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Paisajes inigualables, gastronomía deliciosa y edificios que parecen sacados de una película, así es Tailandia, un país conocido por sus playas tropicales, pero sobre todo, por sus grandes palacios y templos. En la ciudad de Nakhon Pathom, justo al lado de Bangkok, la capital, se encuentra uno de los edificios más impactantes del mundo que, a pesar de su belleza, no se suele ver en las guías turísticas.
Se trata del Wat Samphran, un templo envuelto en una escultura en forma de dragón gigante, de ahí que también se conozca como el Templo del Dragón. Su belleza arquitectónica y los trágicos sucesos que ocurrieron en él, han convertido este edificio en uno de los más impactantes del país.
Un recorrido por el edificio budista
Tailandia cuenta con construcciones dignas de visitar al menos una vez en la vida, pero el Wat Samphran es sin duda uno de los edificios que no debes pasar por alto si visitas el país. No solo te llamará la atención por su diseño, sino también por su historia.
El edificio cuenta con una estructura circular rodeada por un enorme dragón que va desde el suelo hasta lo alto de la torre, donde reposa su cabeza. Para acceder a la planta superior hay que atravesar el cuerpo del dragón, que equivale a 17 pisos, aproximadamente. En la parte inferior se puede apreciar un ataúd con fotos de un monje alrededor. Se trata de Phra Jam Long, el creador del edificio, que, según cuenta la leyenda, pasó 38 días en el ataúd sin respirar y sin que su corazón latiera, y después despertó.
En una de las plantas, podrás ver una representación del nacimiento de Buda, y según la tradición, hay que rodearla tres veces siguiendo la dirección de las agujas del reloj para tener buena suerte. En la parte superior, donde se encuentra la cabeza del dragón, los visitantes tocan la barbilla de la escultura y piden un deseo.
Trágicos sucesos
El edificio fue registrado oficialmente en el año 1985 bajo el nombre de Wat Buddha Pawana, pero fue modificado tras una serie de sucesos que ocurrieron en él. En el año 2004, el abad que dirigía el templo, fue condenado 160 años de cárcel por abusar durante años de 9 niñas que habían acudido al tempo para su educación. Varias monjas también fueron acusadas de haber ayudado al abad y fueron condenadas a penas de entre 10 y 30 años de cárcel.
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