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España es un país con multitud de municipios dignos de visitar al menos una vez en la vida, ya sea por su impresionante arquitectura, como por la historia que los envuelve. En Castilla-La Mancha, al norte de Cuenca, se sitúa un pueblo de origen romano con edificaciones árabes, como su sorprendente castillo, y un increíble mirador.
Se trata de la villa de Beteta, que además de sus impresionantes construcciones, destaca por los paisajes que la envuelven: grandes hoces que talladas en la roca; una gran laguna, ideal para descansar, y una cueva kárstica. Es el lugar ideal donde poder disfrutar tanto de la arquitectura de sus edificios como de la naturaleza.
Estos son los orígenes de Beteta
Beteta estuvo habitada por los antiguos romanos, quienes denominaron el municipio como Vétera. Sin embargo, con la conquista musulmana, el pueblo pasó a denominarse Beteta, justo cuando alcanzó gran importancia gracias a su posición estratégica, ya que "era un lugar de enlace con Cuenca, Molina y la frontera del dominio musulmán", tal y como afirma el ayuntamiento de la localidad.
El pueblo fue considerado uno de los más importantes de la zona durante la Edad Media "al ser una zona rica en pastos", afirman. A mediados del siglo XIX, durante la primera guerra carlista, Bateta fue considerada como un importante punto estratégico. Fue en ese momento cuando se decidió restaurar el castillo, reforzando sus defensas y acondicionando las dependencias interiores.
Un recorrido por las calles de Beteta
Beteta se sitúa a las faldas del castillo de Rochafrida, una fortaleza de origen árabe que cuenta con un gran mirador desde donde se pueden apreciar unas vistas de impacto. Se encuentra a 1.300 metros de altitud sobre una pared de roca negra.
Aunque fue reconstruido a mediados del siglo XIX, a día de hoy se siguen conservando los restos de los basamentos, arranques y parte de las torres y los fosos. Se puede acceder a él tanto a pie como en coche.
La iglesia parroquial de la Asunción es otro de los monumentos a destacar en Beteta. Es de estilo gótico y cuenta con una portada plateresca. Por otro lado, su Plaza Mayor es el claro ejemplo de arquitectura conquense.
Una naturaleza impresionante
A las afueras de Beteta es posible visitar un gran mirador panorámico que destaca por tener una gran escultura de un Cristo, muy similar a la que se encuentra en Río de Janeiro, en Brasil. El municipio cuenta también con una laguna ideal para relajarse y desconectar, rodeada de un increíble paisaje verde, y una mina romana situada en una antigua cueva.
Cómo llegar a Beteta
El trayecto en coche hasta Beteta desde Cuenca es de 1 hora y 10 minutos por las carreteras N-320 y CM-210. Desde Teruel, el itinerario es de 2 horas por las carreteras A-23, N-211 y CM-210.
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