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Allí donde el lujo, la comodidad y las buenas vistas tocan el cielo sin despegar.
El mundo está lleno de hoteles lujosos ubicados en parajes imposibles y construidos con formas que sólo tendrían cabida en los sueños. Casas colgadas en los árboles, habitaciones hechas de hielo, camas en una cueva, suites bajo el mar y hoteles flotantes. La extravagancia y lo imposible están a la orden del día, y los dueños de complejos hoteleros no quieren quedarse atrás en la competición por ser el más impresionante del mundo.
Cuando pensamos en dormir en un avión nos viene a la cabeza la incomodidad de los asientos, los largos viajes, el ruido y las turbulencias. Pero este concepto va a cambiar por completo cuando visites la Private Jet Villa by Hanging Garden, un lujoso hotel integrado en el interior de un avión ubicado en un acantilado de Bali.
En 2014 tras el cierre de operaciones de la compañía Mandala Airlines, un Boeing 737 quedó abandonado lejos de uno de los aeropuertos de Indonesia. En el año 2021, este avión fue comprado por un empresario ruso que decidió convertirlo en un hotel de lujo y transportarlo hasta Pecatu, unos acantilados ubicados a cinco minutos de la playa Nyang-Nyang, una de las mejores de Bali.
El hotel
Como buen hotel de lujo, este inusual hospedaje contará con numerosos elementos ostentosos en los que el relax y el confort serán los protagonistas. El avión, de 40 metros de longitud y más de 40.000 kilos de peso, mantiene su estructura, ruedas y motor, mientras que su interior se trasforma en un increíble hotel. El proyecto del ruso Felix Demin que comenzó en 2021, verá la luz en junio de 2023.
El parabrisas que permite ver el camino a los pilotos se convertirá en un inmenso ventanal del aseo principal en el que disfrutar de un relajante baño en la espectacular bañera de tonos blancos. El hotel contará con dos aseos con ducha y bañera, lavamanos y retrete.
El Boeing 737 cuenta en su interior con dos habitaciones con cama doble, cocina completa, sala de estar, wifi, y recepción 24 horas, todo ello decorado con colores neutros en tonos beige y piedra que le aportan ese toque elegante y minimalista. En la parte de fuera, una piscina de borde infinito acompañada de tumbonas y un pequeño fuego animan al huésped a relajarse y disfrutar.
Una pasarela construida sobre el ala del avión culmina un lugar de ensueño en el que disfrutar de las vistas de la playa Nyang-Nyang. El alojamiento pasó numerosas medias de seguridad entre las que se encuentra una barrera en la roca para evitar desprendimientos. El hotel está terminando las últimas reformas para que, a partir del 1 de junio, los visitantes puedan alojarse en el Private Jet villa por unos 6.700€ la noche.
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