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En la provincia turca de Denizli, podemos visitar uno de los yacimientos arqueológicos más impresionantes de Anatolia (Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1998): las ruinas de la antigua ciudad de Hierápolis. Lugar de recreo veraniego en época imperial romana y dónde, según las últimas investigaciones, fue martirizado y enterrado el apóstol Felipe.
Pamukkale (que en turco significa “Castillo de algodón”) da nombre a una localidad y a su característica montaña blanca (debido a las formaciones de travertino). Sobre esta última se yergue el yacimiento.
Pamukkale (foto autor)
Las primeras noticias de Hierápolis, cuyo nombre en griego (Ιεραπολις ) significa “ciudad sagrada” se remontan al siglo III a.C. El pueblo frigio había construido un templo para que fueran a rezar los ciudadanos de Laodicea (ciudad que se encontraba en las proximidades). Conquistada y anexionada la zona al imperio de Alejandro Magno, cuando sus dominio son divididos a la muerte de éste, el territorio quedó bajo el poder de los seléucidas. Ya en el siglo II a.C, Antioco III el Grande funda Hierápolis como balneario para aprovechar las aguas termales que emanaba del lugar. En el año 190 a.C, tras la batalla de Magnesia, donde el ejército romano (dirigido por el cónsul Lucio Cornelio Escipión ) salió victorioso frente al ejército seléucida de Antíoco III, la ciudad de Hierápolis pasó a ser controlada por Pérgamo, como agradecimiento por la ayuda prestada a Roma por su rey, Eumenes II. La ciudad fue integrada definitivamente al imperio romano en el 133 a.C tras la muerte del rey Atalo III. Fue en época romana cuando se consolidó como un centro médico y disfrutó de su mayor auge.
En los años 17 y 60 d.C, la ciudad (tal y como fue concebida, en estilo helenístico) sufrió numerosos daños debido a sendos terremotos de gran intensidad que prácticamente la destruyeron. Fue reconstruida , pero esta vez al estilo romano, convirtiéndose en lugar de referencia en el comercio y en las artes, llegando a tener según las fuentes, una población de 100.000 habitantes. Entre otros edificios se construyó un teatro, diversos templos, un oráculo, varias termas y un ninfeo.
Con la caída de la Roma Imperial, la ciudad quedó dentro del imperio bizantino donde mantuvo su prosperidad y se convirtió en un importante núcleo cristiano al que los peregrinos iban a visitar la tumba del apóstol Felipe.
Tras varios ataques y ocupaciones por los persas y el terremoto de 1354 (que la destruyó) fue finalmente abandonada en el siglo XIV d.C
En el ámbito cristiano el lugar se encuentra ligado al apóstol Felipe.
Felipe fue uno de los 12 apóstoles que acompañó a Jesús de Nazareth. En el libro anónimo Hechos de Felipe se cuenta sus predicciones, viajes y milagros. Tanto en este escrito apócrifo del siglo IV como en un códice descubierto en 1945 en la Biblioteca de Nag Hammadi (colección de textos, en su mayor parte adscritos al Cristianismo Gnóstico Primitivo) se describe como Felipe junto a su hermana y Bartolomé apóstol fueron a predicar a Grecia, Siria y Frigia.
Según dichos textos, los tres llegaron a una ciudad donde los habitantes adoraban a la serpiente. Su predicación atrajo a muchos de ellos al Cristianismo incluyendo a la esposa del procónsul, la cual se dice que al escuchar al santo se curó de varias enfermedades. El procónsul ante esta situación arrestó y mandó azotar a los apóstoles. Fueron arrastrados por las calles, Felipe fue “colgado con la cabeza hacia abajo” con clavos y ganchos de hierro en talones y tobillos en un árbol a la entrada del templo, mientras que Bartolomé fue colgado de las manos en el muro frontal del templo. Cuando sus fieles intentaron rescatarlo, Felipe se negó a ello quedando colgado hasta su muerte. Tras su muerte fue enterrado y encima de su tumba se edificó una iglesia. La ciudad se convirtió al cristianismo cambiando su nombre de Ophiorhyme (Ciudad de la Serpiente) por Hierápolis (Ciudad Sagrada).
La ciudad fue descubierta en 1887 por Carl Humann. En 1957 el italiano PaoloVerzone siguió con las labores de excavación del lugar y más recientemente es el equipo de Francesco D´Andria quienes localizan el lugar exacto del Plutonium y la supuesta tumba del apóstol.
Carl Humann, arquitecto y arqueólogo alemán, además de ser el primero en excavar en Hierápolis (junio y julio de 1887).es conocido a escala mundial por ser el descubridor del Altar de Pérgamo. En 1864 visitó por primera vez la ciudad de Pérgamo por la que quedó totalmente fascinado y horrorizado a la vez al descubrir que se estaban utilizando el mármol de sus ruinas para alimentar los hornos de cal de los alrededores. Gracias a su influencia consiguió los permisos oficiales del gobierno otomano y el respaldo del director del Museo de Escultura de Berlín para poder comenzar a excavar en el lugar. Cuando recibió la visita de Ernst Curtius (descubridor de Olimpia) y este admiró las esculturas que habían encontrado convenció a Humann para que las enviaran a Berlín. En 1877 estas esculturas fueron identificadas como la Gigantomaquia del Altar de Pérgamo.
Carl Humann (wikipedia)
El patrimonio arqueológico que hoy en día se puede visitar está formado por:
La Necrópolis, se encuentra en el margen exterior de la pared norte de la ciudad. Considerado uno de los cementerios mejor conservados y más grandes de Turquía. En él se ubican monumentos funerarios que van desde época Helénica hasta principio de la era cristiana. Se pueden admirar enormes sarcófagos de piedras y diferentes tipos de tumbas que están amontonadas en los márgenes del camino.
Necrópolis (foto autor)
El Decumano: era la calle principal de la ciudad y donde se encontraban la mayoría de los edificios. Tiene una longitud de un kilómetro de largo.
Las Puertas que se conservan y que pertenecen a diferentes épocas:
- La puerta Bizantina: se encuentra situada en la zona norte. Fue construida bajo el dominio de Bizancio con los materiales reutilizados del ágora griega. Se encuentra flanqueada por dos torres cuadradas y fue integrada con la muralla dejando la primera puerta a extramuros.
- La puerta de Domiciano: precede por la entrada norte a la puerta bizantina. Construida en época de Domiciano está formada por tres arcos y está flanqueada por dos torres circulares.
Puerta de Domiciano (foto autor)
Ambas puertas están unidas por una calle de unos 14 metros de ancho y 170 de largo rodeada de columnas y adoquines.
El Teatro, construido en el siglo II d.C (en época de los Severos). Se compone de Cávea, Scena y Orchestra. La Cávea (graderío donde se apostaban los espectadores) se construyó utilizando la pendiente natural del terreno. Formado por 50 filas de asientos (divididos en 7 partes con 8 escaleras intermedias), según los escritos podía albergar entre 15.000 y 20.000 espectadores. La fachada se ha mantenido en pie hasta la actualidad y mide unos 91 metros de largo. El escenario (de 3,7 metros de altura) tenía 5 puertas esculpidas en mármol, 3 en el centro y una a cada lado. En su parte superior (hoy en día derrumbado) mostraba escenas mitológicas grabadas en mármol las cuales se pueden visitar en el museo. En 2004 y 2014 el teatro fue objeto de restauración.
Teatro (foto autor)
Los Baños romanos, construidos en el siglo II d.C, constaban de frigidarium, caldarium y tepidarium. Estas secciones se encontraban abovedadas y estaban conectadas entre sí, formando un único conjunto. Hoy en día alberga un museo en el que podemos admirar:
- Tumbas, sarcófagos, lápidas y estatuas de las diferentes épocas de la ocupación de la ciudad.
- Una colección de pequeños utensilios (ídolos, cuencos, collares…) algunos de los cuales datan del 4000 a.C.
- Ruinas del teatro, destacando relieves dedicados a diferentes deidades, paisajes mitológicos como el secuestro de Perséfone o relatos históricos como la coronación del emperador Séptimo Severo.
El Nympheum, era una fuente monumental, dedicada a las ninfas, con forma de media luna o de U ubicada cerca del templo de Apolo. Por el sistema de tuberías encontrado esta fuente no solo tenía una función ornamental sino que pertenecía al sistema de distribución de agua.
El templo de Apolo, construido sobre un templo griego anterior estaba dedicado al dios Apolo Lairbenos al que se le creía fundador de la ciudad. Sus cimientos datan del periodo helénico, pero su estructura fue construida en el siglo III d.C. El edificio era de grandes dimensiones ( 15m de ancho por 20m de largo), construido en estilo dórico formado por grandes bloques de piedra sin argamasa. Actualmente se conserva una escalera de mármol, parte de sus cimientos y varias columnas. Se ubicaba junto a una grieta que según la tradición era la entrada a los infiernos.
El Plutonium o puerta de acceso al Inframundo, situado debajo del templo de Apolo, sobre una cueva que emitía gases tóxicos, y que al igual que en Delfos, se estableció un Oráculo (en este caso asociado al dios Plutón) donde los visitantes podían hacer sus consultas. Delante de la entrada había una zona cerrada cubierta por una gruesa capa de gas asfixiante. Los sacerdotes vendían pájaros y otros animales para que la gente comprobaran la letalidad de dicha zona. El lugar fue cerrado durante la época cristiana. Estrabón escribió de él:
“Cualquier animal que pase dentro encuentra la muerte instantánea. He echado gorriones e inmediatamente han exhalado su último aliento y han caído”
Su ubicación fue hallada en 2012 por Francesco D´Andria tras descubrir en una gruta cercana al templo numerosos cadáveres de aves muertas por los gases, hipótesis que se confirmó con el hallazgo de una estatua de 1,5 m de altura de un Cerbero.
Martyrion o el Martirio de San Felipe , fue construido en el siglo V en honor a San Felipe apóstol, mártir de los cristianos que murió en la ciudad. El edificio consta de una sala central circular, rodeado de 8 pequeñas capillas que le dan una forma octogonal En la actualidad solo permanecen los soportes de mármol travertino de la cúpula central de madera original pues ,como muchos otros edificios, fue destruido en el terremoto del siglo VII.
Martirio de San Juan (foto de autor)
La tumba del apóstol San Felipe. En 2011, junto a las excavaciones del Martyrion se descubrió una basílica del siglo V de tres naves. En su interior el equipo de arqueólogos dirigidos por Francesco D´Adria afirma haber encontrado la tumba del santo.
Hierápolis centro de salud, al igual que en la antigüedad fue considerada un centro de salud, hoy en día no solo es visitada por sus ruinas sino también para poder disfrutar de su Piscina Antigua de aguas termales (cuya temperatura es siempre de 36 grados) y que data del siglo II a.C. Según la leyenda, hasta la reina Cleopatra de Egipto oyendo la fama de sus poderes curativos , viajaba periódicamente a Hierápolis para bañarse en ella. Por este motivo se la conoce como la Piscina de Cleopatra. Su apariencia actual es debida al terremoto que sufrió la ciudad en el siglo VII a.C, donde las columnas y parte del lugar se derrumbaron acabando dentro de la propia piscina. Los visitantes pueden disfrutar de las aguas termales y nadar entre las ruinas históricas tal como quedaron después del seísmo.
Para llegar a la ciudad hay que atravesar a pie (y descalzos) un camino de 600 metros sobre suelo travertino ( roca formada por depósitos de calcita en manantiales y fuentes termales ). El camino (excavado en la roca) fue a principios del siglo XX utilizado como carretera asfaltada para llegar a los hoteles balnearios que se encontraban en el lugar . Las autoridades turcas acabaron prohibiendo su paso con vehículos debido al daño que causaban en el entorno natural.
Su actual aspecto se debe al carbonato cálcico propio de la zona y a la acción de diferentes terremotos que han acabado creando unas formaciones de travertino de un blanco tan deslumbrante que parece que los pies tocan directamente hielo u algodón. En el trayecto se encuentran las conocidas como “piscinas de algodón” o Gours (concreción carbonatada que tiene forma de dique desarrollado sobre una pendiente por la que circula un curso de agua activo.), que son alimentadas por las aguas procedente de los manantiales de Hierápolis (de las que manan aproximadamente 250 litros por segundo).
Aunque hayan pasado siglos, la ciudad de Hierápolis sigue atrayendo a multitud de personas ávidas de conocer su historia y disfrutar de su riqueza natural. Recorrer sus ruinas, bañarse en sus aguas o andar por un camino de “algodón” nos hace pensar que pocos lugares hay en el mundo tan mágicos como este.
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