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Litoral, interior, o medieval. Estas son nuestras propuestas para que organices una escapada este fin de semana sin alejarte mucho de Barcelona.
Barcelona ciudad tiene muchos sitios con encanto, donde reservar una mesita romántica y escapar del bullicio de hormigón y asfalto para celebrar una noche especial. Pero a veces, coger la mochila y alejarte de verdad de los semáforos, las aceras y los coches es una opción mucho mejor para nuestros sentidos. Por eso te proponemos estas 16 escapadas cerca de casa.
Sabemos que en Barcelona hay floristerías maravillosas donde poder comprar un detalle con motivo del día, pero nosotros te proponemos para estos días poner el móvil en silencio y oler las flores de estos 16 pueblecitos de Barcelona que parecen sacados de un cuadro.
Tavertet, la tierra media en Collsacabra
Un escenario por el que, muy plausiblemente, podrían haber correteado Sam, Frodo, Aragorn y compañía. Tavertet es una auténtica locura, tanto que todo en sí mismos fue declarado Bien de Interés Cultural: las casas que integran el pueblo fueron construidas entre los siglos XVII y el XIX. Adolecido por el éxodo rural, Tavertet es una opción maravillosa para hacer una escapada romántica e íntima.
Canet de Mar, el palacio digno de Juego de Tronos
Canet de Mar es uno de los pueblecillos situados en la comarca del Maresme. Esta zona, tiene algunas de las playas más monas cerca de Barcelona si no quieres alejarte tanto como para ir a la Costa Brava.
Lo especial de este pueblo es su castillo medieval, que se levantó sobre los restos de una villa romana y que fusiona gótico y modernismo, pues fue ampliado en el siglo XIX por la familia Mountaner.
Además de tener unas vidrieras espectaculares, el palacio de Santa Florentina ha sido escenario para una de las series más conocidas por sus localizaciones con encanto: Juego de Tronos. En concreto, fue elegido como localización para Colina Cuervo, el hogar de la casa Tarly, la de Samwell. Aunque esta serie destaca por la traición y los amoríos que no salen demasiado bien… Estamos seguros de que puede la localización idónea para una cita para dos al estilo medieval.
Colonia Güell, una escapada al Barcelona modernista
Se le describe como “el tesoro mejor guardado de Gaudí” y es que es una obra arquitectónica a la que no se le ha dado tanto bombo como a la Pedrera o la Casa Milá. Esta colonia industrial situada en Santa Coloma de Cervelló te traslada al ambiente modernista del siglo XIX en un pispás, pues fue utilizada por los arquitectos de la época para reivindicar su arte.
Monasterio de Montserrat, vistas con una copita de cava
Quizás escaparse a Montserrat en una primera cita es un poco arriesgado, pero siento decir, que el sitio lo merece. Situado en la montaña de Montserrat, es perfecto para quedarse maravillada con las vistas que ofrece y con su interior. Ahí se encuentra “La Moreneta”, nuestra virgen de rostro negro. Cerca de ahí hay unas bodegas de cava Codorníu ideales para provocar “la risa tonta” y romper un poco el hielo en una primera cita.
Peratallada, el pueblo medieval mejor conservado de España
A pesar de la escasa hora y media de trayecto por la AP-7, creerás que has cogido un Delorean y has ido cinco siglos al pasado. Peratallada, en el bajo Ampurdán, es una de las ciudades medievales mejor conservadas de España, que convertirá tu escapada romántica de Barcelona en un verdadero viaje a la época de poétas y trovadores medievales. ¿Te atreverás a cantarle un soneto a tu compañerx?
Calella de Parafruguel, una escapada de postal
Si buscas un destino de playa, pero sin la masificación turística que te puedes encontrar por otros lares, Callela es un pueblo marinero ideal para ello. ¿Lo mejor? Esta bañado por el mar por seis pequeñas calas bastante íntimas, de arena gruesa y agua turquesa, que son tan bonitas que no bañarte no te dará tanta pena.
Este pueblo es una postal en sí mismo, y pasear por sus estrechas calles de casitas blancas, un plan romántico perfecto.
Ax les thermes, baños termales en plena montaña
Este pequeño pueblo francés se encuentra a menos de tres horas de Barcelona y cuenta con más de 60 fuentes de aguas termales. Igual los spas de barcelona te los tienes muy vistos y buscas un chapuzón romántico en aguas recién salidas de un manantial.
En el centro del pueblo podemos encontrar un balneario para disfrutar de un fin de semana de relax con fines terapéuticos, ya que se ofrecen curas para enfermedades reumáticas y respiratorias.
Rupit i Pruït, fachadas de auténtica piedra y musgo
Rupit, Pruït y Medieval debería llamarse, dado que es raro leer u oír hablar sobre este pueblo y que el término medieval no acompañe al comentario. En el límite de la provincia de Barcelona, está este pueblecito compuesto por calles inclinadas y fachadas de piedra. ¿Lo mejor? El puente colgante. Uno como el que cruza Shrek para salvar a fiona del dragón.
Alt Penedés, la denominación de origen con mayor producción
No te pierdas esta escapada de Barcelona a la tierra vitivinícola desde hace siglos. La comarca del Alt Penedès acoge bodegas, edificios modernistas, y conjuntos monumentales para dar y tomar.
En este sentido, son especialmente destacables las ciudades de Sant Sadurní d’Anoia, considerada la capital del cava, y Vilafranca del Penedès, capital de la comarca, con un centro museístico especializado en viticultura.
Te recomendamos que visites el conjunto monumental de Sant Martí Sarroca y el castell d’Olèrdola para disfrutar de las vistas que ofrece esta atalaya natural.
Pals, el pueblo que lo tiene todo
Otro ejemplo de ciudad medieval afincada o enclavada en el litoral catalán. Con gran importancia para el comercio durante la Edad Media, Pals es un pueblo cuyos primeros registros datan del siglo IX. Muralla, plaza mayor, museo, mirador… Pals lo tiene todo (también una buena gastronomía) para convertirse en una escapada perfecta en pareja.
Mura, en medio del Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac
Lo mejor de Mura es todo lo que lo rodea. Este pueblo de la provincia de Barcelona está en medio del Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac. Sus calles son preciosas y, a pesar de su pequeño tamaño y escasa población, hay grandes atractivos como la Ermita de Sant Antoni, las cuevas de Mura o el aviario.
Sant Pol de Mar, la joya del Maresme
Un pequeño pueblecito pesquero entre Calella y Canet de Mar, en el Maresme. Todo él gira en torno al Monasterio de San Pablo, el monumento más característico y la postal típica de un pueblo de pescadores que con la llegada del tren fue descubierto por la burguesía catalana. Hoy, gracias a ella (o a pesar de ella) la ciudad mantiene algunas residencias y casas de estilo modernista.
13. Granera, el pequeño gran encanto
Es pequeño, pero lo que no tiene de tamaño lo tiene de encanto. También es muy curiosa su distribución, porque está dividido en dos zonas muy marcadas: una es la que rodea al Castillo del siglo X y la otra se erige alrededor de la Iglesia Parroquial de San Martín.
Golf de Roses, una escapada directa a la Grecia clásica
Playas salvajes, parques naturales y hasta ruinas romanas. En conclusión, una de las escapadas más completas. Todo esto es lo que te puedes encontrar en Golf de Roses, situado en la costa de Alt Empordà al norte de la costa brava.
Un lugar ideal para huir del brutalismo de la ciudad, donde solo se escuchan los pájaros de los parques protegidos y las ruinas de Empúries os harán viajar a la Grecia clásica y al Imperio Romano.
Aiguaviva, el pueblo rojo de Tarragona
En el interior de la provincia de Tarragona, Aiguaviva (Montmell) es una pequeña localidad. Su principal atractivo es el color que le dan al pueblo los famosos viñedos rojos: es un lugar muy pequeño (apenas 600 habitantes) y totalmente condicionado y fotografiado por la pigmentación. Casi como un pequeño rincón de La Rioja dentro del Bajo Penedés.
Hotel del castillo de Cardona, dormir sintiéndose príncipxs medievales
Cardona es un lugar fascinante. Un pueblo que, como en la Edad Media, está coronado por un castillo imponente que es pura historia de Catalunya. El castillo fue el último que resistió en Catalunya duranta la guerra de Sucesión y cuando te acercas a Cardona por la carretera y ves el castillo dominando la explanada y mirándote intimidatorio entiendes por qué.
Lo que muchos no saben es que este castillo es ahora un Parador Nacional, un hotel de lujo en el que ir a pasar una noche (o dos) sintiéndose auténticos caballerxs medievales. Sus habitaciones están evidentemente reformadas, pero tienen ventanas y dimensiones señoriales, y salir a desayunar paseando por un patio de armas, o mirando por la ventana a la llanura esperando a que llegue nuestrx príncipx azul (o compartiendo con ella o el él desayuno)
Horta de Sant Joan, el pueblo preferido de Picasso
Imagina llegar a un pueblo medieval a través de un campo de flores, pues así es el camino que te lleva hasta Horta de Sant Joan, un pueblo de la Terra Alta que fue considerado Bien Cultural de Interés Nacional en 1997. Entre sus calles de piedra y con fuerte pendiente podemos encontrar palacios renacentistas, una iglesia gótica e incluso un museo con más de 200 obras de Pablo Picasso, ya que este pueblo enamoró al pintor malagueño e hizo dos estancias a lo largo de su vida.
Este pueblo de la Garrotxa está construido sobre un risco de 50 metros. Si tienes vértigo, no te recomendamos ir, pero si no, vale mucho la pena. Su casco antiguo es de origen medieval y te podrás pasear por más de un kilómetro de casas construidas encima de esta roca gigante. Se trata de uno de los pueblos más pequeños de España y el segundo más pequeño de Catalunya.
Roses y Cala Montjoi
Quizás de entrada Roses no te suene a gran plan. Una de las capitales turísticas del Empordà es eso, un centro turístico algo masificado. Pero tiene sus atractivos. De entrada, su posición particular en el golfo de Roses, orientada hacia el interior, lo convierte en el único punto del país desde donde uno puede ver el mar Mediterráneo y las montañas pirenaicas de fondo.
Y más allá de eso, Roses es un excelente punto base para visitar la zona. Desde las ruinas de Empuriabrava, a 20 minutos en coche, al Parc Natural del Cap de Creus, al que Roses hace de puerta de entrada, y desde donde se puede recorrer la preciosa carretera que une la ciudad con la Cala Montjoi o la Cala Jóncols, un camino que vale la pena por sí mismo y que ahora, además, está coronado por el museo del elBulli, el que fue el mejor restaurante del mundo.
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