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Las viviendas de este archipiélago se mimetizan completamente con el paisaje y nos ofrecen un espectáculo visual que parece sacado de una leyenda nórdica.
Perdidas entre Noruega e Islandia, en el Atlántico norte, se encuentran 18 islas y algunos islotes menores que conforman las Islas Feroe. Este archipiélago fue reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2005 debido a su belleza natural y a su cultura única, moldeada por siglos de vida en un entorno aislado y difícil.
Destacan las Feroe (no vamos a escribir todos sus nombres, puesto que parecería que estamos ante un trabalenguas con Streymoy, Eysturoy, Borðoy o Sandoy, por ejemplo), sus hermosos paisajes verdes y montañosos. Pero lo que más curiosidad despierta en el viajero son sus casas con techos de césped en lugar de otros materiales de construcción más comunes. ¿A qué se debe esta particularidad? Vamos a descubrirlo…
La respuesta tiene que ver con el clima y la disponibilidad de materiales. Debido a la ubicación de las islas en el norte del océano Atlántico, el clima es muy húmedo, con mucha lluvia y vientos fuertes. Los trechos de césped ayudan a aislar la casa del clima extremo, manteniendo una temperatura interior cálida y seca. Además, el césped es un magnífico aislante acústico, lo que significa que ayuda a reducir el ruido exterior. Y, ojo, ya que en un territorio en el que se han catalogado hasta 305 especies diferentes de aves en un solo año, el ruido de los frailecillos atlánticos, por poner un ejemplo, puede tornarse en algo que no sea precisamente ruido celestial.
Otro factor que influye en la elección del techo de césped es la disponibilidad de materiales de construcción, ya que, por ejemplo, la madera es un recurso bastante limitado en las islas. En cambio, el pasto, abunda y es fácilmente renovable.
Además de ser práctico y sostenible, el techo de césped también tiene un atractivo estético, pues las casas se integran perfectamente en el paisaje, creando un espectáculo natural y armonioso. Y este va cambiando de color según las estaciones del año, lo que añade una interesante variedad visual a la isla.
La pesca ha sido tradicionalmente la principal industria de las islas y ha dado lugar a una cultura marítima rica y diversa; de hecho, es habitual ver como se secan diferentes peces en el exterior de las viviendas.
En definitiva, las islas Feroe cuentan con una belleza natural impresionante que incluye montañas escarpadas, acantilados, fiordos, playas y lagos de agua dulce, además de unas casitas en las que dan ganas de quedarse a vivir una buena temporada.
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