viernes, 14 de abril de 2023

Canal Historia Movimiento Imperial : El Conflicto Hispano-apache (1600-1790)

 Los españoles y los apaches se encontraron en Texas en la década de 1540 aproximadamente. Las relaciones entre ambos pueblos fue cordial en un inicio, ya que los españoles querían explorar y cartografíar aquellos lugares, más no establecer puestos de avanzada, ni apropiarse de las tierras. Las tensiones empiezan a finales del siglo XVI y en la primera mitad del siglo XVII, cuando se da inicio a la colonización de las tierras y la caza de animales en lo que hoy es Oklahoma, Sonora, Nuevo México y Texas. Los primeros enfrentamientos entre apaches y españoles fueron pequeñas escaramuzas.

Los grandes enfrentamientos entre apaches y españoles comienzan en el 1700 cuando los comanches desplazan a los apaches al sur y los españoles avanzan al norte. Es aquí cuando los apaches comienzan a hacer incursiones en los asentamientos españoles y de sus aliados indígenas, saqueando e incluso matando a quienes opusieran resistencia.
“grandes ranchos a lo largo de la frontera han sido totalmente destruidas, habiéndose perdido 200 cabezas de ganado, mulas y caballos; varias misiones han sido quemadas y 200 cristianos han perdido la vida ante el enemigo Apache, que se sustenta sólo con el arco y la flecha, matando y robando ganado". (Cap. Mateo Mange, 1737)
"Tengo determinado ponerme en las fronteras del enemigo Apache y mantenerme en todo el invierno siguiente, que es cuando más reciamente invade, roba y mata su insaciable crueldad, en cuyas fronteras, abrazándolas cuanto ha sido posible, he tenido las más de las armas de esta gobernación conmovido el vecindario de ellas, y los indios amigos contra el Apache, y con todo, me asiste el pesar de no haber logrado función alguna de consideración únicamente la que consiguió el celoso activisimo Alférez miliciano Don José de Usarraga golpe que ha escarmentado al enemigo de tal manera que después se ha observado pisar tímidamente por aquellas entradas. […] Real presidio de San Pedro de la Conquista de Pitic en la Sonora, Junio 24 de 1744”. (Soldado anónimo, 1744)
“Tiene sus madrigueras y ladroneras la nación Apache, perpetúa enemiga de los españoles y misiones de la provincia de Sonora”. (P. Jacobo Sedelmayer, 1746)
“debe proceder para el más pronto remedio de estas provincias, hacer la guerra ofensiva al bárbaro Apache, con el fin de castigar a este enemigo, cuyos incorregibles cabecillas mandan matar a los españoles e indios amigos […] mandan asaltar y quemar con tal ferocidad los pueblos y ranchos”. (Rodríguez Gallardo, 1749)
En la década de 1750 hay un intento de los españoles por llegar a un acuerdo de paz con los apaches, lo que fracasa debido a las rivalidades y la enemistad que había entre los pueblos indígenas de la región. Las hostilidades se reanudaron en los años siguientes.
La guerra contra el Apache
El comandante Hugo de Oconor emprendió la guerra contra los apaches de la Nueva Vizcaya en 1771-1776, con el objetivo de aniquilarlos o expulsarlos de los territorios españoles por orden del virrey Antonio de Bucareli. Muchos apaches murieron en la guerra, las cifras de indios muertos varían desde los 200 hasta los 700. Los apaches que sobrevivieron huyeron a zonas más occidentales por miedo a los españoles.
Hugo de Oconor afirmaba que su objetivo era "exterminar a los Apaches” de la faz de la tierra como respuesta a los “destrozos, robos, muertes” que han causado a los españoles. Así mismo emprende la guerra para evitar que estos indios se organicen mejor y adopten estrategias que podrían ser muy peligrosas para el gobierno español, ya que había información de que estaban reuniendo armamento militar y organizando a sus jefes militares supuestamente para lanzar un ataque definitivo contra los españoles.
“No obstante su dispersión, se reconoce su muchedumbre en las entradas que han empezado a hacer de tres a cuatro años a esta parte, de 200 у de 300 y más Apaches; sabiéndose al mismo tiempo, que andaban haciendo estragos en la Pimeria alta en tropa, como de 200 hacia Janos otros, y otros por hacía Chihuahua, haciendo daños hasta lo interior de la Nueva Vizcaya. Otros naturalmente quedan guardando a sus hijos y mujeres. Y no nos adelantaremos a lo verosímil, si los computamos por demás que 1000 familias. Y es ciertamente obra de la piedad de Dios Nuestro Señor, el que no conozcan ellos mismos sus fuerzas, para unirlas contra nosotros, porque no hubiera lugar en toda la provincia que se pudiera tener contra tanta fuerza, y pudieran en menos de 1 año asolarla toda. Y es de temer lleguen por fin a ejecutarlo, por lo que vemos ya han mudado de gobierno en sus expediciones, las que antes solían hacer al año, dos o tres, y solo venían con la luna nueva para con su luz creciente mejor valerse a las maniobras nocturnas de los hurtos de las bestias: después empesador a recoger aun sin luna, a oscuras, cuando los dueños de las bestias descuidaban de ellas, como seguros de que no andaban en tal tiempo los enemigos; y finalmente, han mudado en el todo su modo de guerra; entran cuando se les antoja, con el mayor número que les es posible, para que se puedan hacer fuertes en alguna sierra de Sonora, mientras descansan las bestias que han recogido, y no tengan que temer a la retirada para sus tierras, como antes solían recibir el castigo de nuestras armas. Estos son los enemigos [Apaches] que tienen pobre e inútil para el real servicio e intereses, a esta por si riquísima provincia, caídos los ánimos de sus habitantes [Españoles], por las muertes que se ven ejecutadas por toda ella al menor descuido”. (Testimonio anónimo, XVIII)
La sangrienta guerra y las pérdidas cuantiosas llevaran a muchas tribus de apaches a negociar la paz con los españoles desde finales de la década 1770 hasta 1786-1788. Estos apaches obtendrán gran autonomía y no serán obligados a convertirse al cristianismo, con la condición de dar fin a las hostilidades.
Por otro lado en la década de 1780 el comandante Juan de Ubalde continuará con la guerra contra los apaches enemigos, arrasando sus asentamientos y dando de baja a una veintena de sus jefes y a cientos de sus guerreros. Los apaches rebeldes serán derrotados en 1790 en Texas. En la década de 1790 la mayoría de tribus apaches se convierten en aliados de los españoles y en vasallos de la Corona.
Referencias:
.- Documentos de la descripción geográfica, natural y curiosa de la Provincia de Sonora, Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (1977).
.- Los gobernadores de la Provincia de Sonora y Sinaloa, 1733-1771, María Luisa Rodríguez-Sala (1999).
.- Informe de Hugo de O’Conor sobre el estado de las provincias internas del norte, 1771-1776, UNAM (1952).
.-Apaches at War and Peace, William B. Griffen (1998).
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