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Este espectacular yacimiento de Rumanía tiene en su interior un parque infantil, un sanatorio, cafetería y mucho más.
En el pequeño pueblo rumano de Slanic, en Prahova, se encuentra esta impactante mina de sal. A 100 kilómetros de Bucarest y 85 de Brasov, esta población cuenta con unos 7.0000 habitantes. El yacimiento es su principal atracción turística. Su ubicación en el centro del pueblo hace muy fácil su llegada. Este yacimiento fue descubierto por el príncipe Mihail Cantacuzino en el año 1697 en la región de Slănic Prahova.
Tras este hallazgo, el monarca decidió comprar la finca, pero se estima que ya existían minas más antiguas por explorar a 5 kilómetros del pueblo. Sin embargo, la mina de Slănic no abrió hasta 1943 y no empezó a ser explotada hasta el año 1972. Desde ese momento, esta excavación se ha convertido en una de las mayores atracciones turísticas de la zona y hace funciones de centro de recreo subterráneo.
Con más de 200 metros de profundidad y salas geométricas de 55 metros de altura, esta mina cuenta con una superficie total de 80.000 metros cuadrados. El espacio gira en torno a un gran pilar que sujeta la galería, y a una gran sala que alcanza los 70 metros de altura. Todo aquel que la visita coincide en lo sorprendente del lugar, ya que desde la superficie no hay ningún indicio de que bajo sus pies haya una impresionante e inmensa excavación. Un edificio rojizo con una estructura metálica aparece en mitad del municipio y esconde este gran secreto.
Tras entrar en este edificio, pagando un precio de 20 lei (unos 4€), se bajan los 200 metros de la mina en un gran ascensor. El interior del yacimiento es más oscuro y las temperaturas suelen rondar los 13 grados, por lo que es mucho más baja que en el exterior. Además, la humedad se aproxima al 50%, por lo que se recomienda ir abrigado. El primer vistazo deja sin palabras, la espectacular cueva de grandes paredes de sal está matizada con colores azules, blancos y grises que otorgan belleza y elegancia al lugar.
Dentro de la mina
Pero lo que realmente sorprende de este lugar son las actividades que ofrece. Se puede pensar que por ser una mina, lo que encuentras dentro son mineros cavando en la roca, pero eso está muy lejos de la realidad. Cuando empieces a recorrer el rectángulo visitable descubrirás bancos para sentarse y la gran Sala del Génesis, en la que se puede visitar los bustos de los monarcas Decébalo y Trajano.
Pero eso no es lo más impresionante. Mesas de ping-pong, cafetería, columpios para niños y hasta un espacio para jugar a la pelota. En su interior también se encuentra un sanatorio donde muchos enfermos de asma u otras patologías, acuden para mejorar su salud con los beneficios del microclima del lugar. Y si deseas llevarte un souvenir como sales medicinales, lámparas de sal y mucho más, también puedes hacerlo en la tienda de recuerdos ubicada a cientos de metros bajo la superficie.
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