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Uno de esos lugares que se quedan para siempre clavados en la memoria. Recorremos Matera, una joya de Italia que está, todavía, por descubrir.
Hay pocos lugares de Italia que nos queden por descubrir. Pero, sin duda, esta preciosa ciudad al sur de la bota podría ser una de ellas. Hablamos de Matera, que con sus 60.000 habitantes puede presumir de ser uno de los lugares más interesantes del todo el país.
Quizás la conozcas por sus históricas cuevas Sassi, que fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1993. Aunque lo cierto es que esta ciudad, que curiosamente recuerda a un queso gruyere por su entramado, esconde cientos de rincones que son un sueño viajero.
En un primer vistazo esta ciudad sorprende por su arquitectura, con casas superpuestas unas sobre otras formando un laberinto de calles que no han quedado intactas con el paso del tiempo. Y es que, como dicen sus propios locales, lo mejor que puedes hacer al llegar a Matera es perderte por sus laberínticas calles para impregnarte de su carácter.
Pero también su hermoso paisaje, que rodea el entorno con imponencia, sus casas excavadas en la roca, sus iglesias subterráneas, su famosa catedral del siglo XII y su enorme historia. Bendiciones que la convirtieron, en 2019, en una de las dos Capitales Europeas de Cultura.
Una de las ciudades más antiguas del mundo
Matera es belleza, singularidad y, sobre todo, historia. Tanta que es considerada como una de las ciudades más antiguas de todo el planeta, con evidencias arqueológicas que demuestran que esta ciudad ya estaba habitada en el Paleolítico. Aunque no sería hasta el siglo III a.C. cuando fue fundada por los romanos bajo el nombre de Metheola.
Los años no pasaron desapercibidos por ella, con decenas de acontecimientos históricos que sacudieron sus fronteras. En el año 664 fue conquistada por los lombardos, en los siglos VII y VII fue colonizada por los benedictinos y los ortodoxos griegos. También en los siglos IX y X, que se caracterizaron en la zona por la lucha entre los sarracenos, los bizantinos y los emperadores alemanes que destruyeron la ciudad.
O en 1943, cuando los materanos se alzaron contra la ocupación alemana siendo la primera ciudad italiana que luchó contra la Wehrmacht. No sería hasta 1950 cuando los arquitectos y urbanitas de todo el país se empezaron a interesar por la curiosa arquitectura de Matera y por su particular modo de vida. Ese fue el nacimiento de sus conocidos distritos, con obras de gran relevancia arquitectónica del Neorrealismo.
Las mejoras hicieron que, en 1993, Matera fuera declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, atrayendo así a viajeros de todo el planeta que hicieron que la ciudad volviera a recuperar su merecida vida.
Si hay algo que hace particular a Matera es, sin duda, la disposición de sus casas de origen prehistórico. Los materanos, históricamente, habitaron esta localidad con un sistema que se basaba en el máximo aprovechamiento del terreno. La dureza de la piedra, blanda y fácil de ahuecar, hicieron posible lo que se puede presenciar aún en al actualidad: casas encima de otras, laberínticos callejones y superposiciones imposibles.
Las viviendas que se crearon por aquel entonces son lo que ahora llamaríamos de estilo americano. Es decir, se reunía en una sola estancia los dormitorios, baño, comedor, cuadra para los animales y los almacenes. Pero nada más diferente a lo actual. Entonces estas construcciones solo narraban una cosa: una vida austera que rozaba la precariedad. Tanto, que hasta finales del siglo pasado estas casas no dispusieron de alcantarillado o de corriente.
Esta zona es la conocida como Sassi di Matera, unas construcciones rurales trogloditas hechas de piedra caliza y que se dejan ver en la ladera de la colina. En la actualidad son uno de los principales atractivos turísticos de Matera y las que le han valido a la ciudad la inscripción en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Qué ver más allá de sus famosos Sassi
Matera es mucho más que sus ansiados Sassi. La ciudad esconde miles de tesoros que se consagran como el recorrido perfecto.
Imprescindible es pararse en el Parco della Murgia Materana, hogar de numerosas aves, plantas y animales silvestres en los que se puede disfrutar de numerosos senderos, cuevas y unas espectaculares vistas panorámicas.
Para conocer su historia el Museo de la Prehistoria de Matera es la opción perfecta, albergando numerosas piezas de la prehistoria y de la antigüedad, así como una interesantísima muestra de colección de arte rupestre.
También su imponente catedral, que se remonta al siglo XII y que está decorada con pinturas y esculturas únicas, así como con numerosos frescos y mosaicos. O su Iglesia de San Pietro Caveoso, ubicada dentro de los Sassi de Matera.
Una visita a la localidad debe terminar indiscutiblemente, en el Parco delle Chiese Rupestri, ubicado muy cerca de los Sassi de Matera y que alberga numerosas iglesias rupestres que se remontan al siglo IX y XI.
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