martes, 18 de abril de 2023

Cómo eran realmente los vikingos, más allá de los mitos

 historia.nationalgeographic

La historia de los vikingos está rodeada de mitos populares que a menudo dan una imagen poco realista de cómo eran en verdad. Analizamos algunos de los tópicos más comunes sobre ellos.

Un drakkar vikingo navegando en busca de nuevas rutas. 

Un drakkar vikingo navegando en busca de nuevas rutas. 


Foto: Cordon Press

Guerreros sanguinarios, armados hasta los dientes y cubiertos por su indefectible casco con cuernos, que bajan en tropel de sus drakkar dispuestos a matar hasta el último hombre, violar hasta la última mujer, esclavizar hasta el último niño y reducir hasta la última casa a cenizas. Los vikingos son uno de los pueblos que más fascinación despierta, pero también de los que están peor representados en la cultura popular y más rodeados de mitos. ¿Cómo eran en realidad estos no tan feroces pueblos del norte?


Los vikingos no eran un pueblo, sino un modo de vida

Según Fritz Askeberg, historiador sueco especializado en historia vikinga, la palabra vikingo está relacionada con el verbo vijka, que describe un comportamiento fuera de lo común. Los vikingos, más que un pueblo, eran grupos de gente que escogían un modo de vida basado en la guerra y el pillaje, renunciando a una vida “normal”. Y es que, contrariamente a los tópicos, los pueblos nórdicos de la Edad Media se dedicaban principalmente a actividades pacíficas como la agricultura, la ganadería y el comercio. Y, aunque compartían ciertos elementos culturales como la lengua y la religiónno eran un solo grupo étnico ni político.

Dentro de estos pueblos, los vikingos eran grupos que se organizaban en sociedades de tipo tribal lideradas por un jefe electo. Las razones podían ser varias, desde la promesa de riquezas hasta la necesidad de migrar por la escasez de tierras y alimento. Según Brian McMahon, autor del libro The Viking: Mith and Misconceptions, “'hacer el vikingo' era algo que un hombre podía hacer en su juventud para ganar honores y riquezas, pero era raro que un hombre se dedicase continuamente al saqueo durante toda su vida”.

No eran todos altos, rubios y con los ojos azules

Los pueblos nórdicos cubrían una amplia zona geográfica y por lo tanto no eran, ni de lejos, un grupo homogéneo de gente alta, rubia y con los ojos azules. Tenían los cabellos y el iris de colores tan variados como los de cualquier europeo de la misma época, como revela un estudio publicado en 2020, el cual afirma incluso que muchos de ellos tenían parte de ascendencia no escandinava, con antepasados procedentes del sur de Europa e incluso de Asia.

Tampoco eran excepcionalmente altos en comparación con otros pueblos: los análisis de esqueletos de individuos nórdicos que vivieron durante la era vikinga muestran una altura media de 1,73 metros, similar a la de la gente de otras latitudes de Europa. La idea de que fueran excepcionalmente altos es, en sí, inverosímil, puesto que las latitudes en las que vivían se caracterizan por tener veranos cortos e inviernos rigurosos, lo cual se traduce en una disponibilidad limitada de alimentos.

El famoso mito de los cascos vikingos con cuernos

El mito más popular sobre los vikingos, que autores y museos no se cansan de desmentir, es el de los famosos cascos con cuernos. Esta imagen fue popularizada en el siglo XIX por el arte romántico y por la popular saga wagneriana El anillo del nibelungo. La realidad es que no se ha encontrado ni un solo casco de guerrero vikingo con cuernos, y el único que se conserva completo – en el museo de la Universidad de Oslo – tiene poco que ver la imagen típica del casco vikingo.

 

Yelmo de Gjermundbu


Yelmo de Gjermundbu, el único casco vikingo completo que se conserva.

NTNU Vitenskapsmuseet

 

Sí que se han encontrado cascos con cuernos en las zonas nórdicas, pero se trataba, con toda probabilidad, de cascos ornamentales que eran usados por los líderes de las comunidades en ocasión de ciertas ceremonias, probablemente con connotaciones religiosas. En algunas imágenes de época vikinga, como el Tapiz de Oseberg, se ven personajes con cuernos que probablemente representen a dioses de la guerra. Es posible que los jefes escandinavos los usaran, pero los únicos que se han encontrado hasta ahora han sido datados al menos un siglo antes del inicio de la era vikinga, cuyo inicio se establece tradicionalmente en el año 793 d.C.

 

El águila de sangre y otros mitos sobre la crueldad de los vikingos

Además de los cascos con cuernos, otro mito que ha acompañado a los vikingos es el de su excepcional crueldad. Para Cat Jarman, experta en historia vikinga y autora del libro Los reyes del río, esta fama “tiene más que ver con el hecho de que en la mayoría de fuentes ellos son el enemigo” y, por lo tanto, “a la gente que escribía esas crónicas le interesaba presentarlos como excepcionalmente crueles para engrandecer el valor de quienes se enfrentaban a ellos”. Pero según ella, “la Europa del Medievo temprano era un lugar muy violento en general, y si nos fijamos en las crónicas de la Inglaterra anglosajona por ejemplo, era como mínimo igual de violenta”. Joanne Shortt Butler, de la Universidad de Cambridge, recuerda que otros personajes de la misma época cometieron actos semejantes o peores: “Fijémonos por ejemplo en Carlomagno, rey de los francos durante la era vikinga, que ordenó decapitar a 4.500 sajones en Verden”.

 

Representación del "águila de sangre" en las Piedras de Stona Hammars (Suecia)

 

Uno de los mitos más famosos sobre los vikingos es el famoso ritual llamado “águila de sangre”, que supuestamente era una tortura consistente en abrir la caja torácica de la víctima para extraer los pulmones como si de alas se tratase. Pero la realidad es que solo se conservan nueve referencias directas a esta práctica, ninguna de ellas contemporánea, y en la mayoría de ellas pueden entenderse como meras escarificaciones más que como un ritual tan elaborado. Un estudio realizado en 2022, además, analizó si esta tortura podía ser posible desde el punto de vista anatómico: la conclusión fue que, aunque habría sido posible, la víctima habría muerto desangrada o ahogada en las primeras fases del ritual y solo se podría haber realizado de forma completa con un cadáver.

Otro tópico, menos famoso, es que los vikingos usaban los cráneos de sus víctimas como recipientes para beber. Este mito procede de una mala traducción de un poema escrito en lenguaje rúnico, realizada por un médico danés en el siglo XVII: en este pasaje se describe como los guerreros del Valhalla – uno de los mundos de ultratumba de los vikingos – beben “de las ramas curvadas de las calaveras”: el autor se refería a los cuernos huecos de los animales, pero el traductor lo interpretó como si se tratase de cráneos humanos, ya que se sabe que efectivamente había pueblos – pero no los vikingos – que realizaban esta práctica de modo ritual.

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