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Fragmento de un artículo sobre Hatshepsut publicado originalmente por mí en la web El reto histórico el día 16/09/2017. Puedes acceder al artículo completo a través de este enlace.
¿Quién fue Hatshepsut?
Hatshepsut (1473-1458 a.C.) fue una de las pocas mujeres que reinó con plenos poderes en el Antiguo Egipto. El origen de este poder procedía de la minoría de edad de su hijastro y sobrino, Tutmosis III (1479-1425), que en el momento de ser coronado tras la muerte de su padre, el faraón Tutmosis II (1492-1479), aun era un niño muy pequeño.
Aunque durante los primeros años ejerció únicamente como reina regente, en torno al año 1473 a.C. se proclamó reina faraón de Egipto con el nombre de Maatkare. Para legitimar su reinado y la presencia de una mujer en el trono, Hatshepsut hizo hincapié en su linaje divino y terrenal, manifestando que era hija tanto del dios Amón como del faraón Tutmosis I.
Tradicionalmente, en el Antiguo Egipto los faraones debían ser hombres que debían reinar con el estrecho apoyo de las mujeres que ocuparan el cargo de reinas, ya que juntos formaban una pareja que representaba el mantenimiento del orden y el equilibrio del universo en todos los ritos celebrados. Por este motivo, Hatshepsut en su reinado no pudo nunca casarse, para que así un hombre no tuviera que hacer las funciones simbólicas del rol femenino en los ritos.
A nivel artístico, la transformación de Hatshepsut desde su posición inicial de esposa de Tutmosis II hasta la de regente y finalmente la de reina faraón no fue nada sencilla para los artistas de la corte, puesto que tenían que justificar porque una mujer estaba ostentando un puesto que siempre había sido ocupado por hombres.
A medida que fue aumentando su poder, su imagen pasó de ser la de una mujer con títulos masculinos a un hombre sin ningún atisbo de rasgos femeninos, mostrando su control absoluto sobre los recursos del Estado. Aun así, en todo momento actúo con gran deferencia hacia aquel cuyo trono estaba guardando, pues en todos los monumentos siempre aparece acompañada de la figura real de Tutmosis III.
El templo funerario de Hatshepsut
El simple hecho de ser una mujer no paró a Hatshepsut a la hora de llevar a cabo un ambicioso programa constructivo que superó al de muchos de sus predecesores y que incluyó Hieracómpolis, Armant, Elefantina, Nubia, Menfis, Tebas…
Precisamente, una de las principales fuentes de conocimiento del reinado de Hatshepsut es su templo funerario de Deir el-Bahari (conocido en su época como djeser djeseru, “sagrado de sagrados”), uno de los más famosos de todo el antiguo Egipto, tanto por su buen estado de conservación como por su gran riqueza material.
Este templo de caliza, situado en la montaña sagrada de la diosa Hathor en Tebas, tomó como modelo el complejo arquitectónico de Mentuhotep II, situado al lado y organizado también en terrazas. Se accedía a él a través de un templo bajo con un jardín y estanques rituales. A continuación, una calzada con una avenida de estatuas de esfinges conducía a la terraza inferior, en cuyo final se encontraba el primer pórtico decorado con dos obeliscos dedicados a Amón y a la caza.
Después, una rampa permitía acceder a una terraza media rematada por otro pórtico decorado con relieves donde se encuentran representados los hechos más importantes del reinado de Hatshepsut. Asimismo, en los dos extremos norte encontramos dos magistrales obras: una capilla dedicada a Anubis que aún conserva parte de su policromía original a la derecha, y una capilla dedicada a Hathor que cuenta con una sala hipóstila de doce columnas a la izquierda.
En tercer lugar, una nueva rampa conduce al patio superior, rodeado de columnas y presidido por veinticuatro estatuas osiríacas adosadas a los pilares. En estas estatuas, originalmente pintadas de azul y rojo, se muestra a Hatshepsut con un rostro idealizado e identificada con el dios Osiris.
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