martes, 4 de julio de 2023

Los secretos bajo los vendajes de Nespamedu, médico del faraón

 lechuzainquieta


PROYECTO TAC MOMIAS, ha permitido el estudio a través de radiología y de la colaboración de radiólogos y egiptólogos, profundizar en el estudio de 3 momias egipcias y una guanche canaria, desvelando algunos secretos del Antiguo Egipto y de la Canarias prehispánica.


En 2018 se hacían públicos los espectaculares resultados obtenidos del proyecto de colaboración entre el MAN y el Hospital Universitario Quirónsalud Madrid que denominaron “PROYECTO TAC MOMIAS”, en el que se acordó, entre radiólogos y egiptólogos, profundizar en el estudio de cuatro momias, tres egipcias y una guanche que conserva el museo y que fueron sometidas a una tomografía computarizada tridimensional, consistente en la captura de imágenes en alta resolución que desveló secretos guardados y aportó información y pistas de cómo vivieron estos personajes en el Antiguo Egipto y en la Canarias prehispánica.

Tras un proceso complicado de reconstrucción de las imágenes analizando todos los datos obtenidos de cada una de las momias y de todo lo hallado en su interior, descubrieron que de las tres momias egipcias la que suscitó mayor atención por su complejidad y por los adornos que portaba fue el estudio de la que llamaron la “momia dorada”

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Cartonaje que cubre el cuerpo de Nespamedu. Foto: http://www.rtve.es

La momia dorada vendada con un sudario de lino muy fino es la más importante que se conserva en el MAN. Sabemos de ella que se trata de una pieza única, que es un varón de unos 55 años “eternos”, que vivió en la época ptolemaica y que por la excelente momificación que presenta y su peso, se deduce que fue un alto funcionario. Aunque en un principio se pensó que se trataba del cadáver de una mujer, esta momia que en 1925 llegaba al puerto de Barcelona desde El Cairo de la mano del empresario y político Ignacio Bauer, resultó ser el sacerdote egipcio NESPAMEDU, que gracias a los métodos no invasivos de rayos utilizados, así como al software de diagnóstico por imagen empleado, se pudo descubrir algunos de los secretos que permanecieron guardados durante más de dos mil años bajo sus vendajes.

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Cartonaje que cubre el cuerpo de Nespamedu. Foto: http://www.rtve.es

La sofisticación de su vendaje puso sobre la pista a los investigadores de que pertenecía a un rango social mayor, aunque la prueba definitiva de su estatus la aportó el escaneado de su cuerpo tras el que se han descubierto 25 piezas ocultas. Entre los ornamentos que acompañaban a la momia durante el cortejo fúnebre y que tenían la misión de facilitar la transición a la otra vida, en el caso de Nespamedu, se encontraron 9 adornos, entre diadema, collar, brazaletes, pulseras, y sandalias, y 16 amuletos que representan, entre otros, a los cuatro hijos de Horus, Amset, Hapi, Duamutef y Kebeshenuef, responsables de proteger el órgano asignado al que debían preservar de la putrefacción en los vasos canopos, a Neftis y su hermana Isis como protectoras de la momia, y a Thot, dios de la sabiduría y los muertos.


Del total de amuletos, dos se encontraron en las piernas, y el resto rodeando al difunto a modo de pulseras y brazaletes, todo ello se ha interpretado como símbolo de poder así como de reconocimiento dentro de la comunidad en la que vivía. Aunque al realizar el TAC casi no se apreciaban estos objetos, descubrieron que el motivo era el material del que estaban hechos y que resultó ser de cartón ya que parecían haber sido elaborados por el mismo artesano que decoró los cartonajes dorados del exterior de la momia.

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Imágenes de la diadema con el escarabajo alado. Foto: http://www.rtve.es

En el momento de realizar el TAC, al aproximarse al cráneo de Nespamedu y contrastando las débiles imágenes, pudieron observar unas manchas sobre la frente y el cuello, y al depurarlas, aquellas manchas resultaron ser objetos adheridos a la primera capa del vendaje, muy próximos a la piel. El objeto de la frente se trataba de una estructura un poco densa que más tarde entendieron podría ser una diadema. Y efectivamente, así fue, se trataba de una diadema que representaba el escarabajo alado, Jepri, el dios Sol y símbolo de la vida eterna, la resurrección en el más allá. Respecto al objeto situado en el cuello, resultó ser otro talismán, el gran Collar Usej, una representación muy común tanto en hombres como en mujeres, un signo de prestigio que protegería al difunto en la eternidad.

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Imágenes de la diadema con el escarabajo alado. Foto: http://www.rtve.es

Los amuletos que hallaron al visualizar la parte inferior de la momia, fueron dos ojos de Horus o Udyat, un poderoso talismán que protegía al difunto y a la vez servía para que el fallecido pudiese ver lo que sucedía en el exterior de su tumba. Sin embargo, en los pies apreciaron lo que parecía ser unas sandalias funerarias de las que acabaron reconociendo perfectamente las suelas e interpretando que le servirían al difunto para caminar por la eternidad.

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Imágenes computerizadas de las sandalias que porta la momia de Nespamedu. Foto: http://www.rtve.es

Gracias a este proyecto se han descubierto cosas realmente sorprendentes de estas momias egipcias a las que se les han extraído todas las vísceras del interior excepto el corazón, que en el caso de la momia de Nespamedu el corazón aparece rodeado de las resinas que se utilizaron para las técnicas de momificación, además de restos óseos, presencia de fragmentos de ligamentos, tendones y músculos. Y aunque las momias egipcias comparten similitud con la momia guanche, la principal diferencia es que a las egipcias las descerebraban y evisceraban, mientras que la guanche conserva todos sus órganos.

Respecto al cráneo y tras el estudio correspondiente de Nespamedu, aparecen rotos todos los huesos del interior de la nariz, deduciendo los científicos que es a través de ahí por donde le fue extraído el cerebro. Igualmente, se ha permitido la reconstrucción científica de su rostro mediante técnicas 3D para conocer como era en la época en la que vivió, así como detalles sobre el proceso llevado a cabo para el embalsamamiento de su cuerpo que hasta ese momento se desconocía.

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Reconstrucción del rostro de Nespamedu, mediante la técnica 3D. Foto: http://www.rtve.es

Aunque sabían que la momia de Nespamedu era especial, ignoraban lo que podían llegar a descubrir bajo aquellas vendas como los objetos que portaba, de gran importancia histórico cultural, su estatus, y al estudiar los huesos y dientes, los egiptólogos maravillados, encontraron muchas pistas sobre algunas patologías que padecieron desde el punto de vista nutricional.

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Reconstrucción tridimensional de la momia de Nespamedu. Foto: http://www.rtve.es

La iconografía y los textos de las cinco piezas de cartonaje dorado que cubren por completo la momia de Nespamedu hacen relación a su vida y a su trabajo como uno de los sacerdotes de Saqqara, del templo de Imhotep (considerado el gran “dios” de la medicina y la curación en época tolemaica). Interesante y decisivo en la importancia de este personaje es el grupo de jeroglíficos que aparecen en el cartonaje que protegía sus piernas y que indica la titulatura que poseía Nespamedu, que entre otros títulos hay uno que lo distingue como el “sanador personal del monarca”, “sacerdote puro” o médico del faraón, además de su relación con Imhotep, uno de los personajes más fascinantes de la historia del Egipto Antiguo.

La momia de Nespamedu procede, por tanto, de la gran necrópolis de Saqqara, provincia de Guiza, al sur del Cairo, donde se han hallado importantísimos restos arqueológicos. De él se sabe, aparte que era un varón adulto de unos 160 cm y que murió a los 55 años, que estudió durante largos años en el Asclepeión, templo curativo gestionado por sacerdotes en Saqqara, antes de convertirse en médico del faraón, lo que inclinó a pensar que parte de su vida debió transcurrir en Alejandría, donde se encontraba instalada la corte de los Ptolomeos, que soñaba con lograr la eternidad y que al morir fue embalsamado en ese rito que duraba 70 días, el más “lujoso” y solo al alcance de los más poderosos, lo que ha hecho que las técnicas de embalsamamiento así como su estado de conservación hayan permitido tener información de la época ptolemaica (323 al 30 a.C.), un período extremadamente rico y de mayor eclosión cultural del Antiguo Egipto, época en la que se funda la biblioteca de Alejandría.


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