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La Paloma ha sido hasta hace pocos años, una de las salas de fiestas en activo más antiguas de Europa .
Está en pleno barrio chino, en la calle del Tigre número 27.
El exterior no es precisamente llamativo, todavía conserva el aspecto de una nave industrial del siglo XIX..
Porque antes de convertirse en el centro del ocio y de la diversión de la ciudad, había sido la fundición donde se fabricaron las decoraciones de bronce del monumento a Colón (1888).
FUNDICIÓN COMAS HERMANOS
En 1853 en el solar se abrió la fundición JOSEP COMAS HERMANOS dedicada a la fabricación de todo tipo de decoraciones y trabajos en bronce.
Pero a finales del siglo XIX pasaba por una fuerte crisis, de modo que sus tres accionistas, con pocos pedidos y una gran deuda cerraron como fundición (1895) y se plantearon reconvertir la fábrica en una sala de baile.
Cada uno de los socios se encargó por su cuenta de acondicionar la sala, mantener un bar y poner una orquesta.
Abrieron con el nombre de “La Camelia Blanca” : una pista de patinaje entre semana y sala de baile los festivos.
Los empresarios no supieron gestionar la sala de modo que decidieron venderla a Jaume Daura su provehedor de bebidas y propietario de la fábrica de gaseosas “La Familiar” (1907), a cambio de condonar su deuda.
JAUME DOURA.
Doura era también el propietario de dos bailes de mucho renombre: el Bahia, en Sants…
… y La Pérgola, en Montjuic.
Jaume Daura envió a Ramón (uno de sus dos hijos) a París donde se instaló por un tiempo para que tomara nota de lo que se llevaba en la capital francesa.
Y llegó a Barcelona con la idea clara: recrear la estética de los nuevos teatros parisinos.
LAS OBRAS
Padre e hijo emprendieron una gran reforma del interior de la nave de 20 metros de ancho que se prolongó durante 12 años. (1903-1915)
Se añadió la galería del primer piso y cuatro tramas de escaleras de acceso (1915).
El sótano que se había utilizado para almacenar el carbón de la fundición, con los años sería la zona de lavabos de la sala.
Manuel Mestres, un artesano de Vilanova que había hecho carrera en Barcelona se ocupó de dar al local un estilo versallesco con una gran cantidad de artesonados y relieves “rococó” (1915). En el techo del local colocó una gran lámpara central (1928).
De las pinturas del techo , que representaban escenas de baile se encargó de pintarlas Miguel Moragas según unos esbozos del escenógrafo del Liceo Salvador Alarma que, junto a su hermano, se ocuparon también de la decoración de la sala.
ABRE «LA PALOMA»
Ramón Daura se ocupó de la gerencia del local abriendo en 1907 con el nombre de “Salon Venus Sport” y poco después le cambió el nombre por “La Paloma” como homenaje a su esposa, que era madrileña.
A la Paloma acudía toda Barcelona para ver combates de boxeo o bailar los fines de semana.
Era “el liceo de los pobres”. Su pista era una de las más animadas de la ciudad. Se dice que Picasso llegó a pintar algunos detalles de la sala…
… y fue aquí donde conoció a la que sería su primera novia, (1897-1900) la artista de circo Rosita del Oro que actuaba entonces en el Circo Ecuestre del Tívoli como amazona…
Fue ella la primera abrió los ojos del artista al fascinante mundo del circo.
La calle del Tigre y sus alrededores era un hervidero de gente, casi una prolongación del animado Paralelo.
La Guerra Civil acayó la música en Barcelona; el local fue incautado y utilizado como galería de tiro para volver a sus propietarios al acabar la contienda.
Y tras una renovación volvió a abrir el 4 de junio de 1939 año que también inauguró en Gracia la sala Cibeles.
Para que la censura no tachara de inmoral a la sala, Ramon Daura creo un personaje pintoresco: “La Moral”, interpretado por un “hipotético” censor que con un pequeño bastón en la mano, vigilaba que las parejas danzantes no se propasaran …
Se hizo popular ir cada jueves a bailar al ritmo de una orquesta que según la época, sonaba a ritmo de charleston, bugui-bugui, chotis, mambo, chachacha… tango, boleros, pasodobles o rumbas .
Eran muy concurridos los concursos de resistencia siendo vencedores quienes eran capaces de bailar durante más horas sin parar.
Pasó unos años de decadencia cuando dejó de ir la juventud y era sólo frecuentada por personas mayores, solterones y viudas.
Pero con la ampliación de su oferta musical se convirtió de nuevo en punto de encuentro de jovenes estudiantes, artistas e intelectuales.
Y artistas como el pintor Guinovart, el escultor Xavier Corberó o el fotógrafo Francesc Català Roca ayudaron a ponerla en el candelero.
La “gauche divine” también se dejaba ver por la sala y no era raro ver a estrellas de cine o artistas como Dalí.
PERSONAJES PECULIARES DE LA SALA DE BAILE.
Eran muy populares algunos personajes pintorescos : como el sheriff, que vestido de cowboy con sombrero y placa de sheriff compraba el ticket apuntando con una pistola a la vendedora de entradas…
O la llamada “la alcaldesa” que tenía la manía de organizar minuciosamente el reparto de asientos a los atónitos visitantes …
o “el Tigre”, un señor mayor bajito que cada viernes se paseaba por la sala con una bufanda blanca. Cada noche la orquesta le dedicaba una canción y el público se apartaba para ver bailar al personaje por toda la pista.
O “el Tarzán”, un tipo forzudo adornado con cadenas. Cuando le ponían su canción se ponía a hacer ejercicios gimnásticos en medio de la sala…
O la “artista”, una señora sesentona que llegaba con tres o cuatro vestidos cada día. La sala le dejaba un camerino para que se fuese cambiando de vestuario a lo largo de la velada.
Decía ser una antigua corista del Molino y bailaba siempre delante de la orquesta para que todos la admirasen.
NUEVOS TIEMPOS…
Ocasionalmente en La Paloma también se han celebrado fiestas, conciertos, actos oficiales, entrega de galardones, despedidas de soltero… y alguna boda gitana.
La sala también incluyó el music hall actuando una de las estrellas más icónicas de su tiempo: Josephine Baker.
En 1971 la dirección pasó al sobrino de Ramón Daura, Pau Soler y su esposa Mercè March.
Los Doura y los March se conocían de antes porque se dedicaban a las bebidas carbónicas. La familia de Mercè era propietaria de las «Gaseosas La Familiar«, con una fábrica en el Poblenou. La de Pau, «Gaseosas Reina«, con la fábrica en la Diagonal, esquina Llúria, y un garaje cerca, en Còrsega, 363, para los carros y los camiones de reparto. (Muchas de estas pequeñas empresas no resistieron la invasión de «La Casera»).
En los 90 alternaba orquestas y conciertos con sesiones de música electrónica pinchada por disk jockeys cuando su clientela habitual mezcla de maduritos y estudiantes de Erasmus…
La Paloma se moría de éxito…hasta la noche de Fin de Año de 2007, que fue el último día que la sala abrió.
El local fue clausurado por el Ayuntamiento debido a su excesivo ruido y el descontento de los vecinos hartos de los gritos, las peleas callejeras y las borracheras en grupo. Cien empleados perdieron su puesto de trabajo.
Pero suenan desde hace un tiempo campanas de reapertura…
Y todo apunta a que pronto volverá La Paloma tras 13 años de cierre “temporal” para inyectar dinamismo a la noche barcelonesa… que falta le hace…
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