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En las ramblas, donde antes hubo una fundición, se instaló el primer banco comercial del estado. Fue el pionero en la emisión de billetes. ESTA ES LA HISTORIA
LA FUNDICION
La Real Fundición de Artillería y Refino de Metales ocupaba gran parte de la zona alta de la Rambla, hasta el Pla de la Boquería, frente al huerto de los franciscanos. Había sido encargada por Carlos I (1537) al Consell de Cent. Se levantó (1578) pegada a la muralla para proteger a la población de posibles explosiones accidentales.
Durante los últimos años de la Guerra de Sucesión (1701-1713) fue ampliada (1711-1715). Daba trabajo a unos 200 trabajadores. Ganó la guerra la facción borbónica. El rey Felipe V prohibió que se siguiese construyendo material de artillería en suelo civil. Ahora sólo sería permitido hacerlo en las mismas atarazanas…
La fundición de la rambla tuvo que dedicarse a usos civiles como forjar rejas, crear esculturas, morteros, candelabros, grifos…y campanas. De aquí salieron la Tomasssa (1758) y la Honorata (1762) que aún repican en la catedral de Barcelona. Incluso sabemos quién las fundió: fue el campanero Josep Barnola (1758). En 1772 se incendió la fundición por lo que fue derruida en 1777.
Tras finalizar las obras de fortificación de las Atarazanas, se levantó una fundición más pequeña en la zona baja de la Rambla. Se mantuvo hasta la segunda mitad del siglo XVIII cuando se derruyó la antigua muralla que la protegía.
Ahora vamos a conocer a dos personajes importantes en ésta historia. Nos referimos a Manuel Girona y José María Serra Muñoz, los dos hombres más ricos de Barcelona a mediados del siglo XIX..
Girona llegó a ser alcalde de la ciudad. ¡Eran tan rico… que financió las obras para acabar la catedral!. Josep Serra era el que más impuestos pagaba en la ciudad.
Su padre, nacido en Palafrugell, había emigrado a Chile para buscarse la vida. Allí nació Josep. Se hizo rico como armador. Él y su esposa, la piadosa Dorotea de Chopitea, volvieron a Barcelona tras la aventura americana.
Girona y Serra invirtieron juntos para la construcción del ferrocarril a Granollers y del canal de Urgel. Serra también fue uno de los fundadores de La Maquinista Terrestre y Marítima (1855) junto a Nicolas Tous, el propietario del castell de l´oreneta. Del cual tenemos un video!..
El 20 de agosto de 1845 Girona y Serra, junto con otros socios, fundaron el Banco de Barcelona. Había abierto pocos meses después de la apertura del Banco de Isabel II en Madrid (1844). La única entidad de crédito que existía en Barcelona era la Caja de Ahorros y Monte de Piedad (1841), conocida posteriormente como la “Caja de los Marqueses”. El banco se Barcelona se ocupó de la financiación de los ricos y la Caja… de los pobres.
La primera sede del Banco de Barcelona estuvo en la Calle Ancha número 2 haciendo esquina con la plaza del Duque de Medinaceli… hasta que Girona le “echó el ojito” al edificio de la antigua fundición en la rambla.
Pudo hacerse con la propiedad en 1844 durante su subasta pública. Encargó al maestro de obras Josep Oriol i Mestres una profunda reforma que empezó en 1858.
Mantuvo la estructura original, aunque perdió una tercera parte de la nave principal. Le añadió dos plantas. Sus fachadas se reformaron en un estilo neoclásico añadiéndoles una balaustrada.
Oriol i Mestres sólo pensaba colocar en la fachada el escudo de la ciudad… pero finalmente se encargó a los hermanos Agapito y Venancio Vallmitjana un conjunto escultórico que presentaba a dos mujeres, alegoría de la Industria y el Comercio. Era más o menos como lo conocemos hoy.
El Banco de Barcelona fue uno de los primeros bancos privados de España, el primero en emitir billetes hasta que se decretó (1874) que sólo el Banco de España podría emitirlos. Fue clave para la financiación de numerosas obras públicas como las de la Exposición Universal (1888).
Su objetivo era ofrecer préstamos al 6% en vez de el 8% que daban los prestamistas privados. En 1905 murió Manuel Girona tras 65 años como único director de la entidad. Le sustituyó su hijo Manuel Girona y Vidal hasta 1920, cuando murió de accidente de coche, cerca de Ripoll.
El banco aguantó hasta la crisis de la banca catalana de 1918. La alta burguesía, que formaba en gran parte el organigrama de la entidad, no hizo nada para salvarlo. En 1920 cerró tras acogerse a la Ley de Supresión de Pagos (1922) hecha a su medida por el ministro de Gracia y Justicia y, sobre todo por Francesc Cambó, entonces ministro de Fomento.
Sus activos acabaron en manos del Banco Hispano Colonial el cual pasaría al Banco Central (1950) que se fusionará con el Banco Hispano Americano (1991) para acabar los dos a manos del Banco de Santander (1999).
Ahora volvamos al edificio… En 1929 acogió la sede de Compañía Española de Turismo de Hijos de M. Condeminas. En 1934 se empleó como sede de Comandancia General del Cuerpo del Somatén, órgano parapolicial creado por grandes industriales para perseguir a los cabecillas del movimiento obrero. Durante los hechos del 6 de octubre se destruyó el reloj de la fachada.
Tras la guerra se convirtió en la sede de las juventudes falangistas hasta que la propiedad fue al Ministerio de Defensa que la uso como farmacia y Juzgado castrense. La planta superior se acondicionó como viviendas para las familias de los militares.
La última reforma se hizo durante los Juegos Olímpicos de Barcelona (1992), cuando se restauró su fachada y se volvió a colocar el reloj original eliminando el escudo franquista.
En 2003 el Ministerio de Defensa vendió el edificio a la Generalitat de Catalunya por casi tres millones de euros. Se pretendía instalar en él el Instituto Europeo del Mediterráneo ubicado finalmente en el Palacio Real de Pedralbes.
Ha estado 17 años cerrado. En su interior quedan restos de las oficinas militares, los mostradores de la antigua farmacia, habitaciones de sacerdotes castrenses y un calabozo.
En 2020 el presidente de la Generalitat Quim Torra, anunció un concurso público para convertir el inmueble en un espacio museístico.
La propuesta no gustó nada a la asociación de vecinos del barrio que días antes se habían reunido con el regidor de Ciutat Vella, Jordi Rabassa para considerar abrir en el edificio el ambulatorio del barrio prometido desde hacía más de 10 años.
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