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Nos perdemos por los encantos de un pueblo en el que respirar la codiciada calma. Estos son todos los encantos del pueblo más pequeño de Alemania.
En un país cuya capital, Berlín -la más vibrante de Europa-, tiene casi cuatro millones de habitantes en 891,8 kilómetros cuadrados, parece mentira que pueda existir un lugar con tan solo nueve personas viviendo en 1,55 kilómetros cuadrados. El diminuto municipio de Dierfeld se encuentra en el distrito de Bernkastel-Wittlich, en el estado de Renania-Palatinado que hace de frontera con Luxemburgo. Realmente parece solo una urbanización de casas muy similares algo alejada del núcleo de población principal, pero lo cierto es que es un auténtico pueblo con alcalde y todos sus respectivos atributos.
Fue mencionado por primera vez en documentos del siglo XIII, cuando los condes de Manderscheid arrendaron el terreno actual del pueblo al abad del monasterio de Echternach. Allí construyeron un pabellón de caza que entonces pertenecía a su condado hasta la Revolución francesa. Con el tiempo se fue dando forma al territorio y actualmente cuenta con ayuntamiento propio y pertenece a la tercera generación de la familia Greve-Dierfeld. Uno de sus miembros es también el alcalde, que no forma parte de ningún partido y cuyo proyecto más ambicioso es abastecer toda la localidad con energía solar.
Autoabastecimiento de un lugar "idílico"
Aquí no hay delincuencia y tampoco desempleo. La economía de Dierfeld se basa en la empresa agrícola y forestal de la que es director el alcalde y que atrae a trabajadores de los alrededores, sobre todo en la época navideña con el acebo. Recientemente, además, se ha abierto un alojamiento vacacional ya que, según el propio alcalde contó a un medio alemán, "se puede hacer senderismo y montar en bicicleta, hay dos lagos volcánicos para pescar y la región de Mosela está a un paso". Los propios vecinos hablan de su pueblo como "un callejón sin salida" que es al mismo tiempo un lugar "muy idílico".
Presume también de tener la mayor densidad forestal por habitante y de tener la mayor proporción de extranjeros de todo Alemania: siete de sus habitantes son de nacionalidad polaca. Sin embargo, no siempre fue así. En la década de 1950 se alcanzó el récord poblacional con 43 vecinos. En poco más de una década el número descendió hasta 25. En 1970 eran ocho y en 1987, solo siete. Fue en el año 2011 cuando alcanzó los diez y en 2021 cuando se quedó en nueve.
Con esta cifra se ha convertido en la única comunidad alemana con menos de diez habitantes. Su alcalde está orgulloso del pueblo y de su tamaño, presumiendo de que es mucho más fácil de manejar cuanto más pequeño es el lugar.
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