personas con un nivel adquisitivo más alto. Pero, ¿a dónde van exactamente? Los más ricos de Barcelona también han cambiado sus preferencias a la hora de elegir a dónde viajan por Navidad. Las tendencias actuales van más por las experiencias privadas y exclusivas y no tanto por el lujo ostentoso.
La directora general de Grupo Bestours, Julia Franch, en conversación con La Vanguardia, aseguró que cada vez se busca más vivir una Navidad diferente, sentir una conexión real física y mental y disfrutar de las fiestas de forma íntima y personal. Lo que más destaca son cenas privadas con chefs locales en villas exclusivas. Muchos optan por refugiarse con sus familiares o amigos más cercanos en destinos de montaña que no estén demasiado lejos.
Un paraíso por Navidad
Hay destinos que tradicionalmente se han asociado a los más ricos de Barcelona como Estados Unidos, el Caribe o algunas capitales europeas. Pero la experta afirma que todos estos han quedado ya fuera de la ecuación debido a la masificación. Ahora, uno de los destinos más solicitados son las islas Maldivas, el lugar donde las prisas y las preocupaciones desaparecen y la tranquilidad del océano Índico reina por encima de todas las cosas.

La Navidad en Maldivas nunca se ha celebrado como en Europa, pero es no significa que no sea un buen lugar para pasar estos días tan especiales. Los resorts de más alta gama organizan cenas a la luz de las velas frente a playas paradisíacas privadas, conciertos íntimos bajo las estrellas... Pero siempre con la discreción por bandera. Es el destino más especial para pasar unas Navidades muy diferentes y, sin lugar a dudas, inolvidables.
Sin olvidar, por supuesto, todas las ofertas de actividades que pueden hacerse en el archipiélago: desde bucear entre mantarrayas y tiburones hasta someterse a un tratamiento de spa o practicar snorkel entre arrecifes marinos. No hay luces adornando las calles, ni villancicos a todas horas, ni escaparates que llaman al consumo. Simplemente la calma y la certeza de saber que a veces es necesario alejarse un poco para encontrarse a uno mismo.
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