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Con una belleza como si estuviera sacada de Suiza, este pueblo de Lleida es de los más impresionantes de toda España.

Hay pocos paraísos invernales tan encantadores como los que se esconden en Suiza. Los Alpes rodean cada uno de los múltiples pueblos que se salpican por las laderas de las montañas. La magia navideña con nieve parece aún más mágica, eso es lo que siempre nos han contado las películas, y lo cierto es que tiene algo de verdad. Los pueblitos suizos tienen la suerte de vivir así casi toda la Navidad, pero hay pueblos españoles que parecen sacados de la misma Suiza.

Se tiñen de un blanco puro que se aprecia el fondo en los picos más altos de los montes y más cerca en los tejados de las casas. Por mucho que sus edificios sean de piedra, en invierno se convierten en pueblos blancos, como Viella, la capital del Valle de Arán en Lleida. Ubicada a 974 metros de altitud, en el corazón del Pirineo catalán, esta pequeña localidad acoge a cientos de visitantes que buscan vivir la magia invernal cubiertos de nieve.
La importancia histórica de la Suiza catalana
Sus orígenes son medievales, cuando era un paso estratégico entre el Reino de Aragón y el sur de Francia, aunque antiguamente no era un único pueblo. Se trataba de seis entidades locales que acabaron fusionándose en 1970: Viella, Betren, Escuñau, Casau, Gausac y Vilac. Más tarde, en 1974, se sumó también Aubèrt, creando el municipio que conocemos a día de hoy. Antes de llegar a este punto, fue un lugar muy importante a nivel histórico.

Fernando el Católico levantó defensas para frenar las posibles invasiones francesas, se escondieron obras de arte durante la Guerra Civil española y se construyó el túnel más largo de España durante la época franquista que ayudó a sacar del aislamiento a sus habitantes. Fue a partir de entonces cuando empezó a conocerse un poco más y a apreciarse la riqueza ecléctica con la que cuenta, destacando las culturas romana y gótica.
Casas de piedra y pizarra y naturaleza en estado puro
Lo más llamativo de Viella es su arquitectura tradicional aranesa, con fachadas de piedra vista, tejados de pizarra y puertas y ventanas de madera. Queda dividido en dos por el río Nere, lo que crea una postal preciosa tanto en primavera con el verde de las montañas al fondo, como en invierno cuando se hiela y la nieve lo cubre todo. En un paseo por el casco antiguo no se puede pasar por alto la iglesia de San Miguel, de estilo gótico con elementos románicos y renacentistas.

También son paradas obligatorias el Museo del Valle de Arán, la antigua Fábrica de Lana, el Paseo de la Libertad desde donde sacar fotos sobre el río o la avenida Castiero para hacer algunas compras si piensas esquiar por la zona. A todo esto se suma la amplia oferta gastronómica que hay en Viella, con restaurantes como Era Coquela, Woolloomooloo o Eth Bistro, que fusionan la cocina más tradicional con la más moderna y contemporánea.
El entorno natural es otro de los grandes atractivos del pueblo, con zonas tan bucólicas como la cascada Saut Deth Pish. Situada a solo 17 kilómetros del centro, se considera la más bonita del valle. Partiendo de aquí, se pueden hacer varias rutas de senderismo hacia el bosque de Sieso o hasta el lago de montaña de Varradós. Te transportarás directamente a la Suiza más invernal sin necesidad de salir de España.
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