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Son Patrimonio de la Humanidad de la Unesco India del Sur.
Fue la dinastía Pallava, que gobernó la zona sureste de la India entre los siglos VI y IX, la responsable de haber patrocinado algunos de los templos más fascinantes del país, como los que forman el conjunto monumental de Mahabalipuram, hoy incluido en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Cuevas excavadas en la roca, templos monolíticos y espectaculares esculturas en bajorrelieve que se visitarán en la próxima Expedición VIAJAR a India, que parte hacia el sur del país el próximo mes de octubre de la mano del fotógrafo Tino Soriano y organizada por Azul Marino Viajes y la revista VIAJAR.
Los expedicionarios podrán comprobar cómo estos templos y esculturas de la ciudad portuaria de Mahabalipuram (o Mamallapuram) crearon las bases de la arquitectura dravidiana clásica.
Entre las estructuras que atesora el conjunto se encuentran los templos monolíticos Pancha Rathas. ¿El motivo? Que los templos se asemejan a carros procesionales (ratha significa carro). En total, hay cinco templos excavados en roca ricamente tallados con motivos artísticos que representan a divinidades hindúes y miembros de la realeza.
Los bajorrelieves escultóricos son otra de las joyas de los templos de Mahabalipuram. El más destacado es el llamado Descenso del Ganges (o Penitencia de Arjuna), el mayor bajorrelieve de la India tallado en una roca. Se cree que recrea la historia del descenso del río sagrado desde el cielo a la Tierra guiado por el rey Bhagiratha.
En cuanto a los templos, el más antiguo y modesto es el templo Mukundanayananar. El de Olakkanesvara está encaramado en una roca cerca de un faro. Quizá el más famoso es el Templo de la Orilla, llamado así por su ubicación al borde del mar en la bahía de Bengala. Construido con bloques de granito, se alza en cinco pisos, que alcanzan una altura de 18 metros.
De lo más curiosa también es la Krishna’s Butterball, una gigantesca roca de granito de unos seis metros de alto y cinco de ancho y 250 toneladas de peso que se mantiene en equilibrio sobre una pendiente desde hace más de 1.000 años. Una parte de la roca se desprendió por lo que, si la miras de frente, parece totalmente redonda, pero si la miras desde atrás está partida, lo que da mucho juego a la hora de tirarse fotos junto a ella.
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