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Nos adentramos en territorio indígena para descubrir cómo vive el pueblo Guna en una de las 50 islas habitadas del archipiélago panameño de San Blas.
Viajar hasta el archipiélago panameño de San Blas constituye una experiencia única, ya que a sus paisajes de infarto se le une la amabilidad del pueblo Guna. Ahora bien, el viajero que quiera tener a mano todas las comodidades de la vida moderna, mejor que busque otro destino, ya que en estas islas no hay ni conexión a Internet ni se aceptan pagos con tarjeta de crédito.
Conocido como archipiélago de las mulatas o de Guna Yala, San Blas cuenta con unas 365 islas diseminadas por la costa caribeña oriental de Panamá. Un paraíso gobernado por el pueblo Guna que habita solamente medio centenar de islas en el archipiélago y que se ha convertido en uno de los destinos ecoturísticos más exuberantes de Panamá, gracias a sus playas de arena blanca, sus aguas cristalinas y el arte de su población autóctona.
Descubriendo el pueblo Guna
Lejos de los circuitos comerciales, las islas de San Blas siguen ajenas a ese turismo de masas que, en ocasiones, corrompe las tradiciones locales. Los guna siguen viviendo como lo hacían antaño, dedicándose mayormente a la pesca y la artesanía. Slow life en estado puro y para el que no son necesarias ni las tarjetas de crédito (asegúrate de llevar dinero en efectivo) ni conexión a Internet.
No existen en Guna Yala grandes establecimientos hoteleros ni restaurantes de renombre. El viajero que llegue a este paraíso perdido vivirá una experiencia mucho más local, en pequeños alojamientos de paja y saboreando comida recién pescada. Una forma de viajar que nos acerca a la esencia de este pueblo que rinde culto al dios ibe orgun y que, a nivel político, conserva su propia autonomía con respecto a Panamá.
La vida en las islas de San Blas discurre tranquila; los hombres salen a faenar mientras que los niños aprenden en alguna de las escuelas del archipiélago. Por su parte, las mujeres se dedican a mantener vivas sus tradiciones, fundamentalmente las relacionadas con la artesanía.
El viajero que ponga un pie en este destino caerá rendido ante los tejidos hechos a mano que aparecen en los atuendos femeninos tradicionales del pueblo Guna. Y es que sus molas, tejidos con telas de colores de diseños geométricos, son una fantasía para la vista.
Molas: artesanía del pueblo Guna
Los patrones geométricos de las molas se inspiran en las creencias del pueblo Guna y recrean su particular visión del mundo; un mundo lleno de colores en el que humanos, animales y plantas forman parte trascendental de la Naturaleza.
El origen de las molas
Las molas tienen su origen en la tradición de la mujer guna de pintarse el cuerpo con motivos geométricos utilizando pinturas naturales. Tras la colonización española, estas decidieron empezar a trasladar esos diseños a diversos tejidos, primero pintándolos directamente y, después, cosiendo unas telas encima de otras.
A pesar de que no hay conexión a Internet ni grandes comodidades, viajar a alguna de las islas de San Blas constituye una experiencia única e inolvidable. Imprescindible resulta hacer parada en El Porvenir, capital de Guna Yala, alquilar una barca para llegar hasta las islas de Perro, Banedub o Robinson o disfrutar de las playas de Chichimei.
Paisajes exuberantes y vírgenes, la amabilidad de la población Guna y su gastronomía local, con pescados y mariscos recién capturados son motivos más que suficientes para descubrir este trocito de cielo en la tierra en el que no hay Internet ni se aceptan tarjetas de crédito.
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