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Pocas veces al año se forma un arco con tonalidades de rosa y lila pálidos en el cielo. A este fenómeno astronómico se le conoce como Cinturón de Venus.
Algunos días de primavera y verano, el crepúsculo se degrada en tonos que van del rosa pálido al lila. Como si se tratara de una estela de luz pastel, el cielo se recubre con una franja inusual en el este, justo después de la puesta de Sol. Aunque la vista es inusual, el efecto es bien conocido desde tiempos inmemoriales: se trata del Cinturón de Venus.
¿Cómo se forma el Cinturón de Venus?
Éste es un evento atmosférico natural en el que, al acercarse la noche, una franja del cielo se pinta en tonalidades rosas y violetas pálidas, que se despliegan apenas durante unos cuantos minutos.
En un principio, al fenómeno atmosférico se le nombró así en honor a la diosa romana del amor y la belleza: Venus. Sucede, según NASA, cuando algunos rayos de luz solar todavía alcanzan a pasar por la atmósfera, poco tiempo antes del anochecer. Una vez que este arco violáceo se desvanece, la bóveda celeste se enciende con los astros, como en cualquier otra noche. Sin embargo, también se puede apreciar justo antes de la salida del Sol.
¿Qué produce este fenómeno astronómico?
A diferencia de lo que se puede creer, el Cinturón de Venus no está relacionado con el segundo planeta de nuestro Sistema Solar. Este fenómeno es producido por la luz que emite nuestra estrella sobre la Tierra. Cuando su luz penetra a través de la atmósfera, proyecta una sombra sobre el cielo. Si sucede por la tarde, al terminar el cielo queda negro. Por la mañana, resplandece en tonalidades azules.
Este cinturón pastel se extiende a lo largo de entre 10 a 20 grados por encima del horizonte, y marca un límite claro entre la sombra nocturna y la luz restante del día. El efecto se debe a que la luz visible de tono naranja del Sol se vuelve a dispersar en la atmósfera, lo que genera el resplandor rosado. Por esta razón, existe un debate entre si éste es un fenómeno óptico-atmosférico, o si corresponde más bien a uno del espacio.
En general, se aprecia mejor durante los meses de verano. Particularmente durante tardes despejadas o con una neblina ligera. El ángulo con el que impacta la luz a la atmósfera hace que los colores del cinturón se vuelvan más pronunciados y vívidos, distintos a los rojos y naranjas típicos de la salida o entrada del sol al firmamento.
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