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Asturias cuenta con 272 kilómetros de costa con playas de todo tipo. en ellas podemos gozar de arena fina y blanca, pero también de hermosos pedregales. Visitarlas no solo nos ayuda a conocer el principado, sino que es una forma de disfrutar de la naturaleza y del mar cantábrico. Para saber por dónde empezar, nada mejor que ir a estas que os sugerimos.
Destaca por un paisaje que va cambiando según sube o baja la marea. Cuando el agua retrocede, quedan a la vista gran cantidad de cavidades horadadas en los acantilados. Este espectáculo no solo se puede contemplar de lejos, sino que podemos caminar entre algunas. Asimismo, la playa está en medio de la naturaleza, rodeada de vegetación y monte.
También destaca el amplio arenal dorado que cubre esta playa y que ofrece al bañista cientos de metros en los que tumbarse. Cuando el mar baja, es posible acceder a la cala Villanueva, que se encuentra frente a la de Cuevas del Mar. En cuanto al estado del agua, la tranquilidad es la nota predominante porque la zona está encastrada entre acantilados.
Playa del Silencio
La playa, que se encuentra cerca de Cudillero, muestra un aspecto imponente. Se trata de una media luna de arena flanqueada por acantilados, lo que la protege del oleaje y aumenta su belleza. Si queremos disfrutar de un poco de tranquilidad, es el lugar adecuado. Apenas se oye ruido alguno, fruto de la singular composición geográfica.
Dadas estas características, la playa es un destino familiar de primer orden por la seguridad que ofrece. Los niños pueden disfrutar de un baño sin sobresaltos, aunque siempre con la debida vigilancia. Otra característica que cabe destacar es el aspecto salvaje de la cala y la presencia de gravilla en lugar de arena. Por suerte, y pese a los acantilados, los accesos están pavimentados y disponen de barandillas.
Playa de Bozo
Esta es una playa que mide 200 metros de lado a lado y su aspecto es de los más salvajes del Principado. La vegetación la rodea casi por completo, lo que le ha valido el reconocimiento como Paisaje Protegido de la Costa Occidental de Asturias. Es un destino de excepción tanto para amantes de la naturaleza como de la aventura.
Pese a su belleza, la playa no dispone de servicios y su acceso resulta difícil, por lo que se recomienda precaución. No obstante, su agua de color turquesa, la cercanía de una cueva y de un yacimiento arqueológico hacen que merezca la pena el esfuerzo. Pocas playas combinan las características de esta cala y las muestran con tanta fuerza.
Playa de Gulpiyuri
Esta playa presenta una forma muy curiosa, ya que es circular y se encuentra alejada unos metros de la costa. Sin embargo, el agua del mar ha conseguido colarse tierra adentro y provocar este excepcional accidente geográfico. Debido a una cueva que se derrumbó, la cala quedó aislada, aunque no frenó el paso del agua que viene y va con las mareas.
La playa es única en toda la geografía asturiana. Eso sí, su agua está fría durante todo el año, por lo que es ideal visitarla en verano. Dado su aspecto singular, forma parte del catálogo de Monumentos Naturales y en ocasiones se llega a quedar vacía. Esto se debe a un fenómeno conocido como desagüe, que se produce durante la baja mar.
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