Hoy descubriremos al reino de los suevos. Acompáñame.
Según el historiador hispanorromano Hidacio, entraron en la península Ibérica en el 409 junto con los vándalos y alanos. En su irrupción sometieron a la región al saqueo y destrucción, pero llegaron a un acuerdo con los locales, para poner fin a eso a cambio de tierras para asentarse en el territorio.
El emperador Honorio firmó un foedus con el rey visigodo Walia, en el cual le concedió Hispania, a cambio de la expulsión de los invasores y la defensa del territorio. Walia echó a los alanos y vándalos hacia el 417 y se apoderó de las provincias más ricas: Bética, Lusitania, Tarraconense y Cartaginense.
Pero en el noroeste de la península, más pobre, en Gallaecia, pervivieron los suevos y algunas tribus vándalas, estos últimos, más numerosos y agresivos, cercaron a los primeros, hasta ser derrotados y expulsados por Asterio, tras lo cual pasaron al norte de África en el 429.
Los suevos, cuyo rey era Hermerico y cuyo número ascendía a unas 25 000 personas, tuvieron dificultades para controlar un territorio donde había 700 000 hispanorromanos, a los cuales sometían al saqueo y la destrucción con acuerdos para mantener la paz, la cual llegó en el 438 cuando se firmó un acuerdo con la aristocracia galaica.
En el 438 el rey suevo Requila marchó con sus tropas contra Bética y derrotó a un ejército local. Tras eso ocupó Augusta Emerita y Myrtilis y en el 441 entró en Sevilla, capital de Bética. Para entonces los suevos alcanzaron su máxima extensión territorial y el Imperio romano solo mantuvo la Tarraconense con la ayuda de los visigodos.
En el 446 los suevos derrotaron a los visigodos cuando estos últimos intentaron recuperar Bética para el Imperio. En el 448 Requiario sucedió a Requila. Este intentó afianzar su reino y se casó con una princesa del reino visigodo de Toledo. Por ese tiempo apoyó una revuelta en Tarraconense, pero fueron derrotados y firmaron la paz con el Imperio.
En el 456 murió el emperador Valentiniano III. Requiario rompió la paz con el Imperio e inició saqueos en Tarraconense y Cartaginense e hizo caso omiso de las súplicas de paz imperiales y visigodas.
El rey visigodo Teodorico II, exasperado, atacó a los suevos y los derrotó en el 456 en el río Órbigo en la cual Requiario fue apresado y ejecutado, después ocupó la capital sueva, Braga.
Teodorico nombró a Agiulfo gobernador de la región y después avanzó a Augusta Emerita, pero tuvo que irse a Galia ante la la muerte del emperador Avito.
En el 457 Agiulfo se rebeló a los visigodos, pero fue derrotado. Esta convulsión provocó el rebrote de la resistencia de los suevos, dentro de mis cuales surgieron varios grupos y líderes que se enfrentaron por la jefatura del extinto reino.
Teodorico mando tropas para sofocar a los ahora rebeldes en el 460 y se apoderó de Lugo y Santarem. En el 460 quedó un único líder suevo, Requimundo, el cual siempre había favorecido una política de cooperación con los visigodos. Teodorico aceptó al nuevo líder con el título de rex, el cual quedó bajo su soberanía y se convirtió al cristianismo arriano.
En el 458 Requimundo rompió la paz con los visigodos y comenzó a apoderarse de tierras en Lusitania. A partir de 459 la Chronica de Hidacio se interrumpe y no hay noticias de este pueblo hasta el 550. Algunos historiadores suponen que en esos 90 años los hispanorromanos y suevos se integraron y el reino se fortaleció ante la paz exterior favorecida por la pobreza del territorio y la debilidad de los visigodos.
Entre el 561 y 572 llegó población britanorromana de Gran Bretaña a la costa lucense, escapando de los anglos y sajones.
En torno al 550 los suevos se convierten al catolicismo. Durante el reinado de Chariarico se intentó convertir a toda la población sueva.
En el 568 subió al trono visigodo el rey Leovigildo, el cual intentó restablecer el control sobre toda la península. En el 583 los visigodos derrotaron a los suevos en Sevilla, lo que quebró su fortaleza militar y el nuevo rey suevo Eborico juró fidelidad a los visigodos. Esto le granjeó enemigos y un año después fue derrocado por su cuñado Andeca. El rey visigodo Leovigildo entró en las tierras suevas y las conquistó. Andeca fue internado en un monasterio.
Ese fue el fin del reino, que quedó integrado en el reino visigodo y se convirtió en una provincia.
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