Guerras y Reinos
Alcibíades solicitó a los atenienses en nombre de Persia que cedieran Jonia junto con las islas adyacentes. También les pidió acceso militar a sus territorios, esto último fue la causa completa del rechazo a la alianza. Los capitanes atenienses que negociaban con los persas se molestaron y se retiraron, sintiéndose engañados por Alcibíades.
Tisafernes fue a Cauno con los espartanos y sus aliados y se apresuró a pagar los sueldos atrasados, por temor a que a causa de esta debilidad fueran derrotados por los atenienses. Ahí se renovó la alianza bajo las siguientes condiciones: que las tierras del rey persa fueran reconocidas por los griegos; que no se invadirán; Tisafernes pagará los sueldos de las tropas peloponesias y una escuadra fenicia se unirá a la espartana para luchar contra Atenas.
A finales del invierno de ese año, los tebanos se apoderaron de Oropo en Eubea y acabaron con la guarnición ateniense. Esperaban con ellos que los eretrios y las demás villas de la isla se apartaran de la alianza con la ciudad Ática, por temor a recibir más perjuicios. Así fue y Eretria mandó mensajes a los espartanos que estaban en Rodas para pedir su ayuda en caso de ataque de los atenienses, pero estos rechazaron la solicitud, pues tenían más urgencia en ayudar a Quíos.
En la primavera del 410 a.C. el general espartano Dercilidas fue mandado al Helesponto para lograr la rebelión de Ábidos en contra de Atenas.
Entre tanto, los de Quíos, desesperados porque no llegaba la ayuda de Astíoco, se decidieron a intentar romper el bloqueo naval a través de una batalla. Tenían 36 naves propias y 12 de los aliados y nombraron al espartano Leonte como capitán. Este salió contra la flota ateniense y trabó batalla en una posición ventajosa, de la cual Tucídides no nos menciona cuál. Lo que si nos dice es que los atenienses llevaron la peor parte, pero mantuvieron sus posiciones. La noche separó a ambas flotas y los quíotas se retiraron de la batalla volviendo a su ciudad.
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