miércoles, 3 de mayo de 2023

Canal Curiosidades : El 'palazzo' de la Toscana que soñaba con ser La Alhambra multicolor

 viajes.nationalgeographic


Auge y caída del magnífico Palazzo de Sammezzano, cuyo exótico interior de estilo orientalista está considerado el más importante de la Italia del siglo XIX.

BELLEZA AISLADA

Este «palacio de las mil y una noches florentino» fue considerado uno de los ejemplos más extravagantes de la arquitectura italiana del siglo XIX. De estilo ecléctico, en él sobresalen sus ornamentaciones orientalistas. Visto desde la lejanía ya sugiere las maravillas y misterios que esconde en su interior y en los jardines. En el siglo XVII pasó a ser una de las fincas de una de las familias más poderosas de la aristocracia florentina: los Panciatichi Ximenes d’Aragona, permaneciendo en la familia hasta su último heredero, Ferdinando, que falleció en él en 1816. 

Salón de los Pavos, en el Palacio de Sammezzano

UNA HISTORIA FRÁGIL

Sammezzano guarda magníficas historias, narradas en sus exquisitas salas recubiertas de suelo a techo con fantasiosos estucos, mosaicos, vidrieras y cúpulas policromadas, eco de las fascinantes residencias orientales. Para la gran reforma impulsada por Ferdinando en el siglo XIX trabajaron los mejores artesanos florentinos que, guiados por los deseos y bocetos del marqués, crearon un palacio lleno de exotismo y rodeado de un jardín con grutas, puentes y hasta un pabellón de caza, al que llamaron la Casa China.

Atrio de las Columnas, en el Palacio de Sammezzano

Sin embargo, tras un siglo de exuberancia llegó la decadencia a mitad del siglo XX, cuando la propiedad pasó por varios propietarios que le dieron usos diversos, desde un hotel de lujo que atrajo a muchos famosos de la época, a set cinematográfico donde se filmaron películas como Las mil y una noches de Pier Paolo Pasolini (1974) o la última allí rodada, El cuanto de los cuentos (2015), protagonizada por Salma Hayek. Finalmente, el monumento fue cerrado en 2016, pasando a ingresar en la lista de «Lugares en Peligro», un proyecto de la plataforma Europa Nostra creado para preservar el patrimonio natural y cultural.

Salón de los Lirios, en el Palacio de Sammezzano

INSPIRACIÓN oriental

A principios del siglo XIX se extendió por Europa una ola cultural orientalista que abarcó distintas artes como la arquitectura o la literatura. Sammezzano, que ya existía, fue remodelado en ese contexto, creando fantasiosas estancias como el vestíbulo, que fue el primer espacio en 1853, o la Torre Central de 1889 que remató el conjunto. Este estilo oriental deriva de la pasión que el marqués Ferdinando albergaba por esa corriente artística, aunque tampoco olvidó su ubicación en la Toscana, por lo que hizo insertar en un palacio de inspiración morisco-oriental, muchos lemas en latín y frases en italiano. Esta mezcla europea y oriental es uno de los factores que hacen que Sammezzano sea un palacio muy diferente a cualquier otro.

Detalle de la ornamentación orientalista, en el Palacio de Sammezzano

homenaje a LA FANTASÍA

Sammezzano contiene en el interior una ornamentación tan excesiva como impresionante, llena de referencias a Oriente Medio. Destacan los mosaicos de cerámica, los coloridos estucos con motivos vegetales y geométricos, los sugerentes bajorrelieves y las cúpulas de arcos entrecruzados. Su decoración combina los yesos, los azulejos, vidrieras y un artesonado de sofisticados patrones que recubren suelos, paredes y techos. Entre las estancias más bellas se hallan la Sala de los Pavos, el Corredor de las Estalactitas, el Salón de Baile, el Atrio de las Columnas, el Salón de los Lirios, el de Amori, la Rotonda o la Capilla. La visita que se realizaba, y que se espera recuperar en el futuro, inspira un viaje por Oriente sin salir de Italia. El palazzo reproduce un mundo que Ferdinando nunca llegó a ver realmente, pero que conoció a través de la investigación y un estudio profundo, como gran bibliógafo que era.

Vista aérea del Palacio de Sammezzano y su parque

EN UN FRONDOSO VERGEL

El palacio y el parque de 65 hectáreas que lo rodea forman un conjunto de considerable valor histórico, arquitectónico y natural. Su patrimonio vegetal está formado por matas arbóreas autóctonas de la Toscana y otras más exóticas introducidas por Ferdinando, también un experto botánico, que en su época hizo plantar hasta 147 especies foráneas. Aún hoy pueden verse secuoyas, palmeras, arces, robles, enebros y las numerosas encinas (leccio en italiano), que dan nombre al pueblo donde se ubica el palacio. La intención del marqués era embellecer el lugar y a la vez acercar a los visitantes de su tiempo otras plantas de lugares lejanos. También reordenó la gran zona boscosa, hoy declarada Parque Histórico Natural de Sammezzano. En ella se puede encontrar la llamada «Secuoya Gemela», de más de 50 metros de alto y con una circunferencia de 8,4 metros, protegida como uno de los Árboles Monumentales de Italia y uno de los 150 Árboles de Excepcional Valor Ambiental o Monumental de Europa.

Cúpula morisca, en el Palacio de Sammezzano

EL REPOSO ETERNO DE FERDINANDO

Ferdinando Panciatichi Ximenes d'Aragona murió el 18 de octubre de 1897 en Sammezzano. Fue enterrado en una tumba emplazada en los jardines, con una balaustrada en la que había dos leones de terracota; uno de ellos se perdió en el camino... En 1918, su hija Marianna hizo trasladar el cuerpo del marqués al cercano cementerio, donde aún reposa junto a otros antepasados, incluida la propia Marianna. El 10 de marzo de 2013, con motivo del bicentenario del nacimiento en Florencia del marqués, el Ayuntamiento del municipio de Reggello recibió como regalo el proyecto de restauración por parte del arquitecto Marco Lungani del camposanto donde reposa esta dinastía. A través de las donaciones de los visitantes también se espera recuperar el Palacio de Sammezzano para devolverle su antiguo esplendor.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Canal Viajar : 5 pueblos que debes visitar para decir que conoces Segovia

 CanalViajar No es suficiente con visitar los lugares más turísticos de la capital, como el Acueducto o el Alcázar, sino que hay que adentra...