Noches inquietantes
Esta terrorífica historia es una experiencia vivida por una de la seguidoras de esta página. Ella prefiere mantenerse en el anonimato. Espero que ustedes también sientan el terror en sus pieles así como yo, al momento de leerla por primera vez, lo sentí.
En aquellos tiempos, estaba trabajando, por lo que mi hija vivía con mis padres. Hacía unos meses que mi pareja sentimental y yo nos habíamos mudado a una pequeña casa juntos. Cuando finalmente tuve un período de vacaciones en el trabajo, decidí llevar a mi hija a pasar unos días conmigo en nuestra nueva vivienda.
La primera noche, mi hija me llamó llorando, sintiendo miedo de quedarse sola en su habitación. Al principio, pensé que era una reacción normal, ya que ella nunca había estado lejos de mis padres. Sin embargo, al día siguiente, mientras estaba en la cocina preparando el almuerzo, escuché a mi hija hablar y reírse con alguien. Esto me pareció extraño por dos razones.
En primer lugar, mi hija siempre había sido una niña tímida y no solía reír a carcajadas. En segundo lugar, lo más intrigante era que ambas estábamos solas en la casa. Entonces, ¿con quién estaba interactuando mi hija? Esta situación me preocupó profundamente, ya que era la primera vez que algo así sucedía.
Me acerqué a ella y le pregunté si me estaba diciendo algo. Sin embargo, ella respondió que no, que estaba hablando con su amiguita. Al principio, consideré la posibilidad de que algún vecino o niño del vecindario hubiera entrado en casa para jugar con mi hija sin que yo me diera cuenta. Pero esta idea se desvaneció rápidamente, ya que no había nadie más en la casa.
Le pregunté a mi hija cómo se llamaba su amiguita, y ella respondió que se llamaba "Chiri". Al principio, pensé que era solo una invención de su imaginación, una amiguita imaginaria que había creado debido a la soledad que sentía al estar lejos de mis padres. Me retiré a la cocina y continué con mis tareas domésticas, mientras ella seguía hablando con "Chiri" en lo que yo estaba segura de que era un monólogo.
Sin embargo, todo cambió repentinamente, y ese día marcó el comienzo de mi calvario. Una hora después de que mi hija estuviera jugando con su "amiguita", escuché sus llantos desesperados. Corrí a ver qué había sucedido, y mi hija me mostró su brazo, en el que claramente se veía la marca de una mordida.
Le pregunté por qué se había mordido el brazo, y ella respondió con voz temblorosa: "No fui yo, fue Chiri". Intenté explicarle que Chiri no era real, que era solo una amiguita imaginaria debido a su soledad, pero ella insistía en que había sido Chiri quien la había mordido. Esa noche, decidí no dejarla dormir sola, y todo pareció estar bien.
Al día siguiente, mi hija volvió a jugar con su "amiguita", pero esta vez terminó llorando porque Chiri la había hecho meter un objeto en un enchufe eléctrico, recibiendo una peligrosa descarga eléctrica que podría haberla electrocutado.
Estos eventos ya me tenían profundamente nerviosa, pero el tercer día fue la gota que colmó el vaso. Mi hija subió a un árbol de mangos, algo que nunca había hecho antes, simplemente porque "Chiri" se lo había ordenado, amenazándola con hacerle daño si no lo hacía.
Lo que finalmente me llevó a sacar a mi hija de esa casa y devolverla a casa de mis padres fue el hecho de encontrarla con un alambre eléctrico, con las puntas peladas, a punto de introducirlo en un enchufe. Era evidente que estas acciones estaban siendo comandadas por alguien o algo que no era mi hija.
Unos días después, conversando con una vecina cercana, compartí todo lo que había sucedido con mi hija. Lo que me dijo la vecina me erizó la piel. Resulta que, hacía seis años, en esa misma casa, una niña de 8 años había muerto electrocutada. Quise saber cómo era esa niña físicamente antes de su trágica muerte, y la vecina me informó que tenía la piel oscura, pero unos ojos claros y un largo y hermoso cabello. Agradecí a la vecina por compartir esta información, mientras el tiempo parecía eterno esperando volver a ver a mi hija.
Al regresar a casa, pregunté a mis padres si mi hija había vuelto a hablar con su "amiguita" Chiri, y me tranquilizaron al decirme que no lo había hecho. Sin embargo, en ese momento, mi hija entró en la sala y, escuchando mi conversación, afirmó que nunca más jugaría con Chiri, porque Chiri era mala y tenía una apariencia aterradora debido a las quemaduras en sus brazos, lo que le causaba un gran miedo. Aunque ya no tenía dudas de que mi hija había experimentado algo paranormal, le pregunté si Chiri tenía la piel blanca, y ella respondió que no, proporcionando una descripción idéntica a la niña que había fallecido en la casa.
Desde entonces, mi hija ha mantenido el recuerdo de su "amiguita" Chiri, pero siempre me he encargado de decirle que Chiri era su amiguita imaginaria. Aunque no puedo explicar completamente lo que sucedió en esa casa, lo que vivimos fue sin duda una experiencia inexplicable y aterradora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario